28-30 cucharadas de harina de trigo de fuerza y tamizada
2 huevos camperos a temperatura ambiente
5 cucharadas de azúcar blanco
60 gramos de mantequilla sin sal y blandita
1 cucharadita de levadura seca de panadero
125 ml de leche templada (he usado semidesnatada)
1 cucharada de agua de azahar
La ralladura de una naranja, evitando la parte blanca
1 pizca de sal fina
Decoración
Fruta escarchada al gusto
Escarcha de azúcar: 1 cucharada de azúcar blanco y ¼ de cucharadita de agua
Nata
500 ml de nata, o crema para batir, al 35 % de materia grasa y fría
4 cucharadas de azúcar blanco
Preparación
En el vaso en el que tengamos la leche templada, agregaremos la levadura, 1 cucharada de harina y 1 cucharada de azúcar.
Mezclaremos un poco, cubriremos con film transparente y dejaremos reposar 20 minutos a temperatura ambiente.
Pasado el tiempo, veremos que se nos han formado unas burbujas; ello nos indica que la levadura se encuentra en buen estado.
En un bol, añadiremos 9 cucharadas de harina, la mezcla de leche, levadura, azúcar y harina, las 4 cucharadas de azúcar restantes, 1 huevo, la mantequilla blandita, el agua de azahar, la ralladura de naranja y 1 pizca de sal fina.
Mezclaremos. No importa si nos quedan grumos de mantequilla sin integrar.
Añadiremos más harina, de 3 en 3 cucharadas, mezclando cada vez, con una cuchara, hasta que no podamos seguir removiendo. En mi caso fueron 9 cucharadas más.
Espolvorearemos 1 cucharada de harina en la encimera y sobre ésta colocaremos nuestra masa.
Notaremos que la masa está muy pegajosa. Iremos agregando harina de cucharada en cucharada, incorporándola con las manos y amasando cada vez que añadamos harina. En mi caso, fueron 7 cucharadas más y una vez que las añadí, dejé la masa descansar 5 minutos.
Pasados los 5 minutos, seguiremos amasando unos 8 minutos más, echando más harina, si vemos que la masa se sigue pegando en la encimera, y siempre de cucharada en cucharada para evitar el exceso y no nos quede una masa demasiado pesada. En este caso agregué 1 cucharada más.
Observaremos que nuestra masa ha alcanzado el punto óptimo porque ya no se pegará en la encimera, tampoco en los dedos, la notaremos más elástica y, cuando tomemos un trocito de la misma, se nos formará una especie de membrana, al estirarla con las manos.
Con un poquito de mantequilla, hidrataremos la masa. La depositaremos en un bol profundo, tapando éste con film transparente, y vamos a dejarla reposar en un lugar templado, unas 2 horas o hasta que duplique su tamaño. En mi caso la puse al lado de un brasero.
Pasado el tiempo, amasaremos un poco la masa para eliminar el exceso de aire.
En la bandeja del horno, colocaremos un papel sulfurizado y sobre éste nuestra masa.
Para hacer la forma de roscón, vamos a hacer un agujero en el centro de la masa con ayuda de nuestros dedos.
Iremos dando vueltas a la masa, para ir estirándola, hasta alcanzar un diámetro de unos 20 cm.
Pondremos nuestro roscón en la bandeja del horno y sobre éste otro papel sulfurizado y dejaremos reposar en un lugar templado, 2 horas y media o hasta que doble su tamaño.
Pasado el tiempo, precalentaremos el horno a 160 ºC por arriba y abajo, 10 minutos.
Mientras tanto, batiremos el otro huevo y pintaremos el roscón con ayuda de una brocha.
Para decorarlo, vamos a utilizar fruta escarchada a nuestro gusto y una escarcha de azúcar, que haremos mezclando 1 cucharada de azúcar con 1/4 de cucharadita de agua.
Hornearemos el roscón a 160 ºC por arriba y abajo entre 30-35 minutos o hasta que esté dorado.
Lo sacaremos del horno y dejaremos enfriar sobre una rejilla, a temperatura ambiente.
Entretanto, vamos a verter la nata bien fría en un bol hondo.
Batiremos con las varillas eléctricas y cuando esté semimontada, agregaremos el azúcar y seguiremos batiendo (cuidado con batir demasiado ya que se nos puede cortar).
Sabremos que está lista porque volteando el bol, la nata no se caerá.
Cubriremos el cuenco con papel film y lo llevaremos a la nevera hasta que nuestro roscón termine de enfriarse.
Una vez frío, lo cortaremos por la mitad con un cuchillo de sierra (más bien hacia arriba, ya que pesa y podría aplastar la nata).
Transferiremos la nata a una manga pastelera que colocaremos en un vaso alargado para que nos resulte más sencillo.
Rellenaremos el roscón con la nata y colocaremos la parte de arriba.