De la ausencia y de ti, Velia

Ahora sólo me queda

buscarme de amante

la respiración,

no mirar a los mapas,

seguir en mí mismo,

no andar ciertas calles,

olvidar que fue mío

una vez cierto libro,

o hacer la canción

y decirte que todo está igual:

la ciudad, los amigos y el mar,

esperando por ti.

Sigo yendo a Teté

semana tras semana.

¿Te acuerdas de allá?

Hoy habló de fusiles

despidiendo muertos.

Yo sé que ella me ama;

es por eso tal vez

que te siento en su sala,

aunque ahora no estás.

Y se siente en la conversación;

o será que llegó la impresión

de la ausencia y de ti.

No quisiera un fracaso

en el sabio delito

que es recordar,

ni en el inevitable

defecto que es

la nostalgia de cosas

pequeñas y tontas,

como en el tumulto

pisarte los pies

y reír y reír y reír,

madrugadas sin ir a dormir…

Sí, es distinto sin ti;

muy distinto sin ti.

Las ideas son balas

hoy día, y no puedo

usar flores por ti.

Hoy quisiera ser viejo

y muy sabio

y poderte decir

lo que aquí

no he podido decirte:

hablar como un árbol

con mi sombra hacia ti,

como un libro salvado del mar,

como un muerto que aprende a besar

para ti,

para ti,

para ti,

para ti.