El tren blindado
En la ciudad que posee la isla en el centro,
hay un tren descarrilado ―museo nacional―
que los amantes fecundan con savia del cuerpo.
¡Viva ese hierro vencido por la claridad!
¡Viva ese lecho de amor!
Gentes que merecen el amor
pagarán, pagarán por todo.
Porque el que merece suele ser
el que suele tener deber.
Bienaventurado ha de ser
el que siembra para los otros,
el que en la semilla dejará
un jirón de su propio ser.
El tren blindado florece su estampa de hierro
desde que aquella guerrilla le molió la sien,
descarrilado por un manotazo del pueblo
para que un hombre se viera con una mujer.
¡Viva ese lecho de amor!