Alfonso Reece Dousdebés

 EL ESCEPTICISMO LUMINOSO DE MODESTO PONCE

Su recopilación de relatos comienza con la tierna historia de un abuelo que narraba un cuento. Aunque queda esa historia  en la penumbra, se adivina que no se trataba un cuento de hadas. Es un frontispicio adecuado al trabajo de Ponce, quien en la vida real es un vital y lúcido abuelo, un narrador, sólido y lleno de recursos. "También tus arcillas" es un libro muy redondo, en el cual todas las historias se corresponden por su sosegado dramatismo y por su tema, pues, en síntesis, todas versan sobre el amor y la muerte, es decir sobre la vida. Sin embargo sorprende por la variedad de aproximaciones, de  tratamientos, de enfoques, de ambientaciones, que el escritor consigue con esa austera paleta de pasiones.

Así, al delicado preludio sucede el áspero y terrígeno caso de un niño deforme. Le sigue un ligero adulterio, narrado vía fax, que no tendría interés de no ser la protagonista una seria ejecutiva y madre de familia. Se mete luego a buscarle un padre griego a Cristo, la discutible validez histórica y teológica de la imagen se olvida por la alta clave poética en que se cuenta. La sensualidad, recatada y elegante de un azul opalino, se desborda en otra parte, frenéticamente con zapatillas de cuero en un personaje que es apenas una mancha en el espejo. Recurrencias obsesivas a la infancia en medio de la precisa crónica urbana, para terminar, de nuevo, en el fracaso de toda sabiduría frente a la certeza ininteligible de la muerte. Esos pueden ser los temas de "También tus arcillas".

Dejando de lado el caso de "Los hombres sin rostro", porque una buena causa no contribuye a hacer un buen cuento, las historias fluyen y,. en el verdadero sentido del término, fascinan. La literatura ecuatoriana ha impactado en Ponce, un lector empedernido, y a su influencia le hace concesiones no siempre pertinentes. Pero, en donde fallaron muchos de nuestros escritores, en el manejo elegante y diestro del idioma, en cambio este autor es un perito. Así, la arcilla básica de un relato, la lengua, es de primera calidad, y en base de ella modela con ventaja sus historias.

Pero no es la forma cuidada, a veces preciosista, su  única cualidad. Los' temas densos, y también los livianos, son abordados con profundidad, a través de una mirada abismada y algo escéptica, sin la menor sombra de pedantería.

Se ha dicho que Ponce es un escritor tardío, ¿existirá tal cosa? Cada autor publica cuando las circunstancias externas los permiten, pero sobre todo cuando las condiciones internas lo autorizan. El talento brilla siempre, sin que sea relevante la edad del escritor, porque bien puede un hombre de ochenta años publicar un libro prematuro. "También tus arcillas" sale en el momento preciso de maceración y madurez, cuando su creador ha logrado cristalizar un estilo y un pensamiento.