120 gramos de mantequilla blandita, sin sal y cortada en cubitos
100 gramos de queso crema
3 cucharadas y ½ de azúcar moreno
1 paquete y ½ de galletas María
1 cucharadita de café soluble
1 vaso de agua caliente (250 ml)
Preparación
Verteremos el vaso de agua caliente en un bol, agregaremos la cucharadita de café y 1/2 cucharada de azúcar moreno. Removeremos bien y reservaremos para dejar enfriar.
Echaremos las yemas y 3 cucharadas de azúcar en un cazo que vamos a poner a baño María y a fuego medio. Mezclaremos bien hasta que el azúcar se disuelva.
Una vez conseguido, retiraremos y dejaremos templar 5 minutos.
En otro cuenco, mezclaremos la mantequilla (blandita) y el queso crema hasta conseguir que ambos ingredientes queden bien integrados.
Por último, añadiremos las yemas azucaradas.
Mezclaremos bien con ayuda de una batidora.
Cubriremos el bol con film transparente, eliminando el exceso de aire, y refrigeraremos en la nevera 45 minutos para que la crema adquiera mejor consistencia y podamos extenderla mejor sobre las galletas.
En el plato en el que vayamos a presentar nuestra tarta, colocaremos un papel sulfurizado.
Impregnaremos 7 galletas, de 1 en 1, en el café frío y por no demasiado tiempo para evitar que éstas se deshagan.
Iremos poniendo las galletas sobre el papel sulfurizado formando una especie de flor.
Untaremos la crema (no demasiada) sobre las galletas. Para ello me estoy ayudando con un cuchillo.
Repetiremos el proceso, bañando las galletas en el café y cubriéndolas con la crema hasta formar 6 capas.
Envolver bien con la crema, los alrededores y la cubierta. Podemos ir girando el plato para que nos resulte más sencillo.
Refrigerar la tarta 4 horas en la nevera como mínimo.
Pasado el tiempo, retiramos con cuidado el papel y decoramos a nuestro gusto. En mi caso, estoy utilizando 1 galleta triturada, un poco de chocolate puro en polvo y algunas virutas de chocolate con leche.