La tonada inasible

Hace quince segundos

que se murió el poeta

y hace quince siglos

que notamos su ausencia.

Creíamos entonces

que estabamos de vuelta,

cuando faltaba tanto

de ausencia y de poeta.

Hace quince milenios

se nos fugó el poeta

dejándonos sus viudas

y su niña eterna.

Brindemos por su verbo,

por su roja cabeza,

hermanos de la sangre

vertida del poeta.

Por él sus adversarios

no olvidan, mas celebran,

y por él, sus amigos,

como quiera que hoy sean,

se juntan nuevamente

por sus miserias

convocando a este muerto

de la salud perfecta.

Hace quince silencios

y otras muchas tristezas

quién sabe qué diría

su voz de inteligencia.

Por eso un cisne canta,

prófugo en la floresta,

la tonada inasible

que despertó el poeta.

(1995)