Diario Hoy, 21 de junio, 2008

En una casa se explora la demencia

La Casa del Desván es una novela que habla sobre los límites entre normalidad y locura

Como Urano, el único planeta conocido que gira a la inversa, La Casa del Desván es una novela contada en sentido contrario. La historia parte del último día de Marco Ramón en el Sanatorio de San Lázaro. Con una gran riqueza narrativa y descriptiva y apelando a generar en el lector la propia sensación de la locura del protagonista -un burócrata mediocre que termina convirtiéndose en un ente que actúa, come, duerme, defeca, se masturba, se viste y se mueve mecánicamente, mientras su cerebro está realmente desconectado- la novela de Modesto Ponce Maldonado (Quito, 1938) ocurre fundamentalmente en la mente de Marco Ramón. Como dice Louis-Ferdinand Celine citado por el autor: "Un loco no es más que las ideas corrientes de un hombre, pero bien encerradas en su cabeza. El mundo no pasa por su cabeza". Con esta noción, y con Urano como clave inicial, la novela va retrocediendo en el tiempo para tratar de llegar hasta las explicaciones iniciales sobre la repentina demencia de Marco Ramón, quien va experimentando "vacíos que se dilatan en su cerebro, interrupciones en su memoria, como si el pasado se esfumara y se fuera en fragmentos, más todavía, como si se negara a sí mismo". A manera de caleidoscopio, abriendo ventanas y puertas y como usando lentes o filtros de colores, Marco Ramón ingresa a otra vida que construye en su cabeza. Su memoria es una suerte de "metástasis invasora". Utilizando los argumentos científicos del médico, las profundas reflexiones de la hija sobre la filosofía de la locura, los diálogos de Marco Ramón y sus propias alucinaciones, y los sutiles saltos de la realidad de su mente a la realidad que está viviendo, el relato atrapa al ir revelando a manera de un thriller pequeñas pistas que construyen la historia del personaje. Ojo con la enigmática hindú Anisha, que guarda secretos impredescibles que se revelan del todo solo al final de la novela.

Todas las voces coadyuvan a construir en parte los motivos de la demencia, pero el cerebro del protagonista, cortado en pedazos, con imágenes -como el espejo trizado que es recurrente en varios pasajes-, es la verdadera voz de la historia.

Pero lo que se va descifrando resulta escaso para entender cómo funciona la cabeza de Marco Ramón. Al final quedan más interrogantes que repuestas. ¿Qué sucede en una mente fragmentada por la locura? ¿Qué opciones tiene quien carece de la conciencia de su ser? ¿Hasta dónde es capaz de llegar un ser humano en la lucha por la no extinción? Son enigmas que se exploran, pero que no quedan del todo resueltos en la novela, al fin y al cabo la mente es tan vasta que hasta es solo comparable con el complejo Universo.

De ahí lo delirante que resulta la lectura y la reflexión profunda que se puede terminar haciendo sobre los límites de la realidad y los sueños, de la locura y su opuesto, y, en última instancia, de la vida y la muerte. (PBM)