Historia de la Crítica Textual

Para comprender debidamente cómo se emplea la crítica textual hoy, es necesario que repasemos brevemente su historia a partir del siglo XVI:

Aunque la imprenta de tipo movible se inventó alrededor del año 1450, no se imprimió ningún Nuevo Testamento griego completo hasta la segunda década del siglo XVI.

Esto quizá se debió en parte al costo y a la dificultad de producir los tipos griegos, pero mayormente al prestigio y a la autoridad de la Vulgata latina.

Antiguas ediciones impresas

La Políglota complutense

El primero que pensó en publicar un NT griego fue el cardenal español Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517), arzobispo de Toledo.

En 1502 nombró a un grupo de eruditos para que prepararan una edición políglota de toda la Biblia. Esta tenía el AT en tres columnas verticales en hebreo, latín y griego, y en la parte inferior explicaciones de raíces caldeas y hebreas; el NT estaba en griego y latín. El AT en cuatro tomos, se terminó de imprimir en 1517. El tomo 5, que contenía el NT, se imprimió en 1514, pero el papa León X no permitió que apareciera hasta el año 1522. Mientras tanto, había aparecido el NT griego de Erasmo, y Jiménez de Cisneros perdió el honor de ser el primero en publicar un Nuevo Testamento en griego.

El Nuevo Testamento griego de Erasmo

El primer Nuevo Testamento impreso en griego fue editado por el erudito holandés Desiderio Erasmo (1466-1536). Johannes Froben, un decidido impresor de Basilea, Suiza, estaba deseoso de publicar un NT griego antes de que saliera la obra de Jiménez de Cisneros; y persuadió a Erasmo, humanista holandés, a que preparara el manuscrito para la publicación.

Después de diez meses de trabajo, la primera edición apareció en marzo de 1516. El trabajo fue hecho con premura, y, por lo tanto, la calidad no era buena. Se basaba en unos pocos manuscritos en minúscula, de fecha tardía, que habían podido conseguir en Basilea.

Los unciales (manuscritos en mayúscula), tan famosos hoy, aún no se conocían.

El texto de los Evangelios se basaba en el códice 2, un manuscrito deficiente del siglo XII, corregido según el códice 1, MS del siglo X de bastante valor.

Para el texto de Hechos y las cartas de Pablo se usó principalmente un MS del siglo XIII (2ap) y para el Apocalipsis, sólo un MS (1r ) del siglo XII. Desafortunadamente a éste le faltaba la última hoja en la cual estaban los últimos seis versículos de Apoc. 22. Erasmo suplió esta falta traduciendo estos versículos de la Vulgata latina al griego. También intercaló materiales de la Vulgata en otros puntos del NT.

Como resultado todavía se encuentran palabras y frases en el "texto recibido" que no aparecen en ningún MS griego.

El texto griego del Novum Instrumentum, nombre que Erasmo dio a la primera edición, estaba acompañado de una columna paralela en una traducción latina nueva y elegante, la primera traducción latina de todo el NT desde el tiempo de Jerónimo.

Desafortunadamente, la primera edición tenía centenares de errores tipográficos. En las cuatro ediciones posteriores (2ª ed., 1519; 3ª ed., 1522; 4ª ed., 1527; 5ª ed., 1535) se corrigió la mayor parte de estos errores.

La segunda edición titulada Novum Testamentum fue la base del Nuevo Testamento alemán traducido por Lutero.

La tercera edición es famosa por la introducción del conocido pasaje de los "tres testigos" en 1 Juan 5:7, 8a. Esta comma iohanneum [adición a Juan] como se le da en llamar, consiste de las palabras "en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra".

Esta añadidura aparecía en la Vulgata en los tiempos de Erasmo, pero los MSS griegos que éste conocía no la tenían, y por lo tanto la omitió en sus primeras dos ediciones. Erasmo estaba tan seguro de que era una añadidura reciente al texto, que cuando fue criticado por omitirla prometió que la colocaría en su próxima edición si alguien podía descubrir un solo MS griego donde estuviera este pasaje.

Finalmente le mostraron tal MS, y Erasmo colocó la comma iohanneum en su tercera edición, tal como lo había prometido, pero señalando en una nota que no la creía auténtica. Erasmo no sabía que el MS que le mostraron había sido escrito en 1520, con el único propósito de obligarlo a incluir dicha añadidura en su texto griego.

