Aceite suficiente para freír (250 ml de oliva o girasol)
13-14 cucharadas de pan rallado
1 cucharadita de perejil seco
Preparación
En un plato hondo, mezclaremos el pan rallado y el perejil seco.
En otro bol, echaremos el queso crema, el cebollino picado, la pimienta negra molida y el jamón serrano. Combinaremos todos estos ingredientes hasta conseguir una mezcla homogénea.
Cascaremos los huevos en un plato hondo, añadiremos la pizca de sal (solamente un poquito ya que el queso y el jamón ya la llevan) y batiremos bien.
Tomaremos una parte de la mezcla de queso, dándole un poco de forma con ayuda de 2 cucharas.
Pasaremos nuestra croqueta por el plato de pan rallado y perejil.
Daremos la forma redonda a nuestra croqueta, con nuestras manos, y la volveremos a cubrir con el pan rallado y el perejil (que no queden partes húmedas).
La bañaremos bien en el huevo batido, eliminando el exceso.
Por último, la pasaremos de nuevo por el pan, asegurándonos de que queda bien cubierta.
Repetiremos el proceso con el resto de queso y reservaremos nuestras croquetas en un plato.
Las refrigeraremos 30 minutos en la nevera para que adquieran mejor consistencia (me han salido 15 croquetas).
Pasado el tiempo, verteremos el aceite en una sartén, o wok, que vamos a poner a fuego fuerte. Sabremos que está caliente porque echando un poquito de pan rallado, empezarán a salir burbujas.
Una vez caliente, bajaremos el fuego a la mitad y freiremos nuestras croquetas de 3 en 3, para no bajar demasiado la temperatura del aceite, 1 minuto por cada lado o hasta que estén doradas. Os daréis cuenta de que se hacen enseguida, pero no recomiendo tenerlas más de 2 minutos en el fuego, ya que tienden a abrirse y el aceite empieza a salpicar.
Una vez fritas, las reservaremos en un plato con papel absorbente para eliminar el excedente de aceite.