1:8

"Y llamó Dios a la expansión Cielos.

Y fue la tarde y la mañana el día segundo."

ויקרא אלהים לרקיע שמים ויהי־ערב

ויהי־בקר יום שני

וַיִּקְרָא אֱלֹהִים לָרָקִיעַ, שָׁמָיִם; וַיְהִי-עֶרֶב

וַיְהִי-בֹקֶר, יוֹם שֵׁנִי

LXX:

και εκαλεσεν ο θεος το στερεωμα ουρανον και ειδεν ο θεος οτι

καλον και εγενετο εσπερα και εγενετο πρωι ημερα δευτερα

Vulgata:

vocavitque Deus firmamentum caelum et

factum est vespere et mane dies secundus

Y llamó Dios a la expansión Cielos

El producto del poder creador de Dios en el segundo día de la semana de la creación recibió un nombre, así como lo había recibido la luz del primer día.

En el hebreo, tanto como en las traducciones modernas, la palabra "Cielos" es el nombre que se da a la morada de Dios y también al firmamento. En este versículo "Cielos" se refiere a los cielos atmosféricos que aparecen ante el ojo humano como un palio, o cúpula, que cubre como una bóveda nuestra tierra.

Ninguna vida es posible sin aire. Plantas y animales lo necesitan. Sin atmósfera, nuestra tierra estaría muerta como la luna, tremendamente tórrida en aquella parte expuesta al sol y extremadamente fría en las otras secciones. En ninguna parte se hallaría ningún brote de vida vegetal y no podría existir ningún ser vivo durante ningún tiempo.

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