(3) Esperantistas en Bogotá (Traducido por Ricardo Carrillo, Esperantista en Colombia)
(4) Personas bonitas y amigables en Colombia (Corregido por Marcela Buitrago y luego por Ricardo Carrillo, Esperantista en Colombia)
(5) Correo electrónico desde Bogotá (Jul. 11, 2003) (Corregido por Hernan Patin^o y luego por Ricardo Carrillo, Esperantista en Colombia)
(6) Viaje en la motocicleta a unas Aguas Termales en Colombia (Corregido por Carlos Diaz y luego por Ricardo Carrillo, Esperantista en Colombia)"
(8) Saliendo de Bogotá y encontrándome a un Esperantista en Cali (Traducido por Ricardo Carrillo, Esperantista en Colombia)"
(3) Esperantistas en Bogotá
He estado correspondiendo por e-mail con Ricardo Carrillo, un Esperantista que vive en Bogotá , la Capital de Colombia, desde que lo conocí por medio de Neusa Priscotin Mendes, un Esperantista de hace año y medio. Yo le había enviado un e-mail para permitirle saber la fecha de mi llegada a Bogotá antes de que yo volara desde la Ciudad de Panamá . En cuanto llegué a un hotel en Bogotá , lo llamé. Él habló Esperanto con fluidez. Él me dijo que él había venido al aeropuerto para darme la bienvenida, pero no pude verlo porque mi avión llegó tarde. Ricardo es estudiante de Medicina en una universidad. Es un seguidor del Taoísmo de China. Debido a esto él está muy interesado en la cultura Oriental y también sabe mucho de Japón. Yo no sé mucho sobre el Taoísmo, pero supe por él que los seguidores no beben alcohol, no fuman, no comen carne, ni escuchan música rock. Él es una persona íntegra tanto en mente como en cuerpo comparada conmigo, que no creo en Dios ni Budha y bebo y fumo.
Ricardo les enseña Esperanto a los seguidores del Taoísmo en un sitio que es como una iglesia de Taoísmo en la parte sur de Bogotá . Un día fui allí con él. Aproximadamente 15 personas que eran principalmente jóvenes estaban esperá ndonos. Ricardo me dijo que él normalmente tiene aproximadamente 30 estudiantes. Entre ellos había muchas mujeres. Yo hablé del viaje con ellos en Esperanto. Ya que todos ellos eran principiantes, Ricardo tradujo mis palabras al español. Como el Esperanto y el español son similares, parecía que todos entendían la mayoría de mi esperanto. Es sorprendente que la mayoría de las personas en América Latina se vuelvan hablantes fluídos de Esperanto después de aprender durante un año. Por el contrario, yo todavía soy un hablante pobre a pesar de mi aprendizaje de 13 o 14 años, aunque no he estudiado mucho. Me tengo lá stima.
Al día siguiente Ricardo me llevó a una reunión de Esperantistas que tuvo lugar en la parte norte de Bogotá . Al contrario de la clase del día anterior, todos los miembros hablaron Esperanto con fluidez, sin embargo, no había ninguna mujer, eran todos hombres desgraciadamente. Entre ellos estaba Leonardo Ruiz.
Como Ricardo, Leonardo también es un conocedor de Japón. Él realmente sabe mucho de Japón, aunque él nunca ha ido a Japón. Él puede leer japonés e incluso puede escribir cará cteres chinos. He visitado su moderno apartamento varias veces. En su cuarto había muchos artículos japoneses como un "gato que llama la suerte". Ademá s, entre las cosas en el cuarto había pedazos de papel escritos en cará cteres chinos como "refrigerador", "má quina lavadora". Él siempre lleva ramitas de corte (palitos chinos) y come con ellos. Él tiene 25 años y es maestro de inglés. Él sólo ha aprendido Esperanto durante un año, pero habla bien. No obstante, nuestra conversación se hizo má s a menudo en inglés que en Esperanto, porque yo no hablo bien Esperanto. Un día, hablé sobre mi viaje en su clase de inglés. Yo hablé en dos clases. Una era para una escuela elemental (primaria) y la otra era para una escuela secundaria. Leonardo me presentó a varios maestros escolares, al mismo tiempo. Yo también me presenté ante algunas mujeres. Todas eran bonitas.
Leonardo me dijo que había varias aguas termales en las montañas al norte de Bogotá . Yo soy un monstruo de aguas termales. Una vez oigo una buena noticia como esa, no puedo esperar. Pronto visité una de ellas con él. Leonardo había invitado a Pilar, una mujer maestra de inglés con quien él trabajaba. La habilidad de ella al hablar Esperanto es casi del mismo nivel que la mía. El ritmo de nuestras reuniones al hablar fue bueno. En el viaje en autobús de dos horas y media hablé con ella en Esperanto y durante todo el día en las aguas termales. Las aguas termales estaban en el fondo del valle en unas montañas profundas. Había cuatro piscinas termales. La má s grande de ellas tenía una longitud de alrededor de 50m como una piscina oficial de natación. Me bañé siempre que encontraba aguas termales en Canadá , México y Centroamérica, sin embargo, la temperatura de las aguas termales de cualquiera de esos sitios era baja. Eso me permitió quedarme en las aguas termales por un tiempo má s largo, pero yo no estaba muy satisfecho. Al japonés le gusta la temperatura má s alta. Afortunadamente, la temperatura de una de las piscinas en ese recurso era alta. Yo me sentía feliz y me metí en la piscina. Pero, estaba demasiado caliente. Yo no pude quedarme en las aguas termales má s de diez segundos. Las cosas no siempre van bien.
Cuando estos dos Esperantistas son maestros de inglés, es innecesario decirlo, ellos hablan en inglés. Ricardo es un estudiante de Medicina, sin embargo, él también habla inglés. Cuando me quedé en Honduras, quise agregar una versión en español a mi pá gina en Internet. En ese tiempo Dania, que es la hija del dueño de mi apartamento, y un maestro de una escuela elemental que estaba en vacaciones de invierno me ofrecieron ayudarme a hacerlo. Me atreví a corregir el español traducido por un programa de computadora. Dania lo corrigió de nuevo a un español comprensible. Sin embargo, no pude traducir la mayoría de las historias de mi viaje. Dejando Honduras estuve buscando a otro maestro de Dania, pero no pude encontrar a ninguno. Pero, ya lo he encontrado por fin. Estas tres personas me ayudará n. Todos ellos tienen un PC y corregirá n los errores aún en las historias de mi viaje en español en Internet después de dejar Colombia. La actualización de mi pá gina en la red en español después de la versión que ha permanecido durante mucho tiempo, se hará pronto.
