Monitoreo más reciente: DFOE-FIP-MTR-00034-2025 | Conclusiones sobre la ejecución presupuestaria del Sector Público, al mes de junio de 2025
26 de setiembre de 2022
5 minutos de lecturaPor primera vez en muchos años, el presupuesto del 2023 prevé superávit primario[1], por el orden de ¢734 mil millones, un 1,5% del PIB. Para 2022, si se parte de la estimación revisada de ingresos presentada en la Exposición de Motivos, y el gasto primario contenido en el presupuesto actual según ese mismo documento[2], se visualiza un superávit primario de ¢331 mil millones (0,8% del PIB). No obstante, obligaciones pendientes o contingentes pueden modificar estas previsiones.
En cuanto al déficit financiero, se presupuesta para 2023 —según resta de ingresos totales (sin financiamiento) y gastos totales (sin amortización)— en ¢1.746 miles de millones, un 3,7% del PIB, por ¢1.885 miles de millones en 2022 (4,3% del PIB). Así, el déficit financiero baja un poco menos de lo que supone el aumento en superávit primario, debido a que el presupuesto para pagos de interés crece de 5,0% a 5,2% del PIB.
En consecuencia, la proyección para 2023 es cierta mejora en el resultado financiero. En cuanto al peso de los intereses, el BCCR consideró en el Informe de Política Monetaria de Julio 2022 que podrían reducirse a 4,7% del PIB, incorporando similares elementos que los del Proyecto de Presupuesto (principalmente la disponibilidad de créditos externos de apoyo presupuestario y títulos valores internacionales). La evolución de esta variable puede depender de la concreción de esas medidas.
La tendencia del déficit en medición anual móvil (es decir, últimos 12 meses o 4 trimestres), se presenta en el Gráfico 1. La baja del déficit primario y el financiero que se ha observado desde el segundo trimestre del 2021 continuaría, aunque a un ritmo menor, según supone este ejercicio con información del Proyecto de Presupuesto.
Gráfico N.° 1
Gobierno de la República: Déficit financiero, déficit primario y gasto en intereses
en suma anual por trimestres,
IV trimestre 2015 - II trimestre 2022 y proyección al IV trimestre 2023
—% del PIB—
El crecimiento nominal del PIB, por causa de la inflación y mayor producción, reduce el cociente deuda/PIB, y permite un retorno más rápido a situaciones con cierta holgura fiscal[3]. Este fenómeno en el 2022 está contribuyendo a una reducción en dicho cociente deuda/PIB, y también de intereses/PIB, lo cual es acorde con la proyección del BCCR anteriormente citada y los valores observados en la deuda[4] .
No obstante, aproximadamente la mitad de los pasivos están denominados en otra moneda distinta del colón, por lo que está expuesta a fluctuaciones en sus valores, como se manifestó en la primera mitad del año, con aumentos considerables en el saldo.
Es necesario que se mantenga la tendencia hacia la sostenibilidad fiscal, con suficiente superávit primario o preferiblemente una reducción del gasto de intereses, dadas las necesidades de generar espacio fiscal para la atención de las demandas ciudadanas, con menos estrés en la gestión de las finanzas públicas.
Los ingresos del Gobierno de la República superan en 2022 los niveles anteriores a la crisis del 2020, en buena medida producto de las reformas operadas mediante ley 9635 de 3 de diciembre de 2018. Los gastos primarios están igualmente en magnitudes mínimas y con tendencia a bajar más, en cociente del PIB, especialmente en razón de la regla fiscal de la mencionada ley, de lo cual se deriva una perspectiva fiscal positiva.[5]
El ajuste se ha estado concentrando en el superávit primario, y si bien la recuperación de ingresos ha permitido acelerar el proceso, el peso de los intereses debería disminuir paralelamente[6]. Se plantea así el reto de bajar estos últimos; de otra forma la gestión pública podría sufrir menoscabo en el mediano plazo, de seguir en descenso el gasto primario, tanto corriente como de capital. Aun cuando esta limitación presupuestaria constituye, a primera vista, una oportunidad para procurar cambios en el modo de operación de las entidades estatales, hacia mayor eficiencia, cada baja sucesiva del gasto puede hacer más difícil el sostenimiento de los servicios.
Gráfico N.° 2
Gobierno de la República: Ingresos y gasto primario en suma anual por trimestres,
IV trimestre 2015 - II trimestre 2022 y proyección al IV trimestre 2023
—% del PIB—
A lo largo de los años, el Presupuesto ha dejado parcialmente desatendidas o demoradas obligaciones que presentan entidades y personas o situaciones. La Contraloría ha documentado ampliamente la brecha en la provisión de los servicios públicos en materia de cobertura, eficiencia con enfoque hacia la persona usuaria y resiliencia[6].
Aunado a lo anterior, la presión de las demandas ciudadanas, del mismo modo que los determinantes como el cambio climático, el cambio demográfico o la urbanización acelerada, impactan fuertemente las cuentas fiscales en el mediano plazo.
Por ejemplo, la Contraloría General ya había advertido sobre los retos que demanda la atención con recursos públicos de los desastres generados por el aumento en la frecuencia de los eventos hidrometeorológicos extremos producto del cambio climático[8]. Asimismo, advirtió sobre la evolución demográfica del país, y el impacto que el envejecimiento de la población tendría sobre el gasto en salud y pensiones[9]. En relación con este último, toma especial relevancia el crecimiento de los saldos adeudados a la CCSS por parte del gobierno, siendo que dicha institución mantiene cobros sustanciales, de al menos ¢2,4 billones aún no reconocidos por el Ministerio de Hacienda[10].
Descensos en el gasto primario que reducen cada vez más el espacio fiscal para la gestión, imponen la necesidad de adaptación de la gestión pública hacia modelos mucho más integrados, que generen mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos. Asimismo es imperativa la búsqueda de espacio fiscal en la reducción del peso de la deuda y sus intereses.