Ahora se sabe que este pasaje apareció por primera vez en algunos manuscritos latinos tardíos, pero que falta en todos los MSS griegos antiguos. Ninguna de las antiguas versiones lo tiene, y ningún Padre de la iglesia lo cita, incluso al hablar de la Trinidad. Se ve, entonces, que la comma iohanneum no tenía derecho a ser considerada como parte del texto bíblico y que los traductores modernos tienen razón en omitirlo (BJ, VP).

La dominación del Textus Receptus

Roberto Esteban (Estienne o Stephanus, 1503-1559), impresor parisiense, erudito y protegido de Francisco I, publicó entre 1546 y 1551 cuatro ediciones del NT griego. Fueron básicamente reimpresiones del trabajo de Erasmo.

Su tercera edición, en 1550, conocida como la "edición real" (editio regia), contenía un aparato crítico en el cual aparecían variantes de 15 MSS. Este texto fue el que generalmente se aceptó en Gran Bretaña.

La cuarta edición en 1551, publicada en Ginebra, es importante porque por primera vez tenía los versículos enumerados.

Esteban la preparó así para poder usar la concordancia que estaba haciendo, la cual fue publicada por su hijo Henri en 1594.

Teodoro de Beza (1519-1605), amigo y sucesor de Calvino en Ginebra, publicó cuatro ediciones independientes (1565, 1582, 1589, 1598) del NT griego, todas ellas muy parecidas a las de Esteban. Si bien tenía en su poder el Códice Beza (siglo V/VI) y el Códice Claromontano (siglo VI), les dio poco uso.

Los hermanos Elzevir. El nombre textus receptus, o sea "texto recibido", viene de la segunda edición (1633) del testamento griego producido por dos impresores holandeses, Bonaventura y Abrahán Elzevir.

El prefacio de esta edición afirma:

Textum ergo habes, nunc ab omnibus receptum, in quo nihil immutatum aut corruptum damus”.

De esta frase viene la designación textus receptus que se aplica a este texto preparado por Erasmo, Esteban y Beza que se convirtió en base de todas las principales versiones protestantes del NT hasta 1881:

"Tenéis por lo tanto el texto [textum], ahora recibido [receptum] por todos, en el cual no damos nada cambiado o corrompido".

El textus receptus fue lo que se imprimió durante tres siglos siempre que se imprimía el NT griego.

La acumulación de evidencia textual, 1633-1830

Durante los dos siglos de la supremacía del texto recibido, se fue acumulando evidencia textual que indicaba que podía producirse un texto más preciso.

Pudieron estudiarse entonces MSS griegos mejores y más antiguos. En 1627 llegó a Inglaterra, como regalo de Cirilo Lucar, patriarca de Constantinopla, el Códice Alejandrino, del siglo V.

a. La Biblia políglota de Londres. Por el año 1657 apareció en Inglaterra la Biblia políglota de Londres, editada por Brian Walton (1600 ? -1661). Su quinto volumen contenía el NT con las variantes del Códice Alejandrino, designado A, al pie de la página. El sexto volumen contenía un aparato crítico donde aparecía la primera colección sistemática de diferencias con respecto al textus receptus, recogidas de "más de cuarenta antiguos manuscritos griegos". Entre éstos estaban el Códice Beza (siglo V/VI) y el Códice Claromontano (siglo VI). También aparecían las variantes de la Vulgata latina, la Peshito siríaca, y versiones etiópicas y arábigas.

b. Juan Mill. En 1707 John Mill (1645-1707), después de treinta años de trabajo produjo una colección de unas 30.000 variantes o diferencias con el textus receptus en las notas y los apéndices de su NT griego.

c. Ricardo Bentley. Si bien se hicieron intentos de mejorar el texto tradicional, nadie tuvo el valor de abandonar el texto recibido y comenzar de nuevo a partir de los MSS griegos. En 1720 Richard Bentley (1662-1742), ilustre erudito clásico, publicó su Proposals for Printing a Critical Edition of the New Testament. Se proponía preparar el NT griego y latino que correspondiera, según él lo creía, con el texto del siglo IV. Pero el gran profesor de la Universidad de Cambridge murió antes de poder desarrollar sus planes. Su importancia radica mayormente en el estímulo que le dio a otros para estudiar los manuscritos.

