El Cómputo de los Años

Comienzos en primavera y otoño

El año del calendario cananeo comenzaba en el otoño [del hemisferio norte] como el año civil judío. Es posible que los patriarcas lo hubieran usado mientras estuvieron en Canaán, antes de que Jacob y su familia fueran a Egipto o que los israelitas lo adoptaran de sus vecinos después del éxodo. La primera alternativa parece más probable, puesto que en el libro de Éxodo Moisés mismo se refiere al comienzo del año en otoño.

Los hebreos combinaron la numeración de los meses a partir de la primavera, tal como se instituyó en el éxodo, con el año que comenzaba en otoño; de esa manera obtuvieron un cómputo doble: el año "sagrado", que comenzaba en el primer mes, y el año civil, que comenzaba con el séptimo.

Josefo dice que el cómputo antiguo se hacía a partir del otoño, pero que "Moisés designó a Nisán, es decir Xántico [el nombre correspondiente en macedonia], como el primer mes para las fiestas, porque en ese mes sacó a los hebreos de Egipto. También computó este mes como comienzo del año en todo lo que se relacionaba con el culto divino, pero para las compras y las ventas y otros asuntos comunes, conservó la antigua costumbre" (Antigüedades i. 3. 3).

"El fin del año" en otoño

Aun en el libro de Éxodo, donde se designa a Abib en primavera como primer mes del año ("sagrado"), hay evidencias de que el año antiguo y más conocido comenzaba en otoño. Son referencias al "fin" del año celebrado en esa estación. Sin embargo, la diferencia no es grande, pues todo año comienza donde termina el anterior. La fiesta de la cosecha o de los tabernáculos, en el 7.º mes (Tishri), aparece como "salida del año":

"También celebrarás la fiesta de las semanas, la de las primicias de la siega del trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año" (Éxodo 34: 22)¹.

También se la llama la "fiesta de la cosecha a la salida del año":

"También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo" (Éxodo 23: 16)¹.

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¹ Las dos palabras que se traducen "salida del año" en estos versiculos son tequfah, que significa "círculo", "rotación", "cumplimiento", y tse'th, que significa "salida". La segunda es más exacta, pues el 7º mes del año religioso es la "salida" del nuevo año civil. En contraste con la "salida" del año en otoño se llama a la primavera "retorno", o "vuelta (teshubah de shub, 'volver') del año" (1 Reyes 20: 22, 26 BJ).

Ya que celebraba la abundancia del año agrícola recién terminado, se dice que ocurría al final del año, aunque en realidad comenzaba 15 días después de fin de año, al comienzo del año civil que empezaba el 1.º de Tishri. Si se considera que el comienzo del año es su salida para recorrer el circuito de los meses, el punto de regreso cuando comienza a volver al punto de partida será, por lo tanto, un punto a la mitad del recorrido, o sea seis meses más tarde, en la primavera.

Otro ejemplo del uso de la palabra teshubah que muestra que este punto de regreso indicaba la primavera aparece en 2 Samuel 11:1 "Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén" (RVR 1960)

Donde la RVR reza: "al año siguiente" el hebreo dice literalmente "el retorno del año" ["a la vuelta del año", BJ]. Se define esta época del año como "el tiempo que salen los reyes a la guerra". Se sabe bien que en el antiguo Cercano Oriente se iniciaban las campañas militares casi exclusivamente en primavera y continuaban en el verano, la época seca, cuando se reducían las dificultades de transporte. Encontramos registros antiguos que se refieren a las campañas anuales de los reyes de Egipto, Asiria y Babilonia. Por lo tanto, la "salida" del año (otoño) como también la "vuelta del año" (BJ), o sea la primavera, se refieren a un año que comienza en otoño.

Año agrícola

En Palestina y los países vecinos, el año agrícola siempre ha comenzado en otoño. Después de secarse el pasto de primavera y de haberse calcinado el suelo por el largo verano, las lluvias otoñales mojan la tierra para que se la pueda sembrar.

Esta es la lluvia temprana, que comenzaba tal vez en octubre y aumentaba en noviembre. La época de las lluvias duraba todo el invierno, acabando con la "lluvia tardía" de primavera, que llevaba el grano a su maduración (ver Deut. 11: 14; Jer. 5: 24; Oseas 6: 3; Joel 2: 23).

La cosecha de cebada en Palestina comienza a mediados o fines de abril, y la de trigo en el mes siguiente, seguida por las frutas de verano, luego las uvas y aceitunas al final de verano y en otoño. Desde abril/mayo hasta octubre hay tiempo seco para realizar las diferentes cosechas. Las ínfimas lluvias registradas entre mayo y octubre indican que la escasa humedad representada por los promedios de lluvia caída hace que esos meses deban considerarse secos*.

