Perspectiva presupuestaria del Sector Social Selectivo para 2021


#MonitoreoCGR-PP2021 N.° 11

26 de febrero de 2021

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Disminución en 9,4% de los recursos disponibles para transferencias corrientes del sector social selectivo en el 2021, plantea retos para la protección de grupos vulnerables

Disminuyeron los recursos del 2021 destinados a la atención del sector social selectivo como porcentaje del PIB, pues pasaron de 4,3% a 3,7% con respecto al 2020.

El sector social selectivo se encuentra dirigido a poblaciones metas específicas, en función de algún elemento de vulnerabilidad[1]. Dentro de este contexto, las instituciones que comprende dicho sector son el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), Patronato Nacional de la Infancia (PANI), Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), Junta de Protección Social (JPS) y el Régimen no Contributivo (RNC) de la Caja Costarricense del Seguro Social, el Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (FODESAF), el Consejo Nacional de las Personas con Discapacidad (CONAPDIS), y el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (CONAPAM).

Cabe indicar que raíz de la Ley de Fortalecimiento del control presupuestario de los órganos desconcentrados del Gobierno Central N.° 9524, a partir del año 2021 el Órgano Contralor dejó de aprobar los presupuestos de las tres últimas instituciones citadas, en cuyo caso la aprobación se dio por parte de la Asamblea Legislativa dentro del presupuesto del Ministerio que correspondiera.

Así las cosas, como resultado del proceso de aprobación presupuestaria realizado por la Contraloría General[2] y la Asamblea Legislativa[3], el presupuesto para el sector social selectivo del 2021 se ubicó en un monto total de ¢1.401.923,2 millones, lo cual equivale a una disminución en 10,0% con respecto al 2020.

Lo anterior, se atribuye principalmente a la reducción en 14,5% de las transferencias del sector público[4] que reciben como ingreso dichas instituciones. El cuadro N.° 1 presenta la variación en los presupuestos del 2020 al 2021.

Cuadro N° 1

Sector Social Selectivo: Variación en los presupuestos, 2020-2021

-millones de colones-

Cuadro 1

Fuente: Elaboración CGR con datos del SIPP y la Ley de Presupuesto de la República para 2021.

La institución que presenta una mayor disminución en su presupuesto es el IMAS, comportamiento que obedece en gran medida al aumento de las transferencias que tuvo ese Instituto durante el 2020, para fortalecer distintos programas sociales, principalmente para el otorgamiento del subsidio programa bono proteger, que representó un 22,5% del total de transferencias corrientes recibidas por ese Instituto en ese año[5].

Dicha disminución de recursos a su vez, adquiere mayor relevancia, y plantea grandes retos a las instituciones del sector social selectivo, dentro de un contexto de pandemia, donde la tasa de desempleo ha aumentado, y donde los niveles de pobreza del 2020 alcanzaron al 26,2% de la población[6].

Así, el 2021 plantea para las instituciones del sector social selectivo el reto de fortalecer la eficacia y eficiencia en el uso de los recursos disponibles para el desarrollo de sus actividades sustantivas, potenciando el uso de instrumentos e información para mejorar la focalización de sus programas sociales (disminuir filtraciones), y su control y ejecución, en aras de que la afectación a la población vulnerable que atiende sea lo menor posible.

Las instituciones del sector social selectivo requieren mantener un monitoreo periódico de su planificación, ante la disminución de un 14,5% de las transferencias del sector público para el 2021.

A nivel de ingresos los recursos que recibieron las instituciones del sector social selectivo, presentan una alta dependencia de las transferencias corrientes del sector público. Dichos ingresos equivalen al 46,3%, del total de ingresos asignados.

Al respecto, la JPS se diferencia del resto de las instituciones del sector social selectivo, al ser la única que no depende de los recursos del sector público, ya que genera ingresos, a través de la venta de lotería nacional.

Así, durante el 2020, la reducción de las transferencias del sector público llevó a las instituciones a utilizar parte de su superávit específico en gasto corriente; para ese año el 5,4% de los gastos corrientes se financiaron con superávit específico. Mientras que para el 2021 el porcentaje de superávit específico utilizado en gasto corriente disminuyó a 0,6%. Si bien, puede considerarse, en principio, que el comportamiento mencionado es positivo, pues las instituciones hicieron uso de recursos remanentes de periodos presupuestarios anteriores, dicha situación también advierte el riesgo que los recursos por transferencias del sector público, a futuro, podrían no ser suficientes y su disponibilidad para el desarrollo de programas sociales podría verse afectada.

En tales circunstancias, resulta importante que las instituciones de este sector tengan un monitoreo constante de su planificación, a efectos de valorar modelos de trabajo alternativos que propicien mejoras en la eficiencia, ante las eventuales modificaciones de sus ingresos, de manera que la definición de objetivos y metas operativas y estratégicas sean consistentes con las posibilidades presupuestarias. Así por ejemplo, se identificó que en el Plan Anual Operativo 2021 del PANI, dicho Patronato mantiene su meta 2020, de 2500 adolescentes madres becadas para la permanencia en el sistema educativo, en cualquier oferta educativa del MEP, a pesar de la disminución de 11,8% en su presupuesto 2021.

Lo anterior, resulta fundamental para definir acciones correctivas oportunas, ante la coyuntura que atraviesa el país (pandemia, crisis fiscal, reducción de la actividad económica, alta tasas de desempleo), los cuales de mantenerse, continuarán incidiendo en los ingresos de estas instituciones[7], y por ende disponibilidad de recursos para atender a las poblaciones objetivo.

