El estante

En el estante, juntos,

puse al bueno y al malo.

¿Fue intención, o fue

soplo de esa tiniebla que revela

luminosa certeza?

Allí, en la madera misma,

piel contra piel erguí enemigas

transpiraciones de la historia

compitiendo en ternuras y odios.

A vivas penas tuve descanso entonces,

cuando en las sombras el estante

crepitaba en fulgores de combate.

Ayer,

con la vigilia hecha una abismo,

separé el beso de los libros.

Pero anoche dormí en tal escampada

que casi no despierto.

Por eso hoy los he vuelto a juntar

en el estante.