8 lonchas largas de queso gouda, cortadas por la mitad para que nos queden 16 trozos
2 huevos camperos
4 cucharadas de harina de trigo integral
10 cucharadas de pan rallado
Pimienta negra recién molida al gusto
½ vaso de aceite de oliva (125 ml)
Pizca de sal fina
Preparación
Echaremos la pizca de sal fina y la pimienta negra recién molida en los huevos.
Batiremos bien hasta conseguir una mezcla espumosa.
Colocaremos 2 lonchas de jamón en un plato, de forma que quede una sobre la otra.
Pondremos 2 mitades de queso a uno de los lados del jamón, cerrándolo como si fuera un libro.
Repetiremos el proceso con el resto del jamón y del queso.
Pasaremos nuestros libros de jamón y queso, incluyendo los bordes, por la harina, varias veces y hasta que queden bien cubiertos.
Los bañaremos en el huevo batido por los dos lados, escurriendo bien el exceso.
Y por último, también varias vueltas, por el pan rallado hasta que los veamos bien envueltos.
Taparemos nuestros san jacobos con papel film y los llevaremos a la nevera 1 hora, para que adquieran mejor consistencia y se concentren mejor los sabores. También podéis dejarlos toda la noche y el resultado es todavía más rico.
Pasado el tiempo, verteremos el aceite de oliva en una sartén a fuego fuerte, la mía tiene 22 cm de diámetro. Sabremos que está caliente porque agregando un poquito de pan rallado, empezarán a salir burbujas.
Bajaremos el fuego a la mitad y freiremos nuestros san jacobos 2 minutos por cada lado o hasta que estén dorados.
Una vez conseguido, los escurriremos bien y los llevaremos a un plato con papel absorbente para eliminar el excedente de aceite.