Cuando yo me quedaba en el hotel en Bogotá , tuve una llamada telefónica de una persona desconocida. Él habló en Esperanto. Como su Esperanto era demasiado fluído y rá pido, yo, un hablante pobre de Esperanto, no pude entender bien. Entretanto la línea se cayó.Aproximadamente una hora después, recibí una llamada telefónica de la misma persona. Le pedí que hablara en inglés. Él me dijo que él vendría pronto a mi hotel. Frank era esa persona. Él estaba visitando Bogotá desde Cali, una ciudad de 500 a 600km lejos de Bogotá en el sudoeste, para conseguirse la visa a Rusia. Él me dijo que estaba buscando un lugar para quedarse. Había dos camas afortunadamente en mi cuarto, y él estaba de acuerdo en quedarse en mi cuarto. Como resultado, él se quedó en mi cuarto durante cinco noches. Él tiene 36 años y es psicoterapeuta. Él estudió medicina en la Ex-Unión Soviética durante diez años. Después de volver a Colombia, intentó conseguir una licencia para practicar medicina. Pero, le faltó dinero. Luego él no es practicante en este país. Él me dijo que trabajaría en Rusia durante dos o tres años. Es un hecho, cada persona vive una vida diferente.
Yo estaba pensando en volar por encima de Colombia hasta el Ecuador, porque las personas me dijeron que viajar en Colombia por motocicleta sería peligroso a causa de la posible molestia por las guerrillas. Sin embargo, he venido a Bogotá porque tenía un Esperantista que había estado esperando por mí un año y medio. Me he encontrado a muchos Esperantistas aquí. Visité lugares que no se visitarían sin esos Esperantistas, y también conocí allí a muchas otras personas. Mi viaje a Colombia empezó con Esperantistas.
(4) Personas bonitas y amigables en Colombia
Ya que la Carretera Panamericana tiene un eslabón perdido cerca de la frontera entre Panamá y Colombia, envié mi BMW por un carguero desde la Ciudad de Panamá a Bogotá en Colombia. Esta á rea es la parte má s molesta de esta jornada. En Bogotá hay dos aeropuertos cercanos. Llegando al aeropuerto de Bogotá fui a Información para preguntar a cual aeropuerto transportarían mi motocicleta. Una mujer joven y hermosa y muy amable de la oficina de Información me preguntó que si yo conocía el hotel donde me iba a hospedar, le di el nombre del hotel que había escogido en la guía turística. Entonces ella me dijo que haría la reservación del hotel para mí por teléfono. Me enteré que la motocicleta ya había llegado al aeropuerto, pero no tenía el tiempo suficiente para terminar los trá mites para recibirla. Ese día yo iba a quedarme en un hotel sin la motocicleta por primera vez en el viaje. Por eso no necesité un estacionamiento. De tal modo podía quedarme en cualquier hotel. Tenía el hotel reservado y tomé un autobús desde el aeropuerto.
El hotel en el que me registré era un lugar bueno a pesar de su baja tarifa. Ademá s ellos me permitieron estacionar la motocicleta en el corredor. Decidí seguir quedá ndome en este hotel y fui al aeropuerto para recibir la motocicleta. En primer lugar, fui a la oficina de la empresa de envíos Girag. Fui atendido por una mujer en la recepción también bonita y amable. Fui a la aduana llamada DIAN. En cuanto entré a la oficina, un hombre joven encargado me preguntó, "¿Es usted Toru Matsumoto?". Él llenó formatos pronto y dijo "El procedimiento será má s fá cil si usted tiene un carnet...". Me dijo, "Tendré que terminar el diligenciamiento de formularios de otras personas. Entonces, por favor regrese a Girag. Yo también estaré allí en 30 minutos". En realidad él vino a Girag aproximadamente 30 minutos después. Él verificó mi motocicleta inmediatamente y me dio el permiso de la motocicleta. Yo pensaba que tardaría 4 o 5 horas para recibir la motocicleta, pero se terminó inesperadamente en un tiempo corto de una hora y media.
Cuando subí a mi motocicleta para dejar el aeropuerto por fin, me dijeron que pasara por la bodega. Yo monté la motocicleta según la indicación y vi la puerta grande cerrada. Me dijeron que llevara la motocicleta a través de el corredor de la oficina. Cuando salí del corredor, fui sorprendido al encontrar una escalera de aproximadamente 10 pasos. Me imaginé que el edificio estaba al mismo nivel del aeropuerto, pero parecía como si estuviera construido en el borde del precipicio. Yo les dije, "No puedo bajar la motocicleta. ¡Es absolutamente imposible!". Entonces, un hombre que parecía jefe de esa sección tomó el otro extremo del manubrio que yo sostenía y 6 o 7 hombres vinieron a ayudarnos. Nosotros bajamos la motocicleta un paso, pero pensamos que sería imposible. Por eso retornamos la motocicleta. Entretanto, uno de ellos tomó una tabla de madera larga de algún lugar. Por consiguiente, la BMW podría estar de pie finalmente en la carretera de Colombia
Cuando subí a mi motocicleta para dejar el aeropuerto por fin, me dijeron que pasara por la bodega. Yo monté la motocicleta según la indicación y vi la puerta grande cerrada. Me dijeron que llevara la motocicleta a través de el corredor de la oficina. Cuando salí del corredor, fui sorprendido al encontrar una escalera de aproximadamente 10 pasos. Me imaginé que el edificio estaba al mismo nivel del aeropuerto, pero parecía como si estuviera construido en el borde del precipicio. Yo les dije, "No puedo bajar la motocicleta. ¡Es absolutamente imposible!". Entonces, un hombre que parecía jefe de esa sección tomó el otro extremo del manubrio que yo sostenía y 6 o 7 hombres vinieron a ayudarnos. Nosotros bajamos la motocicleta un paso, pero pensamos que sería imposible. Por eso retornamos la motocicleta. Entretanto, uno de ellos tomó una tabla de madera larga de algún lugar. Por consiguiente, la BMW podría estar de pie finalmente en la carretera de Colombia
Cuando subí a mi motocicleta para dejar el aeropuerto por fin, me dijeron que pasara por la bodega. Yo monté la motocicleta según la indicación y vi la puerta grande cerrada. Me dijeron que llevara la motocicleta a través de el corredor de la oficina. Cuando salí del corredor, fui sorprendido al encontrar una escalera de aproximadamente 10 pasos. Me imaginé que el edificio estaba al mismo nivel del aeropuerto, pero parecía como si estuviera construido en el borde del precipicio. Yo les dije, "No puedo bajar la motocicleta. ¡Es absolutamente imposible!". Entonces, un hombre que parecía jefe de esa sección tomó el otro extremo del manubrio que yo sostenía y 6 o 7 hombres vinieron a ayudarnos. Nosotros bajamos la motocicleta un paso, pero pensamos que sería imposible. Por eso retornamos la motocicleta. Entretanto, uno de ellos tomó una tabla de madera larga de algún lugar. Por consiguiente, la BMW podría estar de pie finalmente en la carretera de Colombia
Habían tres escalones a la entrada del hotel. Hernando, trabajador del hotel, puso una tabla de madera encima de la escalera para que yo pudiera entrar la motocicleta en el hotel. El trabajo no era muy fá cil, porque la tabla era un poco corta y cubría sólo dos escalones. Sin embargo, pude hacerlo con la ayuda de Hernando. A los 4 o 5 días después de que llegué a Bogotá la condición de mi estómago se puso mala. Estoy acostumbrado a vomitar y normalmente me siento mejor después de hacerlo. Pero la situación fue diferente en ese día. Estuve enfermo en cama durante dos días enteros. Yo me quedé en cama, no había comida en el cuarto. Entonces Manuel, el dueño del hotel, me sirvió varias veces una taza de té caliente o leche. En Bogotá yo estaba intentando tener contacto con Hernan Patiño con quien me había conocido en Osaka hacía 11 años. Porque la dirección electrónica que yo tenía no estaba disponible, intenté buscar su número en el directorio teléfonico. Había 6 personas con el mismo nombre como él. Manuel llamó a todos los seis por mí. El esfuerzo fue en vano después de todo, pero fui impresionado profundamente por su bondad.
