Quito en la narrativa,

por Peter Thomas

Quito, un pretexto para el narrador

11/30/2008

Toda ciudad es un tema inagotable. “Si una ciudad fuese un cuerpo, y pudiéramos abrirla con un bisturí…” escribió Carlos Fuentes. Peter Thomas, un ecuatorianista de la Universidad de Carolina del Norte, escribió una obra sobre Quito en la narrativa ecuatoriana (La Palabra editores, 2005).

Modesto Ponce, escritor.

Calificado como “autor silencioso” comenzó en la madurez. Sus libros: ‘También tus arcillas’ (cuentos, 1998), ‘El Palacio del Diablo’ (novela, 2005, Premio Gallegos Lara), ‘La casa del desván’ (finalista premio Planeta, 2008).

Halló que existía un denominador común al tratar sobre la ciudad que él la conoce muy bien: laberíntica, enmarañada, casi maldita o mala, soñadora y encerrada, una urbe a la cual es “imposible arrancarle su secreto”, escribe, citando a Palacio. Thomas hace un recorrido detallado por más de 100 años. Comienza por el romanticismo de fines del XIX, las vanguardias con Hugo Alemán, Humberto Salvador, Palacio y J. Andrade Heymann, y el realismo, ejemplificado con Jorge Icaza en ‘El Chulla Romero y Flores’. Va luego “al eterno retorno” y la circularidad: J.E. Adoum (‘Entre Marx y una mujer desnuda’), Donoso Pareja, F. Tobar García (‘Los quiteños’), I. Egüez (‘Pájara la memoria’), J. Ponce (‘Es tan difícil morir’) y F. Proaño (‘Antiguas caras en el espejo’). En los “nuevos laberintos viejos” cita a A. Ubidia (‘Sueño de lobos’), R. Pérez Torres (‘Teoría del desencanto’), E. Cárdenas (‘Polvo y ceniza’) y J. Vásconez (‘El viajero de Praga’ y ‘La sombra del apostador’). Quito es “estado de ánimo” en obras como del mismo Ubidia, N. Salguero, J. M. Rodríguez, Huilo Ruales (‘Fetiche y fantoche’) y otra vez F. Proaño (‘Del otro lado de las cosas’), o se percibe un “retorno a la actualidad” en S. Páez, A. Macías Huerta, A. Noriega y Óscar Vela. El minucioso estudio de Thomas es digno de consultarse. Hay conocimiento, investigación, análisis. Basta mirar su extensa bibliografía. Luego, el doctor Thomas analizó la novela ‘El Palacio del Diablo’, escrita por el autor de esta nota, en la cual se trata de cubrir desde el Quito “mítico” hasta la ciudad “moderna”.

‘La guerra de la funeraria’, de Byron Rodríguez, entre la crónica y la novela, otro ejemplo de aproximación a la ciudad. Una vida no cabría en una novela. Menos una ciudad.


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