Los Apócrifos

La palabra "apócrifo" se refiere en griego a las cosas que están "ocultas".¹

Los eruditos han sugerido que cuando este vocablo fue aplicado al principio a ciertos libros religiosos, se hizo así para indicar que no debían estar al alcance del público en general debido a que su mensaje era de una naturaleza misteriosa, que sólo debía presentarse a los iniciados.

Para los protestantes actuales, el término apócrifos comprende los libros del período del Antiguo Testamento que estuvieron incluidos en la LXX, pero que no fueron aceptados como parte de las Escrituras por los judíos de Palestina, ni fueron incluidos en el canon hebreo del Antiguo Testamento.

Los libros apócrifos por regla general no son aceptados por los protestantes, y por eso no se incluyen en sus ediciones actuales de la Biblia; pero sí son considerados como deuterocanónicos por los católicos romanos y ortodoxos, y suelen aparecer en las Biblias católicas.

Primero de Esdras

A veces llamado el "Esdras griego". En la Vulgata latina, Esdras y Nehemías tienen el título de 1 y 2 Esdras, y este libro apócrifo se conoce como 3 Esdras. Lo omiten la BJ y demás Biblias actuales autorizadas por la Iglesia Católica. La parte más extensa de este libro consiste de elementos que también se encuentran en 2 Crónicas, Esdras y Nehemías.

Este libro histórico fue compuesto originalmente, probablemente en hebreo, a comienzos del s II a.C. A mediados de ese siglo probablemente fue traducido al griego por un judío egipcio. Ofrece un informe independiente del período cubierto por porciones de 2 Cr., Esd. y Neh., y comienza con la celebración de la Pascua durante el reinado de Josías (621 a.C.) y se extiende hasta la lectura del libro de la ley por Esdras, el escriba (444 a.C.).

Con frecuencia no es coherente con las fuentes canónicas y consigo mismo; por ello, a menudo se lo describe como ficción histórica. Ni los católicos ni los protestantes lo aceptan como canónico.

El autor cree que no hay salvación fuera de las buenas obras del hombre y que el pecado es el resultado del ejercicio del libre albedrío.Cree en sacrificios de toda clase y los cuenta junto con las fiestas religiosas como de primordial importancia entre las buenas obras del hombre.

Para él la sabiduría es una dádiva gratuita de Dios que se debe obtener mediante la observancia de sus mandamientos. Según se declara en el libro, el Eclesiástico fue escrito en hebreo por un judío palestino llamado Jesús (o Josué), "hijo de Sirá" (BJ), y fue traducido al griego por su nieto, quizá alrededor del año 132 a. C.

Baruc

Este libro declara que fue escrito por Baruc, el secretario de Jeremías (Jer. 36:4). El ambiente histórico de este libro corresponde con la Babilonia del cautiverio, y comienza con una carta enviada por los judíos cautivos a sus parientes que quedaron en Palestina después de la destrucción de Jerusalén. La mayor parte del libro consiste en una confesión de los pecados de ellos, una súplica de perdón, un reconocimiento de la sabiduría de Dios y un recuerdo de sus promesas de restauración. La obra está escrita parte en prosa y parte en verso.

Parece que contiene una inexactitud histórica, pues ordena a los judíos que oren "por la vida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y por la vida de su hijo Baltasar [Belsasar]" (cap. l: 11, BJ), lo cual significa que Belsasar era príncipe heredero cerca del tiempo cuando Jerusalén fue destruida en el año 586 a. C. La arqueología ha demostrado sin lugar a dudas que sólo en una fecha posterior en varias décadas a 586 a. C. pudo Belsasar haber sido considerado príncipe heredero.

Los eruditos no católicos sostienen, por regla general, que el libro de Baruc fue escrito después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. para reanimar a los desolados y exiliados judíos de ese tiempo, y para recordarles la resignación y fidelidad de sus antepasados en el cautiverio babilónico.

Epístola de Jeremías

Aunque esta epístola es una obra aparte en la LXX, en la Vulgata y en las versiones castellanas de la Biblia (Bj, Bover-Cantera, Nácar-Colunga Straubinger, etc.) aparece como un apéndice de Baruc o último capítulo de este libro.

