Rut Román (Contextos)

Rut Román, Revista contextos, 4 junio 1997

UNA PIEZA DE ARCILLA COCIDA

 

Los encuentros, los simposios y los recitales literarios se llenan la boca con la literatura "joven" de nuestro país. Este apelativo a la juventud de los autores en ocasiones es un misericordioso eufemis­mo. Por juventud se quiere decir vacuo, inexperto, atrevido editorial o, peor aún, irremisible aficionado a las letras.

Asimismo, muchos coméntanos literarios, aluden a la edad cro­nológica de ¡os escritores que ya esquinean la cincuentena. Nuestros "comentaristas" (critica literaria no hay) tachan -con una pasmosa tendencia hacia la generalización- a "esa generación" como estéril. superada y exenta de propuestas nuevas.

Los lectores de Rimbaud o de Borges coincidirán conmigo en que la edad de un autor no es garantía de nada. Los "enfants terri­bles" no siempre son portadores de espontaneidad, frescura y talento precoz. Asi también, no todos los autores que pintan canas y años son * fuente de sabiduría, ponderación y buen oficio.No, en arte la edad no es garantía ni excusa de nada.

Todo este prolegómeno para mencionar lo que. en este caso, es­ta justificado decir: la edad del autor de También tus arcillas. Justi­ficado porque. Modesto Ponce (Quito. 1938), a sus 59 años acaba de lanzar su primera producción cuentistica. Este dato cronológico, co­mo ya dijimos, no lo exime ni le exige nada a él. como autor. El tex­to, como ya veremos, tendrá que responder por si solo. Lo que cabe destacar en el caso de Modesto es el irreverente giro de timón que él dio a su vida. Luego de haber desarrollado durante largos años algu­nas "actividades gerenciales". como apunta -casi avergonzado- en la solapa de su libro, decide con convicción lanzarse a la producción li­teraria. Este acto de voluntad individual sobre los borreguiles roles que la vida nos dio, es un espaldarazo para todos los que aún cree­mos que siempre, no importa la edad, tendremos la facultad de inven­tamos una vida a nuestra medida.

Bueno, y ahora sí. entremos en la materia que nos ocupa: los cuentos de También tus arcillas.

El libro consta de trece cuentos de similar extensión y formato. La temática no ha sido un factor aglutinante, pero si la tónica de la reminiscencia, y esto redunda en beneficio de la variedad. Tónica de reminiscencias y viejas nostalgias se percibe desde "Sara", cuento con el que se ingresa en la lectura. "Sara" acierta -sin caer en el consabido empalado- en un retrato de amor filial entre niña y abuelo. Sin embargo, al igual que en aigunas otras lineas, la voz narrativa se ex­travia a la hora de enrrumbar gramaticalmente algunas oraciones su­bordinadas, ya que cienos pronombres están huérfanos de su refe­rente, "...antes de salir a la playa, se pondría un grueso gaoán. carco­mido por los años, una gorra de lana que enmarcaría sus ojos tristes y su barba blanca, algo descuidada, pero la dejaría en casa para pro­tegerla de la arremetida de los ventarrones..." Parece que dejaría la barba en casa, no?

Pero lo importante es que nosotros no nos perdamos y sigamos adelante: "Nunca me dejes Laura" logra transmitimos por "impreg­nación", en palabras de Suskind, la volátil y evanescente sensación de quien se diluye entre la última conciencia y el sueño final. En cuentos como "Hay un bosque espeso hacia el oeste" capturamos el guiño cómplice dei antihéroe de El Perfume: el nacimiento del ino­doro e indeseado Jean Baptiste Grenouille: "...nació medio muerto -muerto y medio dijeron los que lo vieron una vez que espantaron al perro- ...con los ojos secos, grandes y asustados que después mantu­vo para siempre, tratando de gntar para que alguien, cualquiera le metiera un soplo de vida, encontró él solo, la forma de salir de! aprie­to".

Así también en "Todo es cuestión de tiempo Renata", coincidi­mos en la ojeriza que nos provocan esos hombres grises de Michael Ende con quien Momo luchó a nuestro favor: "¡Nosotros recibimos en depósito su tiempo!...para devolverlo en la forma que lo desee. Ahorramos el valioso tiempo recogido de nuestros clientes y lo rein­tegramos en las épocas convenidas."

Para finalizar, y tomando el discreto consejo de Borges que de­cía que un autor tiene derecho a ser juzgado por su mejor página, re­visemos e! cuento "Hijo de hombre", sin duda, la mejor página de es­ta colección. Narración hipertexrual bíblica -desde su tirulo- en la que se propone una superposición sabia y eficiente, casi un palimp­sesto de aquel calvario que a todos nos pesa. Cuento bien logrado, mantiene en el anonimato la identidad del protagonista sobre quien se cierne la sombria atmósfera que antecede a la tragedia. La voz na­rrativa logra descripciones bellas y tristes y nuevamente bellas como La Piedad de Micheiangelo: "...una mujer, de rodillas en la tierra ba­ñada en la sangre de tanto ajusticiado, ha dejado de implorar por su hijo y asiste, desfallecida, dolorosa por siempre, irredenta -alguien debía haberla llamado Nuestra Señora de las Resignaciones-, al re­mate final, al lanzazo del centurión introduciéndose en el pecho del condenado."

Tlan. tlan... con eso he terminado: compren, lean, disfruten de También tus arcillas, obra amasada con arcilla de calidad y cocida al fuego lento y delicado del trabajo con las palabras.