Precalentaremos el horno a 180 ºC por arriba y abajo (unos 10 minutos).
En un bol verteremos los huevos, el azúcar, la mantequilla, la leche entera, la leche condensada y la leche de coco.
Incorporaremos también la harina con ayuda de un colador y mezclaremos con una batidora eléctrica hasta conseguir una textura homogénea.
En un molde (el mío de 25 cm de diámetro), cuyos bordes untaremos con mantequilla y enharinaremos, verteremos nuestra masa.
Hornearemos unos 50 minutos a 180 ºC por arriba y abajo.
Pasado el tiempo, sacaremos nuestro cake del horno y dejaremos enfriar a temperatura ambiente (sabremos que está perfectamente cocido porque al introducir un palillo, sobre la superficie del pastel, éste saldrá limpio).
Para la cobertura; echaremos en un cazo, que pondremos a fuego medio, la leche de coco, el azúcar y el coco rallado.
Sin dejar de remover, esperaremos a que la mezcla hierva.
Una vez conseguido, retiraremos y dejaremos enfriar a temperatura ambiente.
Desmoldaremos el pastel cuando esté completamente frío (ayudándonos de un cuchillo si fuera necesario).
Verteremos la cobertura por encima (la cual también tiene que estar fría).
Espolvorearemos coco rallado sobre la cobertura y a nuestro gusto (yo puse bastante porque me encanta).