Habían muchos bares en el barrio del hotel. Escuché que el á rea del hotel era relativamente segura, pero aun así sería peligroso a la medianoche. Un día yo fui a un restaurante-bar la primera vez sólo. La dueña del lugar era una mujer de mediana edad que pinta cuadros y me dio la impresión de que era una persona intelectual. Ya que me había gustado el ambiente del restaurante, regresé allí de nuevo a tomar cerveza el día siguiente. Probablemente siendo atraídos por su intelectualidad, clientes como profesores universitarios que enseñan en á reas de la educación como sociología y filosofía Oriental visitaban ese lugar. Bebí y hablé esa noche con ellos hasta las 11. La dueña me dijo que a esa hora sería peligroso y contactó a un muchacho en alguna parte del barrio para que me escoltara hasta el hotel.
Un día Yasushi Wakabayashi, un viajero con morral, japonés, que estaba quedá ndose en el mismo hotel, quiso sacar fotos de mujeres guapas en Bogotá y me pidió que fuera a acompañarlo. Salimos juntos del hotel. Les preguntamos a las mujeres bonitas jóvenes en las tiendas de café y tiendas de fotografía. Todas ellas fá cilmente aceptaron nuestra demanda, con sonrisas tranquilas. Las mujeres guapas japonesas son a menudo arrogantes, pero en esta ciudad incluso la belleza es amable. La mayoría de las mujeres de esta ciudad son guapas, de todos modos.
Acerca del número de teléfono de Hernan Patiño, sobre quien escribí arriba, telefoneé a la Embajada de Japón para preguntar el número del teléfono de la JICA (Agencia Japonesa de Cooperación Internacional). Hernan era uno de los aprendices enviados a Japón por la oficina del JICA en Colombia y yo esperé que la JICA tuviera una lista de los nombres de ellos. Una persona que se llama Jiro Muramatsu contestó el teléfono cuando llamé allí. Me dijo que él no tenía el número de teléfono de Hernan en la oficina, pero que él podría tenerlo en casa porque conocía a Hernan personalmente. Llamé de nuevo por la noche a Jiro cuando él regresaba a casa y afortunadamente él tenía el número de teléfono. Llamé a Hernan inmediatamente y él vino a mi hotel para verme. Hace once años, Hernan era el único motociclista entre los aprendices enviados a Osaka por la JICA. Nos hicimos amigos pronto. Porque yo tenía varias motocicletas por esos días, quise hacer un viaje en motocicleta con él. Él vino a mi apartamento para quedarse por una noche de sá bado. Él, sin embargo, no había llevado la licencia internacional de motocicleta a Japón entonces. Por eso no pudimos viajar en motocicleta e hicimos un viaje en bicicleta a la ciudad de Nara.
Hernan tiene una hija de 7 años. Se divorció hace cuatro años y ahora tiene una novia de 28 años cuyo nombre es Milena. Ella va a tener su bebé. Se casará n este otoño. Cuando nos encontramos de nuevo en Bogotá Hernan me invitó a un viaje a la casa de la tía de Milena que él iba a hacer con Milena el domingo siguiente.
Hernan vino a mi hotel 20 minutos má s temprano que el tiempo señalado de 7:30, acompañado por su única hija Matzudy, en la mañana del domingo. Nosotros nos dirigimos al apartamento de Milena. "Matzudy" debe ser un nombre único en el mundo. Hernan todavía guarda bien los recuerdos buenos de su estancia de cuatro meses y medio en Japón. El nombre de Matzudy fue inventado, combinando las letras iniciales de los nombres de los amigos que él hizo en Japón. La "M" de su nombre es por mi nombre, Matsumoto. Es en mi honor. En ese día Milena estaba pensando en presentarle la hija de la ex-esposa de Hernan a su tía. Ella es una mujer tranquila y buena.