Es una corta exhortación que consta de un breve preámbulo y 72 versículos (en las versiones castellanas). Afirma que la epístola fue escrita por el profeta Jeremías a los judíos que serían llevados cautivos a Babilonia, y es mayormente una amonestación contra la idolatría. Este libro da evidencias de haber sido escrito originalmente en griego, probablemente entre los siglos IV y II a. C.

Añadiduras a Daniel

En la LXX hay varias añadiduras al libro canónico de Daniel, y son: el “Cántico de los tres jóvenes”, la “Historia de Susana” y la “Historia de la destrucción de Bel y el dragón”.

El “Cántico de los tres jóvenes” consta de dos partes principales. La primera es una oración atribuida a Azarías (es decir, Abed-nego) mientras caminaba en el “horno de fuego ardiendo” (cf. Dan. 3:19-25); la segunda es un canto de alabanza atribuido - sin base alguna - por el autor anónimo a los tres hebreos mientras estaban en el horno, y que se parece mucho al Salmo 148.

En la “Historia de Susana” se narra que dos jueces judíos vieron a una bella y virtuosa mujer, Susana, que se bañaba en su jardín, y se enamoraron de ella. Cuando ella rechazó sus proposiciones, ellos, en venganza, la hicieron comparecer ante un tribunal donde la acusaron falsamente de adulterio. Susana fue condenada a muerte; pero cuando se encaminaba al lugar de su ejecución, la encontró Daniel, y éste pidió que se examinara de nuevo el juicio. Daniel interrogó por separado a los dos jueces, y demostró la inocencia de Susana debido a las contradicciones de ellos. Los dos fueron ejecutados y Daniel fue muy ensalzado.

La “Historia de la destrucción de Bel y el dragón” consta de dos relatos.

En el primero, como en el caso de Susana, se alaba a Daniel por haber demostrado un engaño. Cuenta cómo él puso en evidencia que un ídolo del dios babilonio Bel (Marduk) no comía alimento alguno como se pensaba que lo hacía. Esparció ceniza en el piso del santuario de Bel, y demostró a la mañana siguiente - por las huellas de pisadas en la ceniza - que los sacerdotes habían entrado en el templo del ídolo por la noche y se habían comido el alimento dedicado al ídolo. Entonces el rey mandó matar a los sacerdotes e hizo destruir el templo.

El segundo relato habla de la forma en que Daniel aniquiló a una serpiente (dragón) que era adorada por los babilonios. Le dio a comer una mezcla de brea, grasa y pelos que hizo que la serpiente reventara y muriera. Como venganza, el pueblo de Babilonia arrojó a Daniel en un foso de leones, pero las fieras no le hicieron daño, y el profeta Habacuc le trajo alimento, el cual fue transportado milagrosamente por el aire, desde Judea, por un ángel. Tan impresionado quedó el rey ante estos milagros, que liberó a Daniel y aniquiló a sus perseguidores.

Los eruditos católicos y protestantes están de acuerdo en que estas añadiduras originalmente no formaban parte del libro canónico de Daniel.

Oración de Manasés

Esta corta obra de sólo 15 versículos asegura que es una oración del rey Manasés de Judá cuando estuvo prisionero en Babilonia (2 Crón. 33:9-13). No está entre los libros aceptados por la Iglesia Católica en el Concilio de Trento, y en las ediciones autorizadas de la Vulgata se la coloca como un apéndice de los apócrifos.

Originalmente la incluían tanto la Biblia alemana de Lutero como la KJV. Esta obrita parece ser un salmo penitencial escrito quizá en el siglo I a. C.

Primero de los Macabeos

En contraste con el carácter mayormente fabuloso de los libros hasta aquí descritos, 1 Macabeos se considera como un documento primario que abarca la historia de las luchas de los judíos por su independencia en el siglo II a. C.

Traza la historia del período desde el encumbramiento de Antíoco IV Epífanes al trono seléucida en 175 a. C., hasta el comienzo del reinado del reysacerdote asmoneo Juan Hircano en 135 a. C. (En las pp. 30-33 se encuentra la historia abarcada por este libro).

Se desconoce el autor de 1 Macabeos; pero los eruditos están convencidos de que fue un saduceo palestino muy familiarizado con los sucesos de los cuales escribió. El libro fue escrito en hebreo quizá alrededor del año 100 a. C.

Segundo de los Macabeos

Este libro no es una continuación de Primero Macabeos, sino que también comienza con la entronización de Antíoco IV Epífanes y narra las luchas de los judíos para liberarse de los sirios.