d. Bengel. En 1734 Juan Alberto Bengel (1687-1752) publicó el texto recibido, pero por primera vez clasificó las variantes que aparecían en el margen bajo cinco categorías, según el grado de superioridad, igualdad o inferioridad de cada una en relación con el texto impreso. También propuso que en vista de que la gran mayoría de los MSS del NT se habían escrito después del siglo X, los MSS debían evaluarse y no contarse. Si se escogía una determinada variante en base a que aparecía más veces que otra, se estaría eligiendo un texto de fines de la Edad Media.

e. Wettstein. Juan Jacobo Wettstein (1693-1794) es notable por dos contribuciones importantes: (1) su nomenclatura de los manuscritos, y (2) su colección de materiales. Distinguió a los manuscritos en mayúscula o unciales por medio de letras mayúsculas; a los manuscritos en minúscula, los designó con números arábigos. Este sístema aún perdura. En su NT griego (1751 - 1752) aparecían variantes de más de 300 MSS y también una colección de paralelos con pasajes del NT, de escritores clásicos, judíos y cristianos, que aún es consultada por los estudiosos.

f. Semlery Griesbach. La idea de clasificar los manuscritos fue desarrollada aún más por Juan Salomón Semler (1725-179l) y Juan Jacobo Griesbach (1745-1812). Ambos dividieron los MSS del NT en tres categorías. Además, dos de las reglas de Griesbach en cuanto a la crítica textual todavía tienen aplicación: el texto más corto debe preferirse al más largo, y el de más difícil lectura debe preferirse antes que el más fácil.

Decadencia del textus receptus

Carlos Lachmann (1725-1851) fue el primero en romper con la tradición del texto recibido. Lo hizo en sus dos ediciones (1831 y 1842-50), en las cuales no usó el texto recibido e intentó reconstruir lo que creía que era el NT del siglo IV.

Aunque la obra de Lachmann contenía claras deficiencias en cuanto al uso de las fuentes y la metodología empleada, fue importante porque llamó la atención a los eruditos a la posibilidad de lograr un texto superior al que por tradición se había recibido.

a. Tregelles. Samuel Prideaux Tregelles (1813-1875) publicó un nuevo texto crítico del NT que esperaba que desplazaría al texto recibido. Viajó extensamente para comparar manuscritos griegos. Su trabajo crítico se distinguió por su escrupulosa precisión, Desde 1857 a 1872 produjo una sola edición del NT.

b. Tischendorf. Constantino Tischendorf (1815-1874) fue uno de los mayores descubridores, recolectores y publicadores de MSS del NT que haya vivido alguna vez. Descubrió más de 20 MSS unciales; publicó la mayoría de ellos por primera y también publicó 24 ediciones del NT griego entre 1841 y 1873.

Los estudiosos NT le deben a su genio y a su perseverancia el descubrimiento del Códice Sinaí, el desciframiento del Códice de Efraín, y la primera publica del Códice Vaticano. La culminación de su obra publicadora fue la octava edición de su NT griego entre 1864 y 1872, Editio Octava Critica Major, en la cual aparecía rico aparato crítico en siete partes.

Sus publicaciones ayudaron a restablecer la confianza en la paternidad literaria apostólica del NT, negada por los críticos extremistas.

c. Westcott y Hort.

En 1881, después de casi treinta años de investigación de problemas textuales del NT, dos profesores de Cambridge, Brooke Foss Westc Fenton John Anthony Hort, publicaron su obra monumental, The New Testament in the Original Greek.

Refinaron y añadieron al trabajo crítico de los eruditos ya mencionados; luego aplicaron rigurosamente y en forma consecuente la metodología que habían desarrollado. Puesto que sus principios y métodos han tenido un profundo impacto sobre los estudios del texto bíblico, es necesario resumirlos brevemente.