La casa de la tía de Milena se localiza en un valle alrededor de 120km al sudoeste de Bogotá . La carretera queda en la misma ruta que debo tomar hacia Ecuador. La latitud de Bogotá es 4'37" norte. Aunque la ciudad esté cerca del ecuador, es fresca porque su elevación es 2,600m. Pero, una vez uno baja de la montaña, la tierra tropical caliente está esperá ndolo. Porque estaba quedá ndome en un clima fresco en Bogotá durante 18 días, en el valle las cervezas frías estaban frescas y deliciosas para mí. La familia de la tía me llevó al mirador en las afueras del pueblo. El marido de la tía tenía una motocicleta de camino japonesa y nos guió hacia el automóvil, en el que yo estaba, con su esposa en el asiento del pasajero. Pensé que era bonito ver el paseo que tenía una pareja de mediana edad en moto. Deseé hacer lo mismo algún día
Cuando regresé a Bogotá del pueblo en el valle y estaba pensando en salir de la capital hacia Ecuador, Hernan estaba planeando visitar la casa de los padres de Milena, no ya la de su tía entonces, el fin de semana siguiente y me invitó. La casa de los padres está en el sur, má s lejana que la de la tía, sin embargo, no está tan lejos de la carretera al Ecuador. Por eso tenía la idea de que iría en motocicleta para salir de Bogotá . Pero, ya que me dijeron que los guerrilleros aparecerían en el distrito, decidí dejar mi motocicleta en Bogotá e ir en un automóvil que Hernan había pedido prestado a un amigo. El viernes me trasladé a la casa de Hernan desde el hotel donde me había quedado, ya que su casa estaba lejos del hotel y nosotros saldríamos temprano en la mañana. Aunque me levanté temprano la mañana del sá bado, perdimos tiempo en recoger a Milena y eran las dos y media de la tarde cuando salimos de Bogotá.
Estaban los padres de Hernan e inclusive su hija Matzudy en el automóvil. Anocheció mientras visitá bamos el lugar de la tía de Milena por segunda vez y eran las 8:30 cuando llegamos a la casa de nuestro destino. Esa noche bebí "aguardiente" (licor) colombiano con Hernan y Cristóbal, el padre de Milena, que enseña sociología en una escuela, hasta la una. La siguiente mañana, nosotros, incluyendo los padres de Milena, nos dirigimos a una cueva de caliza después del extremo de una carretera no pavimentada. La carretera estaba á spera. Hernan tuvo que chupar gasolina a través de una manguera y vaciarla en el carburador tres veces, porque la bomba que envía la gasolina al carburador dejó de trabajar. La cueva de la caliza se localiza en paseo de una hora desde el extremo de la carretera no pavimentada. No pensé que pudiera andar una distancia tan larga porque mis pies no habían sanado completamente. Pensamos en contratar caballos, pero no pudimos conseguir siete caballos. Ademá s, no pudimos encontrar un guía. Por eso cambiamos de idea y fuimos a un río cercano con una cascada pequeña para bañarnos. Enfriarse en el agua fría en la selva debajo del calor tropical fue refrescante.
Hernan tiene un trabajo relacionado con problemas de medio ambiente en el gobierno municipal de Bogotá . Él me llevó a la oficina donde trabaja y a los hospitales y me presentó a varias personas. En las oficinas me encontré también a muchas mujeres. La mayoría de ellas eran muy bonitas. Entre ellas había una llamada Marcela. Ella está a cargo del registro de bienes raíces en el primer piso de la misma oficina donde trabaja Hernan. Cuando me la presentó, yo pensé que ella y su compañera Martha, que se sienta en la próxima ventanilla, eran ambas bonitas. Por eso tomé un video de ellas. Todas las trabajadoras fueron muy amistosas conmigo. Entre todos, Marcela pestañeó a la cá mara de video y habló mucho conmigo. Marcela me dijo, aunque nos conocíamos por primera vez, "Tengo 28 años y tengo dos hijos de 8 y 4, pero me divorcié".
Yo le dije a Marcela, "Regresaré de nuevo aquí la próxima semana", pero no podría hacerlo porque estaría ocupado encontrá ndome con Esperantistas. Entretanto, aproximadamente diez días pasaron. Durante ese periodo Hernan me dio un mensaje de Marcela varias veces donde ella me mandaba saludos. Y, yo estaba pensando en salir de Bogotá pronto. Ya que sentí que quería ver de nuevo a Marcela antes de salir, fui a la oficina con Hernan un día. Cuando estaba subiendo a la oficina de Hernan en el segundo piso, Marcela salió de la ventanilla y nos siguió hasta la escalera con una sonrisa en su cara. Mientras estaba hablando con ella, tenía el impulso de hablar má s y má s. Me animó y le pregunté, "¿Puedo verle después del trabajo hoy?". Ella contestó en el acto, "Sí".
El día siguiente empecé a asistir a la oficina todas las mañanas con Hernan para verla. Pasé el tiempo escribiendo historias del viaje o "e-mails" en el cuarto de oficina de Hernan hasta la una de la tarde cuando el descanso del almuerzo de Marcela empezaba. Su trabajo acaba a las cuatro. A esa hora mi cita empezaba todos los días. Hernan sale de la oficina para ir a hospitales y empresas de la ciudad todos los días. Ya que me sentía culpable por usar mi PC día tras día en la oficina sin él, voy ahora a la oficina antes de la una cuando Marcela toma el descanso del almuerzo. Desde las dos, cuando el descanso acaba, hasta las cuatro, llevo mi PC a un restaurante cercano y tecleo y tomo una taza de café colombiano por 13 centavos de dólar.
Conocí a sus dos hijos. Visité su casa y conocí a su madre, hermanos y una hermana. Pensamos en ir a aguas termales con los dos niños pasado mañana ya que ella tenía un fin de semana de tres días. Yo conseguiría una extensión de mi estancia. En lo posible, deseaba conseguir otros 4 meses. Si puedo hacerlo, podré visitar las aguas termales con ella todos los fines de semana. Ahora estoy pensando en regresar a Colombia después de viajar alrededor de América del Sur.
(4) Correo electrónico desde Bogotá (Jul. 11, 2003)
Casi dos meses han pasado desde que me trasladé a la casa de Hernan quien había conocido en Osaka, Japón, hace 11 años. Durante este periodo visité unas aguas termales en el norte de Bogotá en los fines de semana. No estuve satisfecho completamente porque la temperatura de las aguas termales no era suficientemente alta. Sin embargo, es bueno que una familia pueda quedarse en un hotel por US$17. También cociné comidas japonesas como "sukiyaki" y "izudaki" para la familia de Hernan y sus parientes. Contrario a mi ansiedad, les gustaron las comidas. Fui sorprendido al ver algunas personas usando un huevo crudo como salsa para "sukiyaki". Ellos también estaban muy interesados en usar palillos.
Hernan tiene un trabajo relacionado con problemas del medio ambiente para el gobierno municipal de Bogotá . Él me hizo pensar en dar una conferencia sobre contaminación aérea a los ingenieros medio-ambientales que trabajan para la oficina de la ciudad. Por eso he estado coleccionando datos en Internet y con mis amigos japoneses y haciendo el texto por "Microsoft Powerpoint."
