Los Lenguajes de la Piel.
Novela (2013)

Los Lenguajes de la Piel comenzó a ser escrita en el segundo semestre de 2007, mientras La Casa del Desván, ya terminada en los primeros borradores, descansaba y maduraba en espera de las revisiones finales. Los Lenguajes de la Piel fue retomada a fines de 2008 y concluida en 2010. Esperó más de dos años para ser editada y fue corregida y revisada por cuatro ocasiones sobre impresiones en papel. Esta novela se originó en una especie de fijación mental sobre un pequeño pueblo de casas de piedra, reconstruido junto a un viejo monasterio levantado hace trescientos años y también rehabilitado. Fue una imagen que en alguna forma llegó al autor quizás seis o siete años antes de que comenzara la novela, pasó a uno de los cuentos del autor y luego fue la semilla de la novela. Este pueblo es La Villa en la obra. Fiel a los ambientes urbanos, el autor no pudo dejar de crear, a unos cuantos kilómetros del pueblo, una "ciudad grande" que es, en la novela, nombrada como Santa Cruz de los Ríos, con año de fundación española también imaginario.

Resalta en esta obra la figura del Demon o Diablo, en el sentido dado por la mitología griega, como una especie de espíritu que recorre la obra como impulsor del Eros, de la creación artística, de la imaginación y de la sensibilidad, contrario al Demonio o Satanás creado por el judeo cristianismo. Los griegos consideraban al Demon como un intermediario entre los dioses y loa hombres, un compinche travieso y imaginativo que empujaba hacia las manifestaciones artísticas, la sensualidad, el amor y los sueños. 

Los Lenguajes de la Piel fue presentada en el Auditorio de la FLACSO el 21 de noviembre de 2013. Dialogaron con el autor en el evento los escritores Lucrecia Maldonado y Francisco Proaño Arandi. Coordinó el acto María Gracia Naranjo Ponce. 

La novela fue publicada bajo un sello personal del autor, PAN-ÓPTIKA EDITORES, igual que El Palacio del Diablo. La edición de los textos estuvo a cargo de Katya Artieda. Diseñó la portada Daniel Salvador, de MANTIS Comunicación. La fotografía del autor es de su nieta Rebeca Ponce Aylwin. En la portada se reproduce una pintura de 1914 del expresionista Egon Schiele (Austria, 1890-1918) titulada Krumau in Moldavia at Kleinstadt IV, que reproduce al pequeño y encantador Kraumau, situado hoy en la república de Moldavia (ex URSS), reconocido como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Este pueblo evoca en alguna forma a La Villa, referida en la novela.  

Desde la época de los primeros cuentos, la variedad de temas y la diversidad de los puntos de vista o de las formas de tratamiento de los relatos, hasta podrían dar la impresión de que pudieron haber sido escritos por distintas personas. Ponce cree que el tema impone el tratamiento y a la manera de desarrollar los textos. Con las novelas sucede igual. El Palacio del Diablo es una novela donde la ciudad de Quito, no solamente es el espacio de la obra, sino un personaje más, entre los innumerables que aparecen. Una obra que cuenta además con múltiples narradores, como una forma de multiplicar las formas ver y contar las cosas. Con su segunda novela, La Casa del Desván, el salto temático es radical: situarse en la cabeza de un demente que termina internado en su sanatorio, en una ciudad que no es nombrada ni sugerida. Más de la mitad de esta novela sucede, no en la "realidad" sino en la cabeza del enfermo, y sucede en orden cronológico inverso: desde último día de sanatorio hasta el primero. Los temas imponen en cierto modo el estilo, la estructura y los desarrollos narrativos.

En Los Lenguajes de la Piel se da otro viraje total: el tema central es la relación de pareja, la importancia de los cuerpos. Está situada en una ciudad imaginaria, con un nombre y una historia ficticios, que bien pudiera ubicarse, en la mente del lector, en algún país del sur del continente americano. Era casi impensable que la primera novela no se centrara en la ciudad donde nació, vive y morirá el autor. Con la segunda y tercera obras huye de Quito e inventa otros espacios. Aparecen entonces sus obsesiones: la mente humana, por un lado, y, por otro, el mundo del amor, de la sexualidad y de la creación artística, de la literatura. 

             

La contraportada de la obra señala:

“He soñado en elaborar un sistema de conocimiento humano basado en lo erótico´, dice M. Yourcenar. Eros, en la mitología griega, es la fuerza que empuja la imaginación hacia el amor, el arte y los sueños. El ser humano necesita de los otros, pero la relación más profunda está en la pareja. La obra trata de esa relación; un intento, desde la ficción, de acercarse a los temas del amor, la sexualidad, la pasión, la ternura, la infidelidad, la perecibilidad de ese amor o su capacidad de supervivencia. Y de cómo, en el acto de amarse, todo desaparece... Y también de las aventuras pasajeras, de los amantes, de la amistad, de la ingravidez de la existencia, del miedo al amor, y de la muerte… Del acto creativo y de la literatura como soporte de la vida. Vera y Matías se conocen después de romper con sus pasados. Ella esconde una pasión a la espera. Matías piensa que las cosas existen porque son nombradas y busca otros mundos a través de la escritura. Ellos creen en los cuerpos y descubren donde se encuentra el alma. Son Eros y la Palabra los que nos hacen humanos. Se cuenta del Demon, un hombre cobrizo, de mar, y de su romance fugaz con una mujer que quería volar. Luego permanece en la novela como un duende que la recorre: es el espíritu mágico que llevamos dentro. Y de Anaya, sometida a cerrojos y a dogmas, temerosa del placer e insatisfecha, acosada por la culpa, recibe sin dar, se ofrece pero no se entrega. Una novela que supera lo  érótico´, pero que trata de la eroticidad en su más amplio sentido y de su capacidad para reconocernos y percibir el mundo a través de Los lenguajes de la piel". 


En la solapa se lee:

"Imaginar una ciudad e inventar con palabras a algunos de sus habitantes, ¿no será motivo para que exista? El autor sabe que está en alguna parte. Sobre sus ríos tenía puentes de madera con cubiertas de teja destruidos por el progreso. Muy cerca se halla un pueblo llamado La Villa con casas, plazas y calles de piedra por donde no transitan automóviles, no existen letreros ni se escuchan ruidos. Junto a él hay un monasterio levantado hace tres siglos. Abandonados por años, han sido reconstruidos. El convento es ahora un hotel de lujo. Las viejas celdas donde los frailes tuvieron sus furores místicos fueron sustituidas por habitaciones aptas para otros arrebatos. La gente de La Villa está fuera del tiempo pero en el mundo; los huéspedes del hotel están en el mundo pero ajenos al tiempo. Serán inolvidables algunos de sus personajes: Ignacia, la campesina sabia; Marguerite, la ex prostituta de alma blanca; El Orate, viejo loco e ilustrado; Florencio, el payaso que nos recuerda a un personaje de Fellini. Vera y Matías decidieron hacer su vida allí. En un patio trasero hay un aromo, un árbol capaz de romper las rocas más duras y las tierras más áridas para crecer y vivir...".  


La obra está dividida en 18 capítulos: 

1. El aromo 

2. Los silencios 

3. La ciudad 

4. La palabra 

5. Vera 

6. La cabaña 

7. La amistad 

8. Anaya  

9. El vacío

10. La visita

11. Los cuerpos  

12. La culpa 

13. La Villa 

14. La muerte 

15. Los muros 

16. Los plazos

17. La ingravidez 

18. La puerta