Diario Expreso (Guayaquil) (2008)

Respuestas al cuestionario del Diario El Expreso

1.- Cómo asimila el hecho que un escritor ecuatoriano haya estado entre los 10 finalistas del Premio Planeta Casa de América que es considerado como uno de los más importantes no solo de América Latina sino también del mundo.

La literatura ecuatoriana no tiene por qué ser inferior, y de hecho no lo es, a las otras en Latinoamérica. Uno de los graves problemas, a más de la disgregación, el racismo y el individualismo, es que no nos queremos ni queremos lo nuestro. Destruimos bosques y ciudades. Eso nos aplasta y contribuye, en cierta manera, a que el país pese menos de lo que vale, y esta circunstancia puede limitar nuestros lenguajes o hasta castrarnos. Nos une lo negativo. No lo que somos, tenemos y valemos. Uno escribe donde le toca, pero es fruto del entorno desde que nace. A pesar de las bárbaras desigualdades sociales y de su consecuencia la pobreza y la violencia, la gente es buena y trabajadora, aún se respira, aunque con dolor. No nos une, por ejemplo, lo mejor de nuestro patrimonio nacional que es una naturaleza inigualable. Suspiramos por lo extranjero, por imitar. El norte de Quito es feo, desordenado urbanísticamente; el Malecón 2000 es feo, no refleja a la ciudad como el Palacio Municipal o Las Peñas, y rom

pe la continuidad con una ría majestuosa. Estamos contaminados de letreros, comercio vitrinas y automóviles. El Gobierno y los Municipios deben prohibir el uso de idiomas extranjeros en letreros, nombres de establecimientos, marcas, etc., salvo las de origen internacional. Repito: debemos querernos y querer lo nuestro. En esa forma asumo el hecho de ser finalista: con una confesión de lo que somos o debemos ser.

2.- Usted se considera como un escritor tardío. Tiene 70 años y empezó a escribir hace solo una década. Qué hizo antes. Ya se inclinaba como escritor... o eso lo tiene desde muchos años atrás?

La literatura estuvo siempre dentro de mí. Nunca deje de leer, a pesar de épocas con muchas ocupaciones. La lectura —a más de la vida— son el alimento del escritor. Siempre me atrajo la palabra, amé a los libros, los cuidaba y hasta acariciaba. La magia de otras vidas y otros universos me deslumbraban. Alguien dijo que “la literatura es la narradora heterodoxa de la historia”. En la literatura todo es ficción y mentira. En consecuencia, todo es verdad. Empecé a escribir por una necesidad vital, porque necesitaba respirar. Estudié Derecho y luego me dediqué a actividades gerenciales y particulares. Otros mundos…

3.- En qué se fundamenta la historia La casa del desván, cuál es el hilo conductor de la historia y a qué le atribuye usted que la obra haya sido escogida entre más 500 trabajos.

En mi primera novela EL PALACIO DEL DIABLO creo un universo de personajes, historias y significados alrededor de Quito, ciudad que, más que un espacio narrativo, es un personaje. Confieso que, a veces, soy cruel y crítico con mi ciudad, ama

da y odiada a la vez. Se trata de una novela que cuestiona al poder. En ese sentido es una obra “hacia fuera”. En LA CASA DEL DESVÁN me traslado hacia el cerebro de un enfermo mental que termina en un sanatorio. Voy, pues, “hacia adentro”, hacia ese universo infinito y complejo. Yo diría, aunque no lo puedo saber, que la obra fue escogida para finalista por el lenguaje que usa y por su estructura.

4.- En que tiempo y espacio usted narra la novela?

El tiempo novelesco ocurre por el año 1995. Sucede en dos bloques: el primero, seis meses antes del ingreso al sanatorio y luego dos meses de internamiento. Los bloques no son sucesivos; se alternan. El primer bloque está escrito en primera persona; el segundo en tercera persona, con constantes flashbacks. El 70% de la novela ocurre en realidad dentro de la cabeza enferma del protagonista, donde todo es caótico y fragmentado, hasta tal punto que lo que sucede en la casa que tiene un desván ocurre exclusivamente dentro del cerebro. Todo el primer bloque del sanatorio está contado a la inversa, o sea desde adelante hacia atrás. El lector no se pregunta qué pasará mañana, sino qué sucedió ayer. En este bloque, además, el protagonista vive cincuenta años atrás, aunque mantiene su edad de 50 años. La novela se cuenta en una ciudad imaginaria, innombrada.

5.- Cuando concluyó la obra, usted consideró que podía estar entre las semifinalistas inclusive ser la ganadora... o la envió la concurso para ver qué pasaba...?

Hay que jugársela. Los concursos son una ruleta y la mayoría de los escritores envían sus obras. Yo no pensaba en nada. Simplemente la envié. Una obra puede circular sola dentro de un país, pero —salvo el caso de escritores famosos— necesita de las editoriales grandes y de los premios. Ecuador está aislado. América Latina también. No nos conocemos entre nosotros. Piénsese nada más que los grandes escritores latinoamericanos han vivido en Europa. Hay dos graves limitaciones más: el bajo nivel de lectura de la gente y la invasión de literatura basura, de autoayuda o esotéricas. Nos estamos degradando debido al marketing y a la estupidez.

