400 ml de leche de coco para cocinar, con menos del 60 % de extracto de coco, sin azúcar y a temperatura ambiente
200 ml de agua
4 cucharadas de azúcar moreno o blanco
1 rama de canela
1 mango maduro
1 pizca de sal marina
Coco rallado para decorar
Preparación
Lavaremos el arroz unas 5 o 6 veces para eliminar el exceso de almidón, cambiando el agua hasta que salga más o menos clara.
Una vez conseguido, lo dejaremos en remojo 15 minutos, a temperatura ambiente.
Después de los 15 minutos, en una cazuela de fondo grueso, que vamos a poner a fuego medio-alto, de 0-12 lo vamos a poner a 10, vamos a verter los 200 ml de agua.
Una vez empiece a hervir, echaremos el arroz bien escurrido, removeremos un poco, esperaremos a que hierva de nuevo, bajaremos el fuego a la mitad y cocinaremos 3 minutos.
Pasados los 3 minutos, añadiremos la leche de coco y la rama de canela.
Bajaremos el fuego a medio-bajo, de 0-12 lo vamos a poner a 2, y dejaremos cocinar 12 minutos sin tapar la cazuela, removiendo constantemente con una cuchara de madera y cuidando de que la mezcla no hierva para que el arroz no se pegue en el fondo.
Pasado el tiempo, agregaremos el azúcar, la sal y mezclaremos. Si no queréis colorearlo, podéis ponerle azúcar blanco. Dejaremos cocinar hasta obtener una textura cremosita, sin dejar de remover y cuidando de que no hierva. En mi caso han sido 3 minutos más.
Retiraremos del fuego y extraeremos la rama de canela, que podemos lavar, secar y reutilizar, por ejemplo, para preparar una tisana o un té negro con canela, o también guardar en el azucarero para darle un aroma delicioso al azúcar.
Serviremos inmediatamente y dejaremos enfriar nuestros postres a temperatura ambiente hasta que estén tibios.
Una vez tibios, pelaremos y partiremos el mango por la mitad, por encima del hueso.
Ahora, vamos a cortar cada mitad en tiras de 1 dedo de grosor. Podemos dejarlo así o hacer cuadraditos.
Decoramos nuestros postres con los trocitos de mango y coco rallado.
Y listo, ya podemos disfrutarlos. Os recomiendo dejarlos a temperatura ambiente, si los llevamos a la nevera, la leche de coco se endurece demasiado y luego quedan muy resecos. A mí me encanta disfrutarlo tibio.