José Saramago y la muerte (Hoy)

Modesto Ponce Maldonado

En Los cuadernos de Lanzarote escritos entre 1993 y 1995, José Saramago dijo: “Siempre se muere demasiado pronto”, pero “lo que extingue la vida y sus señales, no es la muerte, sino el olvido (…). Lo que cuenta para nosotros (…) es otra diferencia mucho más humana: la diferencia entre estar y no estar”. Saramago ya no está, pero no está muerto. No se olvidará a quien es uno de los más humanos entre los humanos, uno de los más lúcidos pensadores, de inmensa erudición, comprometido con el ser humano, novelista dueño de un estilo e imaginación pocas veces igualadas.

En Todos los nombres (1997), una novela sobre el amor y la muerte, escribe que la que se conoce como vida “está situada entre la nada y la nada”. No obstante, la obra cuenta la historia de don José, un escribiente del Registro Civil que, entre los miles de legales que contienen las partidas de defunción, halla la de una mujer, se enamora de ella, sigue sus rastros, recrea toda su vida y sus sufrimientos y, ante la imposibilidad de hallar su tumba, elabora una “ficha nueva, igual que la antigua, con todos los datos

exactos, pero sin la fecha de fallecimiento y la coloca en la sección de los vivos”. Esa mujer desconocida no ha muerto porque se encuentra en el recuerdo de un hombre que la amó. No en vano, en casi toda su obra se rescata el amor como la única fórmula de vencer a la muerte y crea personajes femeninos inolvidables en Memorial del convento, Historia del cerco del cerco de Lisboa, El año de la muerte de Ricardo Reiss o La balsa de piedra.

Muerto Saramago, las mismas nubes negras, las cenizas del dogma, siguen cayendo sobre su presencia viva, no desaparecida, luminosa y profundamente humana. Fue ateo, sí, pero no estrictamente antirreligioso. Fue un místico. Un antirreligioso no escribe lo que escribió en Los cuadernos de Lanzarote: “Dios es el grito del hombre en el silencio del universo”(…). “No creo en Dios, pero si Dios existe para la persona con quien estoy hablando, entonces Dios existe para mí en esa persona”.

Julio, 2010