La disminución en 9,4% de los recursos disponibles para transferencias corrientes del sector social selectivo en el 2021, plantea retos para la protección de grupos vulnerables.

Al respecto, la reducción en los presupuestos del PANI y CONAPAM, así como del presupuesto para transferencias del RNC, implican que exista una menor disponibilidad de recursos para la atención de las poblaciones cubiertas, de manera directa o indirecta, mediante las transferencias corrientes a organizaciones o personas con alguna condición de vulnerabilidad social.

El cuadro N° 2 muestra el detalle de la variación porcentual en las transferencias entregadas por las instituciones del sector social selectivo, entre el 2020 y 2021.

Cuadro N° 2

Sector Social Selectivo: Variación en las transferencias entregadas por las instituciones

-millones de colones-

Cuadro 2

Fuente: Elaboración CGR con datos del SIPP.

Sobre el particular, de acuerdo con lo señalado por el PANI[8], como consecuencia de la reducción en 31,7% en la partida de transferencias corrientes, ese Patronato prevé que en el presente año se dé una afectación en el traslado de recursos a Organizaciones no Gubernamentales que ejecutan los distintos programas de atención a la niñez y adolescencia, así como una afectación en el cumplimiento de las metas del Plan Nacional de Desarrollo, asociadas al programa Red Nacional de Cuido.

Por su parte, tanto en el caso del CONAPAM, como en lo referente a las transferencias del RNC, la disminución en dichas transferencias incrementa el riesgo de que población adulta mayor vea afectada su calidad de vida[9]. En ese sentido, la Contraloría General de la República, en el contexto de cambio de la estructura etaria del país, ha señalado la necesidad de ajustar las políticas públicas para que garanticen el servicio necesario para la población adulta mayor, en aras de efectuar asignaciones de gasto más pertinentes, oportunas y eficientes[10].

En el caso del IMAS, a pesar de la disminución, dicho instituto[11] estima un incremento en las transferencias que realiza a la población que atiende, en 2,8% anual, debido a la venta de bienes y servicios, ingresos no tributarios y/o contribuciones sociales.

Mientras que en el caso de FODESAF, debe indicarse que el 50% de sus ingresos dependen del aporte del 5% del total de sueldos y salarios que pagan los patronos del sector público y privado[12], ingresos que se vieron afectados por efecto de la situación económica del país potenciada por los efectos de la pandemia. Al respecto la Contraloría General, advierte que una menor recuperación de la actividad económica nacional e internacional en el año 2021, impactaría en forma negativa la recaudación fiscal[13] y en consecuencia los aportes que podría recibir dicho Fondo.

En conclusión, la delicada situación fiscal que vive el país, la cual se vio agravada con la desaceleración económica producto de la pandemia, ha impactado significativamente la disponibilidad de recursos para la atención de los programas de desarrollo social, lo cual plantea un reto importante a las instituciones del sector social selectivo de administrar los recursos disponibles en forma eficiente y eficaz, potenciando el uso de instrumentos e información para mejorar la focalización de su programas de ayuda social (disminuir filtraciones), y su control y ejecución, junto al monitoreo y seguimiento constante de su planificación, todo ello en aras de que el impacto en las poblaciones vulnerables que atienden sea el mínimo.

Notas al pie:
[1] Informe N.° DFOE-SO-30-2006, sobre la “Identificación y caracterización de los programas de asistencia y promoción social y algunas posibilidades de mejorar su integración”.[2] Se incluyen: el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), Patronato Nacional de la Infancia (PANI), Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU), Junta de Protección Social (JPS) y el Régimen no Contributivo (RNC) de la Caja Costarricense del Seguro Social.[3] Se incluye el Fondo de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares (FODESAF), el Consejo Nacional de las Personas con Discapacidad (CONAPDIS), y el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (CONAPAM).[4] Lo anterior considerando transferencias tanto del Gobierno Central y de los órganos desconcentrados del sector del público.[5] Según oficio N.° IMAS-GG-2220-2020 del 20 de septiembre de 2020. Al ser el IMAS una de las instituciones ejecutoras del programa bono proteger, tuvo un incremento en los recursos recibidos por parte del Gobierno Central de ¢62.943,6 millones.[6] Según datos de la Encuesta Nacional de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos, a octubre 2020.[7] De acuerdo con lo indicado en el Marco Fiscal Presupuestario de Mediano Plazo 2020-2025, el reto principal del Ministerio de Hacienda para el período comprendido entre el 2020-2025, será hacer que el país retorne a la ruta de la sostenibilidad fiscal a la brevedad posible, para lo cual entre las áreas de abordaje, se contempla reforzar el control y reducción del gasto público.[8] Oficio PANI-PE-OF-3402-2020, del 09 de diciembre del 2020.[9] De acuerdo con datos de la CCSS, a junio 2020 el 61% de las pensiones del RNC se entregan a adultos mayores.[10] Impacto fiscal del cambio demográfico: Retos para una Costa Rica que envejece. Informe N.° DFOE-SAF-OS-00001-2019.[11] Oficio N.° IMAS-GG-2220-2020 del 20 de septiembre de 2020.[12] Artículo 15, inciso b) de la Ley de Desarrollo Social y Asignaciones Familiares N.° 5662.[13] Certificación de la razonabilidad de la efectividad fiscal de los ingresos del Presupuesto de la República para el ejercicio económico 2021, emitida por la Contraloría General mediante el oficio DFOE-SAF-0384.