Su relato sólo llega hasta la victoria de Judas Macabeo sobre el general sirio Nicanor en Bet-horón (1 62/161 a. C.). Aunque abarca un período mucho más corto que Primero Macabeos, en algunos lugares da más detalles, lo que determina que a veces parezca ser sólo literatura y no una historia seria.

En Segundo Macabeos se introducen nuevos conceptos doctrinales que no se hallan en el primer libro, pues se registra la forma en que judas Macabeo presentó una ofrenda por los pecados de los muertos y oró para que fueran liberados de sus pecados con la esperanza de la resurrección (cap. 12:43-45). Por su introducción este libro parece haber sido escrito en Palestina alrededor del año 124 a. C. (cap. 1: 10), y es un compendio de una obra mayor escrita por un tal Jasón de Cirene (cap. 2:23).

Se lo conoce más por su informe de una prueba de ingenio entre 3 miembros de la guardia personal del rey Darío I, quienes buscan la mejor respuesta a la pregunta: "¿Qué es lo más fuerte del mundo?" (1 Esdr. 3:5-4:63). El 1º afirmó: "El vino es lo más fuerte". El 2º dijo: "El rey es lo más fuerte".

Pero el 3º, que se sugiere fue Zorobabel, declaró: "Las mujeres son lo más fuerte, pero la verdad vence a todo lo demás".

Ante esta respuesta, la gente aplaudió y gritó: "Grande es la verdad, lo más fuerte de todo" (4:41). La narración describe

este evento como la oportunidad que aprovechó Zorobabel para obtener el decreto de Darío para continuar con la reconstrucción del templo de Jerusalén (vers. 43-57).

Tobías

Obra de ficción piadosa.

Tal vez fue escrita en arameo por un judío de la diáspora aproximadamente en 200 a.C.

Es un relato de aventuras que gira alrededor de Tobit, un pretendido judío cautivo en Asiria, y su hijo Tobías; su propósito es presentar elevados principios morales. Aunque Tobit es un hombre devoto que ayuda a los pobres, sufre las burlas de sus vecinos y es herido de ceguera (caps. 1 y 2).

Una disputa con su esposa lo desanima tanto que ora pidiendo la muerte. Al mismo tiempo, en Ecbatana de Media, una viuda virgen llamada Sara, que se ha casado con 7 hombres sucesivamente - cada uno de los cuales muere asesinado en la noche de bodas por un demonio llamado Asmodeo-, ora también pidiendo la muerte, o que se le dé un respiro de las burlas y falsas acusaciones.

La oración de ambos es escuchada y el ángel Rafael es enviado para darles ayuda (cap. 3). Simulando ser un hombre llamado Azarías, se convierte en el guía que lleva a Tobías hasta Media para recoger 10 talentos de plata dejados allí por Tobit (caps. 4 y 5). Al llegar al río Tigris, Tobías, por indicación de Rafael, pesca un gran pez (cap. 6) cuyas entrañas son efectivas para ahuyentar al demonio Asmodeo y curar la ceguera de Tobit.

El éxito corona el viaje. Tobías consigue el dinero y se casa con Sara, quien, de acuerdo con el ángel, estaba destinada para él desde la eternidad (caps. 7-9). El regreso a Nínive es un evento gozoso para la familia entera y para los habitantes de la ciudad. Tobit es sanado de su ceguera y da la bienvenida a su nuera, y luego ofrece alabanzas y bendice a Dios (caps. 10-14).

Judit

Emocionante romance religioso que deriva su nombre de la heroína, una viuda judía, rica y hermosa. Fue escrito originalmente en hebreo aproximadamente en 150 a.C.

Cuenta acerca del rey asirio Nabucodonosor - completamente desconocido para la historia, quien, según se dice, reina sobre Nínive - quien derrota a Arfaxad, rey de los medos en Ecbatana. Luego envía a su comandante en jefe, Holofernes, para castigar a los judíos, único pueblo que se atreve a desafiarlo en el oeste al rehusar prestarle ayuda en la conquista de los medos.

De acuerdo con el libro, recientemente habían regresado de su cautividad.

