Fin de año

Somos iguales,

sin diferente altura.

Somos iguales

de anchura de cabeza.

Tuvimos padre y madre,

crecimos entre piedras

que quedarán por ti,

por mí.

En cierto porvenir

de nuestro porvenir.

En otro porvenir.

Hemos nacido juntos

y crecimos así,

rama del mismo árbol,

azul del mismo añil.

Hoy hay que adelantarse

a todo lo demás

y al diablo si sabemos:

queremos saber más.

Que se empuñen fusiles

de Historia con valor,

que los hijos revienten

sus casas con amor,

que se cambien la noche

y el día de lugar,

si comprendemos que algo

del tiempo viene mal.

Pídanme sus canciones a mí

y sus canciones cantaré,

nada de lo que pase aquí

le es ajeno a mi piel.

Ni los asuntos de vivir

ni los asuntos de morir.

Porque todo para mí

es todo.

Desde una palabra oscura

hasta la estatura de un conductor,

desde una piedra amarilla

hasta la sombrilla que tiene el sol.

Todo para mí

es todo.

Desde la anchura que engaña

que una montaña tiene a los pies

hasta su misma cabeza

que luce estrecha pero no es.

Todo para mí

es todo.