El amigo que me encontré en un bar cercano trabaja en una tienda de ropa de cuero. Hoy le dije que hiciera mis pantalones y chaqueta de cuero para motocicleta . Iré a la fá brica con él mañana. Le pedí que usara cuero grueso para los hombros, codos y rodillas. El precio por los pantalones y la chaqueta es aproximadamente $125. El color de ellos será azul.
Hernan tiene una casa de tres pisos cerca del aeropuerto. Pasado mañana, el domingo, nos trasladaremos allá . En agosto Hernan se trasladará a un nuevo apartamento con su novia Milena. Hernan me dijo que nos trasladaríamos juntos y así lo haré
Voy a quedarme en Bogotá hasta alrededor del 10 de octubre y iré al sur, a Ecuador.
(6) Viaje en la motocicleta a unas Aguas Termales en Colombia
Cuando estaba quedá ndome en la casa de los padres de Hernan en San Carlos, en la parte sur de Bogotá , fui a beber a un bar cercano con Hernan y nos encontramos a Miguel allí. Él es estudiante, pero tiene un trabajo temporal en tiendas que venden pantalones y chaquetas de cuero. Él me dijo que el precio de pantalones y una chaqueta para mandar hacer estaría alrededor de US$115. Ya que mi traje de cuero para motocicleta se lo robaron en México, entonces ordené una chaqueta y pantalones de cuero en azul, del mismo color del casco y las botas.
A Marcela le van a dar unas vacaciones de 20 días durante el mes de agosto. Pero, sus dos niños tendrá n que ir a la escuela en ese mes. Por eso nosotros decidimos hacer un viaje por primera vez sin los muchachos. Sería un viaje de 15 días en la motocicleta en dirección a la frontera de Panamá . Nunca había hecho un viaje con alguien en el asiento del pasajero. Marcela nunca había experimentado un viaje en motocicleta. Le compré casco y botas y ordené una chaqueta y pantalones de cuero para ella. Hernan negoció por mi y el precio de la chaqueta y los pantalones quedó en $83. Los trajes de motocicleta para nosotros dos estaban listos justo antes del viaje. Esperá bamos que el cuidado de los niños fuera a ser tomado por la madre de Marcela que vive en la casa de enseguida, y el hermano y su esposa que viven en la misma casa. Ademá s, Marcela había pedido a una de sus amigas dormir con los muchachos en la misma cama. Pero, cuando Marcela le contó a Harold, su hijo de ocho años, de nuestro viaje, él empezó a llorar ruidosamente. Entonces pensamos cancelar el viaje, pero finalmente decidimos visitar unas aguas termales que tardaríamos dos días en llegar, y luego regresar a Bogotá a los cinco días.
Recuerdo que la condición de las carreteras en Centroamérica era una pena, pero de alguna manera la de Colombia es muy buena. Estaba preguntá ndome la razón. Arranqué la motocicleta desde el garaje de la casa cerca del aeropuerto y viajé aproximadamente dos kilómetros. Muy pronto encontré una estación de peaje. Había alrededor de diez de ellas antes de llegar a Ibagué, una ciudad aproximadamente a 200km al oeste de Bogotá . Es natural que las carreteras en Colombia estén buenas. Ademá s de los peajes, los conductores tienen que pagar $0.52 por litro de gasolina. Entonces el viaje en vehículo es costoso en este país con ingreso relativamente bajo. Pero afortunadamente, hay una calzada estrecha para permitir el paso de las motocicletas. Por eso los motociclistas no tienen que pagar. Este país tiene un sistema mucho mejor que Japón donde la mayoría de las estaciones de peaje cargan el mismo precio en motocicletas como en automóviles.
Tres cordilleras corren de sur a norte en Colombia. Bogotá se localiza en la cordillera oriental y su elevación es de 2,600m. Santa Rosa de Cabal, el recurso de agua termal de nuestro destino, está en la Cordillera Central. Para llegar allá se debe cruzar un profundo valle. Bogotá está en los trópicos en la latitud de 5 grados norte, sin embargo, hace bastante frío a causa de su alta altitud. En agosto hizo má s frío que en mayo cuando llegué. Por eso salí de Bogotá poniéndome el traje recién hecho y unos guantes de invierno.Cuando descendí de las montañas, se puso má s caliente. El calor tropical estaba esperando por nosotros al fondo de las montañas. Me quité una de las camisas, reemplacé los guantes de invierno por los de verano y ademá s abrí la cremallera de la chaqueta de cuero. Pero, aun así el sudor apareció.
Cuando uno sube la montaña durante un tiempo después de haber cruzado el valle, encuentra la ciudad de Ibagué . Ya que uno ha ganado altura, ya no hace tanto calor. Sin embargo, el hotel tenía una piscina y aún así nunca se está fresco. Nos quedamos allá . A la mañana siguiente viajamos en moto por las montañas durante má s de hora y media. El constante ascenso de hora y media significa que la elevación es alta. El paso era de 4,000m de alto. Es má s alto que el pico del Mt. Fuji en Japón. Había nieve en la cima de la montaña má s alta que vi en el norte del paso. En la mitad de la bajada de la montaña había un retén de policía. Tenía un mal presentimiento, y de hecho ellos nos detuvieron. Mostré la licencia de conducción, pasaporte y el permiso de la extensión de la moto. Ya había experimentado registros policíacos muchas veces en los países de Centroamérica, sin embargo, la policía me había permitido irme fá cilmente. Pero ese día, la actitud de la policía era diferente. Un policía joven comenzó a insistirme que el seguro de trá fico era necesario. Por supuesto, yo no lo tenía. La policía nos ordenó dejar la moto allá y pagar una multa de $100. Marcela llamó a Hernan por el teléfono celular que ella había pedido prestado a su hermano. Hernan, que estaba trabajando en ese momento en la oficina, hizo una llamada telefónica al Ministerio de Transporte y consiguió la información de que los turistas extranjeros no tienen que comprar ese seguro. Pero la policía no lo aceptaría. Le dí $14 a Marcela para un soborno en caso tal de ser necesario. Le dije a la policía que yo compraría el seguro si fuera necesario. Dos de los policías jóvenes se montaron en una moto policíaca y me guiaron en moto a una compañía de seguros. Me dijeron que ellos sólo tenían un tipo de seguro vá lido durante un año que costaba $140, pero pensé que tenía que comprarlo. Sin embargo, debido al descanso del almuerzo no pude conseguirlo. Entonces fuimos llevados a la estación de policía. Considerando la multa que la policía me pidió llamé a la Embajada japonesa para pedir ayuda. Nunca había pedido ayuda a la Embajada japonesa en el extranjero durante los pasados 30 viajes. El funcionario no supo sobre el seguro y me dijo que me volvería a llamar después de investigar.Pero no hubo ninguna respuesta. Uno de los policías consiguió permiso con su jefe para acompañarme a otra compañía de seguros. Él manejó mi moto conmigo en el asiento del pasajero. A él le gustó mi moto y mejoró su actitud. En la compañía de seguros que visitamos, me dijeron que el seguro sólo podría ser adquirido en la oficina central. Después de todo, Marcela le dio el dinero a la policía y pudimos irnos. Cuando estuvimos retenidos por la policía, perdimos medio día, razón por la cual decidimos quedarnos en Armenia donde encontramos la oficina central de seguros. Decidí comprar el seguro, porque tuve miedo de ser nuevamente retenido por la policía en algún otro lugar. En la oficina central nos dijeron que ya estaban cerrando por lo tanto no nos lo venderían, pero Marcela les insistió y ellos nos lo vendieron. Ademá s, excepcionalmente ellos me hicieron un seguro por 3 meses. El precio fue tan solo de $28.