Cuando Holofernes sitia la ciudad de Betulia, Judit se propuso liberar la ciudad. Entró en el campamento de Holofernes, ganó su confianza haciéndole creer que era una refugiada que huía de los judíos y que le comunicaría el secreto para vencerlos. Pero después de un banquete en el que se embriagó Holofernes, ella entró en su dormitorio y le cortó la cabeza con su propia espada. Esto animó tanto a los judíos que hicieron huir a los asirios en fuga desordenada.

Los eruditos no católicos por lo general sitúan la redacción de Judit en Palestina, a mediados del siglo II a. C., y consideran que este libro es un relato patriótico pero novelesco que tuvo el propósito de despertar el fervor nacionalista durante las guerras de los Macabeos contra Antíoco Epífanes.

Añadiduras a Ester

Estas añadiduras consisten de seis pasajes que se han insertado en varios lugares del libro canónico de Ester. Incluyen un sueño de Mardoqueo en el cual tuvo un presentimiento de la amenaza que se avecinaba a los judíos, las oraciones de Mardoqueo y de Ester cuando supieron el decreto de Amán, y una melodramática descripción de la audiencia concedida por Asuero a Ester. Estas añadiduras parece que se insertaron para acrecentar el tono religioso del relato de Ester.

Sabiduría

Este libro está dividido en dos secciones. La primera trata de la sabiduría y la segunda es histórica. En esta última se establece un contraste entre la vida y la religión de los egipcios con las de los israelitas. En todo el libro se destaca la obra del Espíritu de Dios. Enseña que el hombre está compuesto de cuerpo, alma y un espíritu inmortal, y que posee libre albedrío.

Aunque no dice nada del Mesías, el autor de esta obra presenta un día de juicio para los impíos y los justos. Tanto los eruditos católicos como protestantes por lo general sostienen que este libro es un producto del judaísmo helenístico del siglo II o I AC. Probablemente fue escrito en Alejandría.

Eclesiástico

El nombre latino Ecclesiasticus fue dado a este libro en los primeros días del cristianismo pues se lo consideraba apropiado para ser leído en la iglesia (Gr. εκκλησια [ekklesia]; latín: ecclesia), aunque no está en el canon hebreo. En la LXX generalmente aparece con el título de Sabiduría de Siraj, mientras que el Talmud lo llama por el nombre de su autor: Ben Sira' o Ben Siraj. Se trata de un libro extenso de 51 capítulos que contiene muchos proverbios y muchas instrucciones acerca de la sabiduría.

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¹ La palabra "apócrifo" deriva de una voz griega (αποκρυφος [apokruphos]) que significa "escondido", "secreto", "oculto", "de origen desconocido". Como los gnósticos y otras sectas heréticas afirmaban que sus creencias particulares estaban fundadas en escritos "apócrifos" (secretos) que los Padres de la iglesia, como por ejemplo Melitón de Sardis, siglo II; Orígenes, c. 185-253; Atanasio, c. 296-373; Anfiloquio, c. 339-c.394; Rufino, c. 345-?; Jerónimo, c. 340-420, consideraban espurios (falsos), entre éstos el término "apócrifo" llegó a significar espurio. Y fue Jerónimo, famoso traductor de la Vulgata, quien, en el Prologus Galeatus de su famosa versión de la Biblia aplicó por primera vez el nombre de "apócrifos" a los libros que no encontró en el canon hebreo de las Sagradas Escrituras.

Hay otros doctores de la iglesia que no aceptaron los libros apócrifos, entre los cuales los siguientes: Hilario de Poitiers, c. 315-c. 367; el papa Gregorio I (Magno), c. 540-604; Beda, llamado "el Venerable", 672-735; Hugo de San Víctor, ?- 1141; Ricardo de San Víctor, ?- 1173; Tomás de Aquino, c. 1225-1274; Nicolás de Lira, c. 1270-c. 1349; y otros. La Iglesia Católica finalmente los aceptó en el Concilio de Trento (1545-1563). Esta aceptación distó mucho de ser unánime, pues las discusiones sobre el tema fueron intensas y prolongadas.

αποκρυφος [apokruphos] aparece 3 veces en el Nuevo Testamento:

(1) Marcos 4:22

Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz.

(2) Lucas 8:17

Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.

(3) Colosenses 2:3

En quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

Los Seudoepigráficos

La Literatura de la Comunidad del Qumrán

La Septuaginta, Filón y Josefo

Los tárgumes

El Talmud