Qué hacer

Fuera del pilche

Modesto Ponce Maldonado

Cuando llegue la medianoche del último día de este siglo

-que no será sino una fórmula más de las tantas que tenemos los humanos-, posiblemente no tendremos ni el valor ni la sensatez de decir, de gritar: )Qué hemos hecho? )Adónde vamos? En efecto, da la impresión que nos lanzamos de bruces, ciegos, hacia el año dos mil, unos con miedo, otros llenos de incertidumbre, la mayoría con desesperanza y frustración. Y esas preguntas corren el peligro de no ser hechas, peor satisfechas. )Hemos perdido la capacidad de preguntar, sobre todo de cuestionar? En fin... habrá una buena farra o un buen partido de fútbol, esos breves y transitorios paraísos de los ecuatorianos.

Algunos grupos, desorientados por el síndrome de la caída del comunismo y el derrumbe del muro, no aciertan qué decir ()el cerco a Cuba no es un muro levantado por una nación "libre" en el cristianísimo occidente?). Otros cabalgan satisfechos sobre el corcel desbocado del neoliberalismo, galopan ()hacia adelante?) mientras los problemas sociales se multiplican. Otros, más sensatos, empiezan a pensar que los dogmas de la "libre empresa" y del "mercado" empiezan a fallar cuando algunos negocios, no necesariamente pequeños, comienzan a verse en aprietos, muchos agricultores empiezan a ahogarse, la desocupación aumenta, la capacidad adquisitiva disminuye, los bancos no pueden cobrar sus créditos, hay soplos de una posible recesión... mientras las vitrinas están repletas, llenando de avidez los ojos y de sueños irrealizables las cabezas.

No hay duda que la gente se ha visto obligada a inventar la economía del medio pan y del medio zapato... hasta que el sistema funcione ()cuándo?) y comience a alcanzar para todos. En los hospitales públicos no hay ni siquiera hilo para coser una cabeza, y los muertos esperan insepultos que los familiares obtengan el dinero que no tuvieron para curarles mientras vivían. Los niños se duermen de agotamiento en las escuelas fiscales porque no desayunaron y apenas llevaron algo a la boca la noche anterior; los mismos niños a quienes le jerarquía eclesiástica se empeña en enseñarles "moral y religión", "para que aprendan a no robar" decía una señora ()por qué no les enseñarán a no robar a algunos de nuestros dirigentes y no a los pobre niños desnutridos y muertos de hambre?). Somos ahora campeones ((al fin!) en accidentes de tránsito y en violencia, y la pantalla de televisión es una larga secuela de sangre y asesinatos, mientras la misma pantalla nos vende objetos a los cuales sólo una minoría tiene acceso. Estamos enseñando a la gente a comprar o a matar. Les tapamos los ojos a los niños ante las escenas de "sexo", pero los "power rangers" nos parecen una diversión sana. No es raro ver a alguien llegar en bus a posesionarse de una función pública y a los quince días manejar una Cherokee. Las organizaciones sindicales han perdido el rumbo. La centro izquierda se derechiza, se diluye o se descompone. Los compadres se pelean: )no son o no fueron todos, autoridades y candidatos, a su tiempo, "socialcristianos", en una u otra forma? )Qué discuten? )En qué no están de acuerdo? )Qué estrategias y objetivos los distinguen? Quizá solamente el temperamento del candidato, la coyuntura del momento y los distintos grupos económicos que los apoyan. En definitiva: la disputa por el poder. Los partidos no creen ni en sus ideas: se impone la moda del candidato "independiente" ()de qué?). Casi me atrevería a pensar que cada aspirante al voto popular tiene una sola línea: las recomendaciones del marketing. Altos funcionarios juegan al florón: "de mis manos ya pasó..." Los jueces aceptan el cargo después de arreglos y condicionamientos políticos. Un cardenal defiende a un vicepresidente. Al mismo vicepresidente le importa un comino que el señor presidente le pida la renuncia, pero la presenta ante una orden de captura. )Dónde queda el señor presidente? )Dónde el país? )Dónde la credibilidad? El grado de nuestra aceptabilidad ante los demás es la inaceptabilidad de los otros: soy bueno porque mis acusadores son peores. En la empresa privada, si un gerente abre, con fondos de la compañía y sin consentimiento de los socios, una cuenta a su nombre y el de su secretaria, está en la calle en un santiamén. )Qué seguridad hay que el presidente termine su mandato si otros enredos, sin más vergüenzas? )Qué sucederá, en estas condiciones, con la inversión extranjera, la panacea dorada del señor economista?

¿Qué hacer? ¿Una asamblea constituyente? No será suficiente: serán los mismos y la rueda seguirá dando vueltas en igual sentido, salvo -esta es una propuesta, una idea lanzada al azar- que la mitad de los constituyentes elegidos salga de los partidos; y la otra mitad, igualmente electos por voto popular (o por elección indirecta), representen a organizaciones y grupos humanos: empresarios, profesionales, trabajadores, mujeres, jóvenes, empleados, indígenas, artesanos, sindicalistas, ecologistas, científicos, estudiantes, intelectuales, artistas, profesores, etc. Lo ideal sería una asamblea constituyente con la máxima representatividad posible. Pero aun esta asamblea sería no más que una coyuntura, un procedimiento inmediato para salir del apuro, que corre el peligro de quedarse en los ámbitos de la inmediatez, en los terrenos del corto plazo. )Qué hacer para encontrar un rumbo?

No podemos estar peor. Hace poco escribía un influyente editorialista: ")Qué más se puede perder en un país donde ya todo está perdido?"

¿Variaciones sobre el pesimismo? Quizá sí o quizá no: hay un Ecuador oculto, silencioso, el de la gente corriente, la de todos los días, de aquellos días que se suceden uno tras otro, siempre iguales, sin ofrecer mayor esperanza.

(Quito, X-1995)

INÉDITO