El único calendario que nos llega del período preexílico de Israel es una placa de piedra del siglo en que vivió Salomón. Fue hallada en Gezer, ciudad que el rey de Egipto tomó de los cananeos y regaló a su hija, la esposa de Salomón.

Sobre este fragmento de piedra caliza se encuentra escrito el resumen de un calendario agrícola, que comienza en otoño. El "Calendario de Gezer" no da los nombres de los meses, pero enumera las principales actividades realizadas por el agricultor durante cada mes.

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*PROMEDIO DE LLUVIA CAÍDA EN JERUSALÉN, EN MM

Enero: 162,81 - Febrero: 128,27 - Marzo: 106.17 - Abril: 40,64 - Mayo: 6,35 - Junio: 0,20 - Julio: 0,00 - Agosto: 0,10 - Septiembre: 0,76 - Octubre: 9,40 - Noviembre: 60,45 - Diciembre: 140,46. Total anual: 655,61.

El año civil comenzaba en Tishri

Como se consideraba que el ciclo de las estaciones comenzaba en otoño con el retorno de las lluvias vivificadoras, la idea básica del año nuevo parece haberse centrado en el otoño. Por eso era inevitable que se considerase que el año civil comenzaba en Tishri, aunque los meses siempre se contaban a partir de Nisán.

La importancia de Nisán radica en el hecho de que toda la coordinación del calendario con las estaciones era determinada por la ubicación del primer mes en el tiempo de la cosecha de la cebada. Era lógico llamar primero al mes que seguía al 13.º intercalado, porque de esa manera la sucesión de los números nunca se interrumpía.

Pero el realce que se daba al 1.º de Tishri, como principal comienzo del año, resalta por el sonar de las trompetas, los sacrificios especiales, que sobrepasaban a los del 1.º de Nisán, y por la relación de ese día con el día de juicio.

Los años de reinado se computaban

a partir del otoño

En tiempos de los reyes hebreos se acostumbraba designar los años enumerándolos en serie a través del reinado de cada rey diferente. Los acontecimientos estaban fechados con la siguiente fórmula:

"El día_____ del mes_____ del año_____del rey ".

Existe la evidencia de que estos años de reinado se computaban a partir del otoño, quizá desde el 1.º de Tishri, en el reino hebreo unido (durante el reinado de Salomón), y posteriormente en el reino de Judá, en tiempos de Josías.

Por otra parte, en el reino de Israel, al norte, parece haberse usado el año comenzado en primavera para computar los años.

El cómputo de Israel no está indicado directamente en la narración bíblica, pero parece deducirse en forma razonable de los sincronismos entre los reinados sucesivos de los reyes de los dos reinados, según lo registran los libros de los Reyes. Inmediatamente después del cautiverio hay pruebas poco concluyentes de que se computaban los años de reinado a partir de la primavera, según la costumbre babilónica, pero cuando se restableció la comunidad judía y se reavivó el espíritu nacional bajo Esdras y Nehemías, encontramos una evidencia directa de que el año de reinado se computaba a partir del otoño (véase el blog sobre CRONOLOGÍA BÍBLICA).

Los años de reinado usados para fechar los acontecimientos eran computados como lo habían sido bajo el reinado de Judá, pero usándose el nombre de los reyes persas, de quienes eran súbditos entonces los judíos.

Años sabáticos y de jubileo

Una de las características de las leyes hebreas era la orden de que descansara la tierra cada 7.º año.

Así como el 7.º día era el sábado semanal para el hombre, el 7.º año, al final de una "semana" de años, era el reposo sabático para la tierra, cuando no debía haber siembra ni siega (Lev. 25: 2-7, 20-22).

El 7.º año era también el "año de remisión" de deudas (Deut. 15: 1-15). Entonces, después de 7 "semanas" de años, el 50,º era el año de jubileo, cuando no sólo se debía liberar a todos los esclavos hebreos, sino que todas las tierras vendidas durante el período (con ciertas excepciones) debían volver a sus dueños originales o a sus herederos (Lev. 25: 8-17, 23-34, 47-55).

El propósito de esta medida era mantener intactas las herencias familiares, a fin de que los ricos nunca pudiesen comprar todas las tierras y dejar una clase social sin heredades. Los eruditos difieren en sus opiniones en cuanto a si el 50,º año se agregaba a los 49, o si mediante un cómputo inclusivo era también el 1er. año del ciclo siguiente. Se dice específicamente que el 50.º año comenzaba en otoño. Aunque no se lo especifica, es evidente que el 7.º año era similar, no sólo porque estaba en la misma serie del 50.º, sino también porque un año en el cual no había siembra ni siega necesariamente debía coincidir con el año agrícola.

