Telmo Herrera

Modesto Ponce Maldonado

Para Telmo Herrera (Mira, 1948) "La escritura es la magia del Universo." Se fue hace más de veinte años. Orgulloso de su dinastía mestiza, de su choledad que es la de todos, no olvida a su país. Estuvo en Sidney, Toronto, Madrid, Sevilla. Vive en París, casado con Martine, titulada en lingüística española, con quien tiene dos hijos. Poeta, pintor, director de teatro y novelista. De larga barba, parece un rabino deslenguado e iconoclasta, viste como le da la gana, no cree en Dios o lo quisiera distinto, y le gusta tomar aguardiente.

Ha adaptado Las Criadas, El grito, Navidad indígena, La casa de Bernarda Alba, Yerma, Bodas de sangre, Cajamarca, Don Juan y Fedra. Hace poco, en Quito, presentó en La Casa de al Lado, una pieza teatral erótica con mucho ritmo y humor. Como poeta publicó Correo aéreo, La publicidad o Cuentos de hadas del siglo XX, Algo así como un poema 78. Son suyos estos versos: "Cariñosamente a Augusto Pinochet./Con los cráneos..?/A jugar fútbol!/ Con los huevos/qué buena idea, a jugar billar/ Estupendo! Con las tibias béisbol/y con el resto?/para el almuerzo mi general para el almuerzo".

Escribió una gran novela que fue finalista del Nadal 1984: Papá murió hoy (Ediciones Destino, Barcelona). No ha sido publicada en Ecuador. Arturo Ortiz (Book Reviews, Iowa State University) la considera una "novela clave en la literatura ecuatoriana... Sin arriesgar demasiado...la novela mejor escrita por un ecuatoriano desde la publicación de Huasipungo." Uno de los jurados dijo: "Lo que ya no estaba tan visto, la capacidad léxica del narrador, la destreza para que de un lenguaje argótico...surja entero un cuadro tan convincente como sobrecogedor..." Miguel Donoso Pareja cree que "Herrera rebasa lo autobiográfico para entregarnos una novela sobre la muerte -siempre ajena, en los demás- y el tiempo..." Manuel Corrales (Revista Iberoamericana, VII-VIII,88) ha dicho que "uno de los ejes semánticos fundamentales...es el eje eternidad/ temporalidad", expresado en un "texto/collage en el que todo está presente, en el cual no hay secuencia temporal...un diálogo del narrador consigo mismo y con unos interlocutores vivos y muertos". Herrera escribe: "Yo huyo de la muerte más que del diablo: creo que con el diablo se puede dialogar, es muy inteligente el diablo católico, pero con la muerte, ni hablar..."

Para murió hoy es un borbotón, un inacabado grito de rebeldía, un torrente de nostalgias, perdidas en el pasado o en la distancia: hombres y mujeres que vivieron y murieron, otros que morirán después, hasta que, al fin, será él, el narrador-autor, aunque asegure que tendrá "una cita con la muerte el día que yo quiera, el día que yo decida..." El valor estético de la obra se encuentra en la capacidad de conducir al lector por un cauce -correntada, río inacabable- de palabras, frases y giros -entre insistentes, mordidos e incisivos- que presentan, en oleadas sucesivas, implacables, el salto a los recuerdos, la irrupcción de las añoranzas, la explosión de lo perdido, la rebeldía de vivir para morir o de estar ausente y ni siquiera ver morir. "El día en que usted muera (a su madre) yo no me vestiré de negro. Tendré otro color. Negra será mi alma; mi espíritu sí, pero no mis ropas; mis uñas sí, llenas de negro, color de la tierra, al querer, como un animal, desenterrar lo querido. Mi dolor será negro. Mi caminar será negro."

Sus dos últimas novelas son La Cueva, editada en París y en proceso de editarse en Quito, y que fuera presentada en el Centro Cultural Benjamín Carrión en julio pasado, y El Mirón, aún inédita. En estas obras, Telmo salta de la orilla de la muerte a los linderos opuestos, representados por la máxima expresión de vida y de amor, la sexualidad, aunque los textos tienden a lo puramente genital. Por eso la "vida eterna" es asexuada: hay que morir antes. Hasta que eso suceda -si sucede- la vida es amor y muerte. En los vericuetos que esconden sus palabras, ese es el dilema, el conflicto irresuelto, la tortura existencial, inacabada, de este hombre especial, complicado, atormentado, pero sencillo y limpio como un niño. )Cuándo y cómo los resolverá Telmo, a través de su arte? No lo sabemos.

Al pintar sigue escribiendo. En 1987 comenzó a participar en exposiciones. Su obra ha sido calificada de "caligrafía abstracta...grafismo obsesional de interminables frases... mundo magnético...vivaz universo gráfico...zarabanda de diminutas apariciones...tótems o torbellinos gráficos...", como un microcosmo hechicero y tentador. Quizás en breve la veamos en Quito, gracias a Libri Mundi y Art Forum, y a Telmo, naturalmente.

(IX-1995)