Westcott y Hort comenzaron por examinar cada variante con el propósito de determinar cuál de ellas habría sido la más antigua o acaso tuviera la mayor probabilidad de haber estado en el texto original. En este proceso se consideran dos tipos de evidencia interna:

(1) Probabilidad intrínseca, la cual examina las diferentes variantes, y procura determinar a la luz del contexto cuál de ellas es más probable que haya sido escrita por el autor original. Se pregunta cuál de ellas armoniza con lo que se conoce del estilo del autor, con su manera de expresarse y de pensar; se indaga cuál es la que tiene mejor sentido dentro del contexto.

(2) La probabilidad de transcripción, que estudia las variantes desde el punto de vista de los copistas. Conociendo la tendencia de los escribas y los clásicos errores de copia, se estudia cuál variante explica mejor el origen de las otras variantes, pero que a la vez no puede ser explicada por ellas.

Mediante el uso de evidencia intrínseca y transcripcional, Westcott y Hort procuraron determinar la modalidad y la confiabilidad de diferentes manuscritos.

Si un manuscrito en la mayoría de los casos tiene un texto confiable, puede suponerse que es un buen manuscrito. Por lo tanto, haciendo el primer proceso, se puede formar una opinión del valor comparativo de los diversos manuscritos.

Un manuscrito que tiene un texto superior en pasajes en los cuales se lo puede probar,

probablemente también tendrá un buen texto en pasajes donde la evidencia interna es incierta. En base a este razonamiento, Westcott y Hort llegaron a la conclusión de que el Códice Vaticano y el Códice Sinaítico son los mejores MSS del NT.

(1) Texto sirio: el tipo de texto encontrado en la mayoría de los MSS en minúscula, los unciales más nuevos y muchas de las versiones más nuevas, y las citas de los Padres posteriores de la iglesia.

(2) Texto neutral: el tipo de texto encontrado en el Códice Vaticano (B), Códice Sinaítico ( א ), L, T, 33, la versión Bohaírica y algunos otros manuscritos. Westcott y Hort denominaron neutral a este tipo de texto porque pensaron que tenía menos corrupción posterior y se acercaba, por lo tanto, más a los autógrafos.

(3) Texto alejandrino: Westcott y Hort colocaron el tipo de texto encontrado en el códice 53, las versiones cópticas y los padres alejandrinos en una categoría aparte. Difiere del neutral más en el lenguaje que en esencia.

(4) Texto occidental: este nombre se aplica a un pequeño grupo de manuscritos representados principalmente por el Códice Beza (D) y el Códice Claromontano (D), unos pocos MSS en minúscula, las antiguas versiones latinas, la versión curetonia siríaca y casi todos los padres de los siglos II y III. Este texto, muy antiguo y muy diseminado, se caracteriza por alteraciones y expansiones.

El trabajo de Westcott y Hort tuvo una definida influencia sobre las traducciones protestantes que le siguieron. También tuvo mucha influencia en la preparación de las ediciones críticas del NT griego de Nestlé y de las Sociedades Bíblicas. Westcott y Hort finalmente lograron destruir la dominación del textus receptus, a pesar de que algunos eruditos lo defendieron.

Luego dividieron los manuscritos en familias, y llegaron a la conclusión de que todos podían ubicarse en cuatro principales tipos de texto:

Otros textos críticos griegos

He aquí algunos de los textos críticos publicados desde Westcott y Hort, que se señalan porque se destacan por su importancia u originalidad:

a. Weiss. Bernardo Weiss (1827-1918) publicó en Leipzig un NT griego en tres volúmenes, en 1894-1900, y luego una segunda y menor edición en 1902-1905. Como principio básico de la selección del texto se propuso aceptar el texto que fuera más intrínsecamente apropiado al autor y al contexto. Por cuanto sus estudios lo llevaron a la conclusión de que el mejor de los antiguos manuscritos era el Códice Vaticano, su texto es similar al de Westcott y Hort.

b. Von Soden. Herman Freiherr von Soden publicó un nuevo texto griego con el correspondiente aparato crítico, basado en su propia teoría textual. Von Soden dividía los manuscritos en tres categorías que luego se subdividían en múltiples subcategorías. Su complicado sistema ha recibido la designación de "magnífico fracaso".