Se tocaban las trompetas para anunciar el jubileo en el día de la expiación, el 10 del 7º mes (Lev. 25: 9). Puesto que no hay ninguna relación lógica entre el año del jubileo y el ritual del día de la expiación es probable que los rabinos posteriores tuvieran razón al decir que estos años coincidían con el año del calendario civil que comenzaba el 1.º de Tishri.

Las órdenes especiales del jubileo, que comprendían la restauración de propiedades y esclavos, se hacían efectivas al final del día 10 de Tishri en lugar del 1.º, ya que los primeros 10 días del año estaban dedicados a los festejos de año nuevo. El jubileo se contaba desde cuando empezaban las ocupaciones regulares del año civil, en el día que comenzaba con el atardecer al final del día de expiación, el 10 de Tishri.

Duraciones variables de los años lunares

Debe notarse que en todos estos diferentes métodos de calcular los años, la unidad de medida era evidentemente el año lunar de 12 meses, corregido periódicamente para corresponder con el año solar o de las estaciones mediante la intercalación de un 13er. mes.

El año común de 12 meses constaba de 354 días; pero la corrección hecha para armonizar con la Luna exigía algunas veces un año de 355 días, mientras que la corrección periódica para lograr la armonía con el año solar exigía la adición de otro mes y el alargamiento de ciertos años a 383 ó 384 días.

Esta corrección, aplicada en forma regular para corresponder con la cosecha de la cebada, nunca permitía que el año se alejara más de un mes de su coordinación con las estaciones. Por eso el número de años del calendario judío de un largo período, siempre equivalía al número de años solares, según las estaciones.

El año de 360 días no es literal sino simbólico

Puesto que da lugar a equívocos, debe explicarse que la Biblia no da ninguna indicación de que el año profético* de 12 meses de 30 días hubiese tenido relación alguna con el año calendario hebreo.

Existen algunas pocas antiguas tradiciones que dicen que antes el año tenía 360 días. No queda claro si esto es meramente un reflejo del año solar egipcio, descontando los 5 días adicionales al final, o si se refiere a un auténtico año de 360 días que no armonizó nunca ni con la Luna ni con las estaciones. Pero no hay hechos sólidos sobre los cuales basar tal método de cómputo, y de ninguna manera se lo puede atribuir a los hebreos, quienes siempre parecen haber relacionado el mes con la luna nueva.

La mención de un período de 150 días durante el diluvio, que parece haber correspondido con 5 meses, no significa necesariamente que el calendario antediluviano conocido por Noé tuviese meses uniformes de 30 días cada uno.

También se ha interpretado que el período indica un año lunar desacostumbrado o un año solar de 365 días (ver La cronología del diluvio). Sea como fuere, nada tiene que ver con el calendario lunar usado mucho después por los hebreos.

Es imposible hacer armonizar un año de 360 días y meses de 30 días con los meses medidos por la Luna. Por la misma naturaleza del caso, un año o un mes profético, donde está implicado el principio de día por año, debe contener un número fijo de días simbólicos si se ha de conocer la duración del período. Un período profético tal no puede basarse en un calendario lunar cuyos meses y años son variables. Puede entenderse un cómputo de meses teóricos de 30 días cada uno, y a la verdad esto resulta lógico, pues en tiempos posteriores las expresiones judías implican que el mes debía tener 30 días.

Los judíos hablaban de dos tipos de meses: el "completo", de 30 días, y el "hueco", o deficiente, de 29 días. Es posible, aunque de ello no hay evidencia, que los hebreos hubieran usado para el comercio un mes teórico de 30 días, como lo hicieron los babilonios. Aún hoy calculamos los intereses de una suma de dinero como si los meses tuviesen todos 30 días, aunque ya se sabe que no todos los tienen.

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* No se da directamente en la Biblia la duración del año ni del mes proféticos, pero ello puede deducirse de varios períodos proféticos que son equivalentes. Ya que en estas profecías 3 1/2 tiempos corresponden con 1260 días (Apocalipsis 12: 6, 14), y 42 meses son también 1260 días (Apocalipsis 11: 2, 3), deben ser períodos de igual duración.

Puesto que los 42 meses son 3 1/2 años, los 3 1/2 tiempos deben ser también 3 1/2 años. Además, ya que los 3 1/2 años y los 42 meses equivalen a 1260 días, es evidente que un año de este tipo tiene 360 días, y un mes, 30.

Muchos de los que escribieron sobre profecía, en el siglo XIX, creyeron que el año profético de 360 días era el año calendario judío, pero no entendían la naturaleza del calendario lunar usado por los hebreos. No deberían citarse tales afirmaciones anticuadas. El mes y el año proféticos se basan en la Biblia misma.