6.- Cuánto tiempo duró el proceso de escritura de la obra?

Tres años aproximadamente, desde 2003 al 2006, aunque hice dos revisiones a fondo a comienzos de 2007. Corrijo también en el papel, con lápiz y borrador, como en los tiempos de la escuela.

7.- Su vida privada tiene algún parecido con la del personaje principal?

Espero que no, pues debería estar en un sanatorio y en este cuestionario de EL EXPRESO hubiera asumido el papel descontrolado del personaje principal. No lo hubieran publicado. De todos modos, consulté con un psiquiatra amigo —no mi

caso, ya que la literatura es suficiente catarsis— sino el del protagonista, con el objeto de conocer si era o no coherente y verosímil el personaje insano.

8.- La obra La casa del desván tiene alguna relación con sus otras obras o son independientes unas de otras?

Totalmente independientes. Aún mis cuentos de También tus arcillas son muy diferentes entre sí. El Palacio del Diablo tiene muchos referentes históricos y literarios. El texto tiene varios narradores, inclusive un “coautor ficticio”. Siempre he pensado que, en mi caso, el tema tratado me impone cierto estilo y puntos de vista exclusivos. Dicen que forma y fondo son un conjunto inseparable.

La forma puede ser el fondo y a la inversa.

9.- Se siente honrado al haber sido seleccionado entre las 10 obras finalistas?

No me gusta usar la palabra “honrado”. Me siento humana y sencillamente feliz y comparto esa felicidad con las personas que amo y me aman. Después de saber que soy finalista, me tomé un trago doble, no dije nada a nadie y me fui a comer algo con mi mujer hasta asimilar la noticia. Me siento más humilde, pues soy enemigo de autobombos y de sentarme en la primera fila, aunque tengo muchas pasiones adentro. Algo más: me siento doblemente feliz al ser ecuatoriano. No pudiera vivir en otra parte. La “honra” sólo podrá venir de las lectoras y lectores. Escribir, a pesar de ser un acto solitario, es un acto participativo, de amor, casi de cópula. Una fiesta, si cabe el término, con los personajes, los fantasmas del autor, los lectores y lectoras posibles o imposibles…

10.- Cómo ve el panorama de la literatura ecuatoriana?

He sido y soy solidario con todos los escritores. Lo saben muchos de ellos que son mis amigas y amigos. Repito: tenemos que amarnos para leernos. Las embajadas deben ser los centros de difusión de los libros. Ojalá lo haga el Ministerio de Cultura. ¿Cuántos libros de los editados por la Casa de la Cultura realmente se leen? Programas como la Campaña de Lectura, que vende libros a $ 1 deben mantenerse. Los profesores deben actualizarse. El problema sigue siendo nuestra manera de ser y el tipo de sociedad que tenemos. Se requiere una sociedad diferente. Solamente existe un periódico en el país que tiene un suplemento cultural. ¡La Cultura y la Casa de la Cultura deben ser objeto de un debate nacional abierto y franco! Este es un mensaje a mi amigo el ministro Galo Mora y a la asambleista Tania Hermida. La Cultura no se crea ni se hace desde arriba; simplemente está allí, entre nosotros. Hay que moverla… Nada más, puesto que todo es Cultura...

11.- Qué le falta por escribir?

Todo. No acabaría nunca. Hace ocho meses comencé una novela corta y tengo planeada una cuarta y un nuevo libro de

cuentos. Los temas previstos no se agotarían ni con otra vida.

12.- Se ha encarnado en los personajes de sus obras para poder contar sus historias?

No. Mi primera regla es crear personajes fuertes que me alejen y alejen mi vida de lo que escribo. Más todavía, sin personajes fuertes no creo que haya novela. De todos modos, sabido es que el “ser” de cada uno está en todo y uno presenta su visión del mundo. Además, hay procesos de desdoblamientos y, sobre todo, escribe el subconsciente, el instinto. Ni siquiera se sabe, a veces, por qué las cosas salen de cierta manera en la pantalla de la computadora. El autor está y no está. El autor es y no es.

13 .- Si le podría agregar algo a La casa del desván qué le aumentaría?

Si hubiera tenido esa duda seguiría corrigiendo. Soy obsesivo y sé que debo parar en algún momento. Mi mujer, la primera lectora, sabe cuando debo detenerme. No soy juez de mí mismo. No sé que le falta ni qué le sobra. Esa tarea las dejo a las lectoras y lectores.

14.- Luego de ser finalista su libro será publicado... alguien del Gobierno o Ministerio de Cultura lo ha felicitado por haber obtenido tan grande reconocimiento?

El problema no está si recibo o no una felicitación. No es mi asunto. Me bastan por el momento la reacciones de las personas amadas, de mis amigas y amigos. Después vendrán las lectoras y lectores, la mayor parte anónimos. Ellos tendrán la última palabra y yo los amo por eso, porque me leen. Vendrán los comentarios de los periodistas. Jamás me he sentido molesto de una crítica, aunque no tolero la mezquindad, la mediocridad o el silencio de los medio ante obras valiosas. Yo escribo y nada más; no soy abogado de mis obras. El libro será publicado por Planeta de Ecuador y se presentará en junio en Quito y espero que en julio en Guayaquil.

ABRIL 9, 2008