Al día siguiente dejé la moto en el estacionamiento del hotel y tomé dos autobuses para ir a las aguas termales en Santa Rosa de Cabal. Había oído que este recurso tenía una cascada de agua termal y por eso estaba deseoso de ir a visitarlo. Había investigado sobre este lugar y en la información que obtuve no habían hoteles. Entonces, decidí hacer un viaje de un día en autobús. Las aguas termales se localizan hacia las montañas después de 25 minutos de viaje por carretera destapada en taxi desde Santa Rosa de Cabal. Había un hotel sorprendentemente bueno. En el hotel me dijeron que el precio era $32 diarios por persona incluyendo tres comidas. Yo pensé que lamentablemente no nos quedaríamos allá . El rumor es, que el agua caliente del manantial cae por un precipicio aproximadamente de 5m de alto a la piscina. En la parte de atrá s de la alta montaña, fluye una cascada tan alta de má s o menos 200m hasta abajo al lado de la piscina termal. Sin embargo, esa agua no es caliente, sí que es fría. Algunos de los turistas está n refrescando su acalorado cuerpo. Como siempre, la temperatura del agua en la piscina termal no es tan alta .Pero si uno se pone bajo la cascada, el agua suficientemente caliente da palmaditas a los hombros y calienta el cuerpo. Esto es algo agradable. Después de calentarme, caminé hacia arriba a la cascada má s alta. Por el camino vi la cima de la cascada caliente y me defraudó. No era una cascada natural de agua termal, sino que el agua caliente era llevada por una cañería desde la fuente. Má s sin embargo, el recurso de agua caliente en este lugar era bueno en medio de ese campo natural, que incluso en Japón es raro encontrarse.
Yo estaba regresando a Bogotá y de nuevo atravesé el paso con altitud de 4,000m. Manejando hacia abajo de la montaña, decidí quedarme en Ibagué durante una noche. Cuando estaba caminando en la calle con Marcela, pasamos a visitar a una amiga de Marcela. La mujer nos dijo que habían otras aguas termales cerca a Ibagué. Observando el mapa, se localiza en el valle al lado de Ibagué en un nevado que fue visto desde el paso de 4,000m. Alguien nos habló del riesgo con las guerrillas, pero yo estaba dispuesto a tomar ese riesgo a cambio de que sí sean aguas termales. Retardamos el regreso a Bogotá por un día. Las aguas termales de El Rancho está n internadas en las montañas y los autobuses sólo conducen hasta la mitad del camino. Contratamos un jeep. Después de 40 minutos de conducción por una carretera pavimentada que siguió subiendo, viajamos otros 40 minutos por una carretera destapada y muy á spera. La carretera transitable en vehículo terminó y tuvimos que caminar por un camino duro sobre la montaña que ondulaba de arriba abajo a lo largo del río en el valle.
El camino acabó en el valle rodeado por precipicios altos en todas las direcciones. Un precipicio con siete cascadas dibuja líneas largas, blancas. Una de ellas consiste en agua caliente. Aunque la cantidad de agua caliente de la cascada no es abundante, hace una piscina termal natural en el pie del precipicio. El agua caliente de la piscina es opaca con un tono amarillento verde. Me gusta este tipo de agua termal opaco en lugar de uno transparente. Me da una sensación de agua caliente auténtica. Como no había nadie bañá ndose en la piscina termal, entré en la piscina sin ropa como siempre lo hacemos en Japón. Marcela me siguió. Ella me dijo que era su primera experiencia. En El Rancho hay un lugar de campamento y una cabaña aunque sin electricidad. El precio de la noche en la cabaña es tan sólo $2 la noche por cada uno. En Japón hay pocas aguas termales subdesarrolladas, naturales como estas. Este lugar puede visitarse en un día desde Bogotá y regresaré aquí de nuevo. Al salir de las aguas termales, nos montamos en un caballo, porque mis pies se habían maltratado en los EE.UU. y no podía soportar un paseo largo a pie. Nunca había montado a lomo de caballo desde que había tenido un paseo de 10 minutos por una playa en Tailandia hace unos 20 años atrá s. Resistí un viaje de una hora a lomo de caballo por un camino montañoso donde incluso caminar no es fá cil. El caballo cruzó el río tres veces durante el viaje. Fue una breve aventura.
Una semana después, visité las aguas termales de El Rancho una vez má s, esta vez en autobús. Me acompañó, no es necesario decirlo, Marcela, y ademá s Fany, la madre de Marcela y sus tres niños. El muchacho má s joven de Marcela y el hijo de Fany tienen la misma edad. Los dos tienen cuatro años. Eso significa que el hijo mayor de Marcela, de ocho años, tiene un tío cuatro años má s joven que él. Esto parece un poco extraño para mí. Nos quedamos dos noches en El Rancho. Las estrellas increíblemente numerosas estaban brillando en el cielo que se parecía al mismo visto desde el fondo de un pozo. En la tierra tan oscura como un diapasón habían luciérnagas emitiendo luz, compitiendo con las estrellas. Era un valle sin electricidad, pero el valle era abundante con la luz de la naturaleza.
He visitado cuatro recursos de aguas termales al norte de Bogotá . Cualquiera de ellas es excelente, pero nunca mejor que estos dos lugares. Antes de salir de Japón, imaginé que si yo extrañaría algo de Japón, sería sólo las aguas termales. Y de hecho, a veces había extrañado las aguas termales de Japón. Pero ya no las extrañaré si sigo quedá ndome en Colombia.