c. Souter. En 1910 Alejandro Souter reprodujo el texto griego que había servido de base para la versión revisada de la Biblia inglesa en 1881. A este texto le añadió un aparato crítico escogido, con valiosas citas como evidencia de los padres, especialmente de los padres latinos. Esta obra fue reproducida en 1947 en Oxford con el añadido de nuevas evidencias.

d. Nestlé-Aland. El NT griego de Eberhard Nestlé (1851-1913), fue publicado en Alemania en 1898. Desde entonces se ha ido revisando y mejorando cada edición. Sin duda éste ha sido el NT griego más usado por los estudiosos del siglo XX. El texto de Nestlé se basaba en la comparación de los textos editados por Tischendorf, Westcott y Hort, y Weiss. El aparato crítico, sumamente condensado, contiene una inmensa cantidad de informaciones.

e. Sociedades Bíblicas Unidas. Las Sociedades Bíblicas Unidas han patrocinado una edición crítica del NT griego con un aparato crítico que sólo contiene las variantes que pudieran afectar la traducción o la exégesis del pasaje. Esta obra fue preparada por una comisión internacional de eruditos, y tiene por objetivo principal servir de base a traducciones hechas bajo los auspicios de las Sociedades Bíblicas. La primera edición apareció en 1966. Esta obra se ha publicado con introducción y títulos en castellano.

f. Obras católicas. Pueden citarse tres importantes ediciones católicas del NT en griego y latín:

(1) Vogels. En 1920 apareció la primera edición del NT griego de Enrique José Vogels. Su obra parece acercarse más al trabajo de von Soden y al texto recibido que las otras ediciones críticas modernas. Contiene un aparato crítico más bien pequeño, pero con muchas citas del antiguo latín y de las versiones siríacas. En la segunda edición apareció la Vulgata junto con el

texto griego.

(2) Merk. La obra del padre Agustín Merk, una edición grecolatina del NT, fue publicada en Roma en 1933. El aparato crítico contiene nuevas evidencias, y los MSS están organizados de modo que muestran las relaciones existentes entre sí. Merk se aleja más del texto recibido que los otros dos editores católicos.

(3) Bover. La edición greco-latina del padre José María Bover apareció en Madrid en 1943. Este texto es más bien ecléctico y con frecuencia prefiere las variantes del texto occidental antes que del alejandrino. El aparato crítico se limita sólo a las variantes más importantes.

La crítica textual desde Westcott y Hort

En el siglo XX, en base a los estudios hechos, se fueron modificando las conclusiones de Westcott y Hort. Uno de los factores que ha obligado a estos cambios ha sido el descubrimiento de importantes manuscritos.

Entre estos hallazgos están los cuatro pergaminos de lujo (N, O, , ) del siglo VI, escritos sobre pergamino de color púrpura, con tinta plateada y dorada; el Códice Washington (W) del siglo V, que contiene los cuatro Evangelios, y se descubrió en El Cairo en 1906; las 84 hojas de las epístolas paulinas del manuscrito de Washington (1), que datan del siglo V o VI, y el redescubrimiento en 1901 del Códice Koridethi ( θ ), del siglo IX, que había estado perdido en un convento por treinta años.

Entre las importantes versiones descubiertas debe mencionarse el manuscrito palimpsesto de los Evangelios en la antigua versión siríaca, hallado en el monasterio de Santa Catalina, en el Sinaí, en 1892.

Pero los descubrimientos más notables, por causa de su edad, han sido los de varios papiros, entre ellos los tres códices del NT entre los papiros Chester Beatty, y más recientemente las epístolas de Juan, Judas y Pedro, y los Evangelios de Lucas y Juan, entre los papiros Bodmer.

Clasificación de los manuscritos desde Westcott y Hort

En lo que concierne a la clasificación de los manuscritos se han hecho modificaciones y ajustes desde tiempos de Westcott y Hort.

Los principales grupos de textos, aceptados hoy por los eruditos, son:

(1) Bizantino. Esta designación corresponde a lo que Westcott y Hort llamaron "sirio". Puesto que "sirio" puede confundirse con siríaco y que la mayoría de estos MSS tardíos estaban más bien relacionados con Bizancio y Constantinopla, se los designa "bizantinos".

