Los cuentos clandestinos de Iván Carrasco M.

Modesto Ponce Maldonado


Residente en España desde 1973, este cuencano nacido en 1951 ha escrito 36 cuentos publicados en Quito por Paradiso Editores (219 páginas, 2008). Es su sexto libro. Colaborador de revistas literarias. Algunos de sus cuentos han sido finalistas en concursos realizados en España y México.

En general, son relatos cortos, ceñidos a la propuesta, directos. Cuentos que se aferran al tema. Sorprende el abanico de situaciones y espacios narrativos: de Borges a Frida Kahlo, de los cañaris a episodios que ocurren en Europa o en Cuenca, en los cuales se usan giros de nuestra forma de hablar, desde Woodstock a Mayo del 68. Atrae y convence la imaginación del autor.        

Dos constantes atraviesan estos textos. La primera, una presencia reiterativa de lo onírico, del sueño, inclusive de la locura, entremezclada, hasta el punto de no poder definir los límites con las simples y, a veces irrelevantes, realidades de la vida de los personajes. Estas fantasías y contrapuntos llevan necesariamente a desdoblamientos, búsquedas de identidades, pérdidas de la noción de uno mismo, insistentemente referidos bajo variados matices. La segunda, el hecho de que en la mayoría de los relatos se cuentan situaciones extremas, de circunstancias que se encuentren en los límites o acaso más allá. Estos elementos, justamente por esa misma simpleza de las situaciones, relacionadas con la vida cotidiana, otorgan a lo contado un dramatismo que golpea, cargado de ironía negra, a veces macabra, si no con la obsesión o la paranoia. 

Carrasco Montesinos usa de preferencia el monólogo y la primera persona por parte del personaje-narrador. Es un acierto, pues sin duda la forma escogida da mucho más fuerza al relato. La presencia de la muerte recorre todas las páginas.

“El cliente”, “De cómo desapareció el contratista” y “El nudo” son ejemplos de cuentos magníficos.     

    

                 (Quito, agosto 2009)