Ricardo
Hablé sobre mi viaje en la clase inglesa.
Frank (izquierda)
La natura hermosa en Colombia
La familia de Nidra, la tía de Milena
Bañá ndome en un río con cascada pequeña.
En dirección a las aguas termales en El Rancho en jeep
Aguas Termales en El Rancho
Ricardo les enseña esperanto a los seguidores de Taoímo.
Leonardo & Pilar
Hernan y su novia Milena
La familia de Cristóbal, el padre de Milena
Hernan tuvo que chupar gasolina y vaciarla en el carburador.
Marcela
Viajamos en moto, poniéndonos un traje de cuero para motocicleta.
Aguas Termales en Santa Rosa de Cabal
Caminamos por una senda en la montaña hacia las aguas termales durante una hora.
(8) Saliendo de Bogotá y encontrándome a un Esperantista en Cali
El jueves 9 de octubre fue el 29o cumpleaños de Marcela. Ya que mi permiso de quedarme en Colombia es hasta el 23 de octubre, tuve la idea de salir de Bogotá y dirigirme a Cali, ciudad en la vía a Ecuador, para encontrar a un esperantista y turista japonés SJ, después de haber celebrado el cumpleaños de ella. Sin embargo, vi el calendario y supe, que el lunes 13 de octubre será fiesta nacional. Le dije a Marcela al respecto y ella me dijo, que ella iría conmigo en el asiento trasero para despedirme en Ibagué, que se encuentra a una distancia de cuatro horas de Bogotá. Cerca de Ibagué están las aguas termales de El Rancho, que visitamos dos veces anteriormente. Decidimos ir allí el día 11.Envié mis pertenencias en una transportadora a la casa de Alirio, quien cuida El Rancho, en Ibagué.
Salimos de Bogotá a las 8 am del sábado y llegamos a Ibagué a las 12. La casa de Alirio estaba detrás de un gran hotel. La vía al lado del hotel no estaba pavimentado y algunas partes de la vía estaban cubiertas de barro. Me sentí intranquilo, pero conduje otros 100 metros. Vi una cerca alambrada. El camino se hizo más pequeño y más pendiente antes de la puerta. Temí, que el camino finalizase allí. Marcela bajó de la motocicleta, abrió la puerta y caminó hacia abajo por el camino para asegurarse si la motocicleta podía pasar o no. Regresando a la puerta, Marcela dirigió su dedo hacia mi. Miré hacia atrás y vi a Alirio caminando hacia mi motocicleta desde atrás. Juntos pasamos por la puerta y vi un rancho agrandándose ante mi. La casa de Alirio estaba en el rancho.
Alirio ya había recogido mis pertenencias con su camioneta. Marcela y yo empacamos mis cosas y dejamos la casa hacia las aguas termales en el monte en la camioneta conducida por Alirio. Eran las tres y media, cuando terminamos de almorzar y comprar cosas en el centro de Ibagué. Ya eran las cinco, cuando su camioneta con otros turistas llegó al final del camino de la montaña. Tuvimos que caminar una hora, porque los caballos no estaban listos para nosotros. Ya había anochecido, cuando llegamos a las aguas termales.
Dos días pasaron muy rápido y llegó el lunes. Marcela regresó a Bogotá en autobus a las tres de la tarde. Fue un adiós con lágrimas. No lloraba desde que me fui de la casa de Michael en California hace aproximadamente dos años. Entonces escondí mis lágrimas con gafas de sol, cuando me despedí de Michael. Después, sin embargo, en la motocicleta no pude controlar mis lágrimas cayendo. Esta vez no controlé mis lágrimas incluso delante de Marcela. Nunca había sentido, que un adiós es tan doloroso. Regresé al rancho de Alirio justo después que me despedí de Marcela. Tomé leche recién ordeñada de el rancho. Al comienzo pensé, que era leche condensada. La leche era increíblemente mucho más viscosa que las que venden en el mercado. La leche era dulce y deliciosa.
Hay un paso de montaña de 4,000 m entre Ibagué y Cali. Cuando pasé el paso de montaña antes, había un control de policia en la mitad del camino en declive y la policía me ordenó comprar un seguro de tráfico para la motocicleta. Como resultado perdí medio día. Esta vez comenzó a llover fuerte en el camino de subida al monte. Y, fui detenido por la policía de nuevo en el mismo lugar. El control policíaco finalizó rápidamente esta vez, porque tenía el seguro. En la lluvia traté de meter el pasaporte, un estuche de aluminio, que conservaba la licencia de motocicleta y dos tarjetas de ATM, y el permiso aumentado de cuatro páginas para la motocicleta en el cinturón para dinero. No pude meter los papeles del permiso en el cinturón. Traté algunas veces y finalmente los metí en la guantera como alternativa. Y, no abrí el cierre de el cinturón para dinero.
La licencia y las tarjetas de ATM son las cosas más importantes. Siempre que me intranquilizo por esas tarjetas de plástico, detengo la motocicleta y me aseguro, que las tengo conmigo. También cada día comienzo a intranquilizarme y detengo la motocicleta después de andarla una hora aprox. El cierre está abierto y el estuche de aluminio con las tres importantes tarjetas no se encuentra! Volví al sitio del control policíaco, viendo la parte superior del lado contrario por donde yo venía. Pero, uno apenas puede esperar, que uno encuentre esas cosas en la calle. Traté de anular las tarjetas ATM por Internet para prevenir el uso de ellas por alguien, pero ambos bancos no tenían un menú para permitir eso en sus páginas. Así que envié un mensaje por correo electrónico a mi hermano en Japón, pidiéndole reportar a los bancos y hacer nuevas tarjetas. Con relación a la licencia, antes hice una copia escaneada en mi computador. Entonces, la imprimí en papel de buena calidad usado para fotos y la laminé con plástico. Obtuve una falsa licencia, que se parece a la auténtica. Ningún policía en Latinoamérica sabe, espero, que una licencia japonesa está hecha de plástico. Si la licencia muestra ser falsa, mostraré la denuncia de su pérdida obtenida con la policía colombiana. Y si eso tampoco funciona, mostraré la carta en español dada por la Embajada Japonesa en Honduras, que certifica que yo tengo una licencia japonesa válida.