El texto recibido que sirvió de base para la mayoría de las traducciones hasta entrado el siglo XIX, fue, en verdad, una forma más bien tardía de este tipo. También se lo denomina "vulgata griega" o texto eclesiástico, otros lo denominan texto koiné o tradicional.

(2) Alejandrino. Bajo este nombre se combinan los tipos neutro y alejandrino de Westcott y Hort. Los eruditos afirman que no hay suficiente diferencia entre los dos para justificar la existencia de dos categorías. Es probable que los manuscritos denominados alejandrinos por Westcott y Hort representen sencillamente diferentes grados de fidelidad al texto representado por el Códice Vaticano y el Códice Sinaítico. Si bien todavía se considera que los códices Vaticano y Sinaítico tienen un texto espléndido, se sabe que no están libres de errores de transcripción como lo pensaron los profesores Westcott y Hort.

(3) Occidental. Este tipo de texto, antiguo y muy difundido, ha sido cuidadosamente estudiado, y hoy se lo tiene en más alta estima que en la obra de Westcott y Hort. En los libros de Lucas y de Hechos tiene notables añadidos y expansiones.

(4) De Cesarea. Gracias al trabajo de Streeter, Lake, Blake y New, se ha identificado un nuevo tipo de texto. Se cree que este texto se originó en Egipto y fue traído a Cesarea por Orígenes. El texto de Cesarea se distingue por una mezcla de texto occidental con alejandrino. Pertenecen a este tipo el Códice Koridethi ( θ ) y la familia 1 y la familia 13 de manuscritos.

Los eruditos en crítica textual del siglo XX le deron más importancia al testimonio de las antiguas versiones y de los padres de la iglesia que el que le atribuyeron Westcott y Hort.

Muchos de ellos también afirman que en ningún tipo de texto se conservan intactas todas las partes del texto original.

Esta situación ha llevado a los eruditos a concluir que no puede lograrse la restauración del texto original sencillamente siguiendo las reglas objetivas de la crítica para determinar cuál de diversas variantes es la mejor, y que no es posible escoger ningún MS o grupo de MSS como mejores que otros. Esto significa que la tendencia actual de la crítica textual es hacia el eclecticismo. Por esto es necesario depender más de lo que Westcott y Hort llamaron probabilidad intrínseca y transcripcional.

A pesar de esto, las diferencias que existen entre el NT griego de Westcott y Hort y las obras modernas de Nestlé-Aland y de las Sociedades Bíblicas, no son de gran importancia.

La crítica textual del NT y las Sociedades Bíblicas Unidas

Cuando las Sociedades Bíblicas Unidas publicaron su versión crítica del Nuevo Testamento Griego, especialmente para traductores y estudiantes, hicieron un estudio cuidadoso de las variantes del texto griego que podrían afectar la traducción.

La comisión decidió poner en el texto griego, sin comentario alguno, lo que ellos consideraban como texto establecido. Algunas variantes fueron incluidas en el texto, pero indicando el grado de certeza que le atribuían.

Una variante considerada muy segura lleva, por ejemplo, la denotación A; una menos segura, B; una variante considerada preferible a las otras, pero no tan segura, es designada con la letra C; y finalmente una variante que es preferida por la comisión, pero que no tiene el apoyo de mucha evidencia textual es designada con la letra D.

Estas gradaciones aparecen en el aparato crítico del Nuevo Testamento Griego, tanto en su edición inglesa como en su edición española.

Además de lo que se puede apreciar en el aparato crítico, está la obra de Bruce Metzger, A Textual Commentary on the Greek New Testament (United Bible Societies), en la cual el profesor Metzger resume la evidencia que llevó a la comisión a escoger una variante y no otra como la más digna de confianza.

Las consideraciones de esta comisión aparecen bosquejadas en las pp. xxv- xxviii del Textual Commentary, y pueden resumirse de la siguiente forma:

Se consideran las evidencias externas, entre las cuales son importantes la fecha y el tipo de MS, la distribución geográfica de los MSS que apoyan determinada variante, la relación genealógica de textos y familias de MSS. Corresponde señalar que los testimonios deben evaluarse y no contarse.

Se consideran las evidencias internas, que comprenden las probabilidades de errores de transcripción y las probabilidades intrínsecas, es decir, la relación de la variante con el estilo del autor y el contexto del pasaje.