Este incidente atrasó mi llegada a Cali un día. Rafael Mejía, un esperantista en Cali, es una persona, que obtuvo mi dirección de correo electrónico de otro esperantista y me envió un mensaje luego de mi llegada a Colombia. El es el presidente de la Liga Colombiana de Esperanto. Rafael escribió, que yo podía quedarme en su casa. Tenía la idea de quedarme en un hotel como alternativa, porque sería más fácil encontrar un hotel en mi libro guía, que tiene un buen mapa de hoteles y también más fácil encontrar un café de Internet en el centro de la ciudad, y además porque podría fumar libremente. No lo pude encontrar el día de mi llegada, porque el trabajaba hasta tarde en la noche. Sin embargo, el ya se había contactado con su sobrina Paola por mí. Justo después de que le dara el número telefónico de mi hotel a su familia en su casa, Paola me llamó al hotel. Visité la casa de ella esa misma noche. Ella tenía tres meses de embarazo, pero no se había casado. Sin embargo, ya vivía con su futuro esposo Julio por más de un año. Esa manera de vida es poco común en Latinoamérica donde casarse es importante para las mujeres. Tarde en la noche llamó Rafael. El me dijo, que mi hotel estaba en un área peligrosa y me propuso quedarme en la casa de Paola. Así que me quedé allí esa noche.
Poco después de las 8 de la siguiente mañana, Paola y yo fuimos juntos a la empresa telefónica donde ella trabaja. Tuve una cita con Rafael allí. Es bien conocido, que las personas de América Latina no son puntuales, pero los esperantistas son la excepción. El vino a la oficina algunos minutos luego de que llegamos. Me encontré con Rafael por primera vez. Es un hombre bajito con gafas. Tiene, supongo, más de 55 años. Habla un Esperanto fluído, sin embargo, el habla despacio y claro para mi. Es generoso y buena gente. Ya que el tenía que trabajar en la tarde, pasamos la mañana juntos. Luego de hablar en el cuarto de mi hotel, me acompañó a los sitios donde yo podía hacer la licencia falsa. Eso tomó mucho tiempo y ninguno de nosotros pudo almorzar en su casa aunque yo estaba invitado.
A las 8 de la mañana del día siguiente, Rafael me visitó puntualmente en el hotel. El me guió al museo arqueológico. Un empleado del museo nos guió y nos explicó acerca de los objetos. Ya que no podía comprender su explicación, Rafael tradujo al Esperanto. Era viernes en la tarde. Rafael enseña Esperanto todos los sábados en la mañana. El tenía que comprar un estuche de forma cilíndrica para usarlo como material pedagógico y lo acompañé. Luego almorzamos juntos. El pagó por mi. Luego del almuerzo, prometimos encontrarnos de nuevo y luego el fue a su oficina.
Volví al hotel y leí los informes del paso por la frontera en el libro guía. Cuando estaba leyendo del intercambio de dinero, me acordé, que el día anterior el me pidió recordarle que me regresara el dinero que el ya tenía para mí. La causa por la cual el, que yo conocía por primera vez, ya tuviera mi dinero es, que Frank, otro esperantista de Cali, le dio a Rafael el dinero que le había prestado a él. Frank entonces visitaba Bogotá para obtener papeles de visa a Rusia. El se había quedado en mi cuarto de hotel por cinco noches. El no pudo obtener dinero de su banco, ya que los guerrilleros habían destruído la torre de comunicaciones. Así que le presté dinero. Y Rafael y yo no lo recordamos, cuando nos despedimos. Así que llamé a su casa. No lo pude contactar en la oficina. Una vez el recibió el mensaje de su familia, Rafael llegó a mi hotel de nuevo con el dinero en la noche. Se dice, que hay muchos robos en los países de América Latina y que las personas que viven allí no son puntuales. Pero, los esperantistas son la excepción.
Hay una ciudad antigua llamada Popayán cerca de 130 km al sur de Cali en la vía a Ecuador. De esta ciudad a la frontera en el sur, se reporta que los guerrilleros están activos. Fundamentalmente respeto a los guerrilleros, que arriesgan sus vidas por la revolución. Pero según dicen, los guerrilleros de este país parecen ser diferentes. Este país es famoso en todo el mundo por su comercio de drogas. Antes se había reportado, que el cartel que comerciaba con drogas en este país era más fuerte que el gobierno. Estados Unidos por entonces sufría el efecto de la droga y venció al cartel junto con el gobierno de este país. Luego, se reportó que los guerrilleros tomaron el negocio del cartel. Además, ellos secuestran personas para arrebatarles dinero. Incluso, buscan hasta viajeros en motocicleta como víctimas. Tenía la idea, de conducir por esta área el fin de semana, cuando es más seguro con más tráfico. Salí de Popayán en la madrugada del domingo 19. Luego de aprox. una hora de conducir, seis o siete camiones muy armados llenos de soldados pasaron en el lado contrario. Cerca de la cima de la montaña vi a muchos soldados al lado de la vía con armas. Eso era como una guerra. Me sentí, por el contrario, seguro. Estaba protegido por los soldados.
Quise no temerle a nadie, porque ya había perdido las tres tarjetas más importantes. En Popayán incluso visité en autobus las aguas termales de Coconuco, que estaba a una hora de viaje monte adentro, aunque Rafael me había dicho, que era un sitio peligroso para visitar. Ya no tenía muchas cosas para perder, incluso si tuviera un ataque de los guerrilleros. A pesar de eso, todavía le temía a los guerrilleros, así que conduje más rápido de lo usual. Usualmente soy adelantado por los automóviles, pero la situación era distinta ese día. Esperando pasar el área peligrosa lo más pronto posible, adelanté a los automóviles. Ningún automóvil me adelantó. Si se piensa racionalmente, mi motocicleta es una BMW. Esa es fundamentalmente más rápida que los automóviles. Antes medité sobre transportar la motocicleta. Pero decidí ir en mi motocicleta. Y afortunadamente, no me encontré con los guerrilleros. Esa área, que se reporta como peligrosa, parece estar tranquila ahora. Colombia, donde estuve durante seis meses, no es tan peligrosa como dicen, sino que es un buen país. Volveré a este país dentro de un año.
La casa de Alirio estaba en un rancho. La leche que fue servida por estas mujeres de su pariente que viven en el mismo rancho era magnífico.
Cali
Popayan
Como de costumbre, monté un caballo para volver desde las aguas termales en El Rancho.
Rafael, un Esperantista en Cali
Las personas me dijeron que podría haber los guerrillas alrededor de estas aguas termales en Coconuco.