Servicio de la deuda y necesidades de financiamiento


#MonitoreoCGR-IT2021 N.° 22

30 de setiembre de 2020

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El persistente déficit financiero y la amortización de la deuda inciden en el crecimiento de las necesidades de financiamiento, al tiempo que las tasas de interés efectivas muestran tendencia al alza

El crecimiento de las necesidades de financiamiento presionará la gestión de la deuda en el futuro.

Las necesidades de financiamiento del presupuesto corresponden al monto de los recursos necesarios para cubrir el déficit financiero del presupuesto más la amortización, durante el año, de la deuda acumulada en el pasado.

El proyecto de presupuesto considera necesidades de financiamiento estimadas en 14,1% del PIB para el 2020, y de 17,5% para el 2021, que corresponden aproximadamente a ¢4.860.000 millones y ¢6.282.000 millones, respectivamente[1]. El crecimiento relativo es de un 29%, lo que implica una sensible presión sobre la gestión de la deuda en el 2021.

Esta variable ha estado en crecimiento en los últimos diez años, producto del resultado fiscal en deterioro y de las amortizaciones previstas para cada año, como muestra el Cuadro 1 para el ámbito de Gobierno Central. Si bien el monto del gasto presupuesto -y consiguientemente el déficit y el financiamiento- es generalmente ampliado durante el ejercicio -particularmente por el mecanismo de revalidación de créditos externos- y además podría esperarse en el 2021 un aumento por parte de órganos desconcentrados con recursos del superávit, la realidad fiscal exige por el contrario un esfuerzo para situar el gasto en niveles acordes con las posibilidades, de tal modo que la ejecución real del presupuesto se ajuste concordantemente.

La ejecución real del presupuesto, incluyendo a dichos órganos, determinará la presión del déficit financiero sobre las necesidades de financiamiento; en el año 2020 el monto presupuesto (cuadro 1) contiene un 17,7% en tales requerimientos, por encima de la estimación señalada en el proyecto (14,1%), y en similares términos podría esperarse para el 2021 un esfuerzo acorde a la situación financiera. Según se observa en el Cuadro 2, al incluir los órganos desconcentrados en la serie, dichos órganos reducen las necesidades de financiamiento en algunos años, pero en otros, como podría ser 2020 al cierre, las acrecientan, por lo cual se precisa del control integral de las operaciones en la proyección fiscal del 2021.

Cuadro N.° 1
Presupuesto de la República: Servicio de la deuda, resultado financiero y necesidades de financiamiento
-millones de colones-

Cuadro 1
Nota: 2015-2019, presupuesto ejecutado; 2020, presupuesto aprobado a agosto; 2021, proyecto de ley de presupuesto; 2015-2020 no incluye ajuste por órganos desconcentrados.Fuente: Elaboración propia a partir de información del SIGAF y del Proyecto de Ley de Presupuesto 2021.

La crisis profundiza el desequilibrio financiero del Gobierno.

Según la exposición de motivos, se espera un déficit financiero del 9,3% en 2020 y 9,9% en 2021, con lo cual la amortización estaría absorbiendo el restante 4,8% y 7,6% del financiamiento, respectivamente (Cuadro 4.3 en p. 54 de la presentación del presupuesto[2]). Para 2020 la suma incluida para amortización en los presupuestos es de 6,1% del PIB (Cuadro 2), por lo cual hay un alza considerable en estos requerimientos, incluso si se comparan valores del presupuesto.

Cuadro N.° 2
Gobierno de la República1
Servicio de la deuda, resultado financiero y necesidades de financiamiento
-millones de colones-

Cuadro 2
1/ Incluye Gobierno Central y Órganos Desconcentrados.Nota: 2015-2019: Devengado. 2020: Presupuesto aprobado a agosto. 2021: Proyecto de ley de presupuesto.Fuente: SIGAF, SIPP y proyecto de presupuesto 2021.

A pesar del aumento en la liquidez y en la disponibilidad de fondos para financiar al Gobierno que pueden esperarse en la proyección, seguiría siendo necesario recurrir al financiamiento externo. Las magnitudes que alcanzan las autorizaciones de endeudamiento en 2020 y 2021, merecen una reflexión sobre la importancia de retornar a niveles sostenibles en la situación fiscal, y de analizar en una perspectiva plurianual, esa senda hacia un uso direccionado del financiamiento[3].

La presión sobre el mercado de deuda se refleja en el presupuesto para gasto de intereses y en crecientes tasas realizadas de interés.

El gasto en intereses asciende a un 6,0% del PIB en el proyecto de presupuesto. Para 2020, la magnitud es de 5,6%, no obstante lo cual se menciona en el proyecto un equivalente al 5,2% como estimación (Cuadro 4.12 en p. 63). La suma móvil en doce meses registró hasta agosto ¢1,73 billones, cerca del 5% del PIB.

No visualiza el proyecto de ley una reducción de tasas implícitas internas o externas, sino por el contrario un incremento, al igual que se consideró hace un año para el presupuesto del 2020; la contratación de financiamiento externo entre 2019 y 2020 consideraba entre sus beneficios ese resultado en menores tasas, lo que también podría esperarse para las condiciones de liquidez prevalecientes. El financiamiento externo ha sido muy relevante desde el último trimestre del 2019. No obstante, las condiciones han cambiado sensiblemente; es importante alcanzar un punto de inflexión en la evolución fiscal y en las tasas de interés, y así mejorar la posición del Ministerio de Hacienda en el mercado de la deuda.

Sobre este particular, si bien las estadísticas sobre la tasa de la deuda interna de dicho Ministerio han estado presentando reducciones paulatinas, de tal modo que en los últimos meses están cerca de dos puntos por debajo a las de un año antes, esa evolución se explica en buena parte por las variaciones cambiarias. En términos presupuestarios, si se toma el gasto en intereses realizado como proporción de la deuda a inicio de semestre, no se ha observado una tendencia similar, como se observa en el gráfico. Y con la proyección de gasto de intereses para el segundo semestre de 2020, según el cuadro 4.12 de la exposición de motivos, ocurriría un aumento adicional.[4] Por lo cual, se reitera la urgencia de revertir esta ruta de incrementos y de insostenibilidad, con medidas que, a mediano plazo, garanticen el equilibrio fiscal.

Gráfico N.° 1
Tasa de interés realizada en deuda interna, por semestre desde 2010-I a 2020-II
-porcentajes-

Tasa de interés realizada en deuda interna, por semestre desde 2010-I a 2020-II
Fuente: Elaboración propia a partir de información del SIGAF y Dirección de Crédito Público.

En conclusión, si bien ante una crisis de la magnitud que se está viviendo podría justificarse que se recurra a deuda para financiar gasto corriente, el país ha venido siguiendo esa práctica por muchos años, lo que en un futuro debería revertir, y ajustar el financiamiento a la inversión pública, conforme a sanas prácticas hacendarias.

Finalmente, presupuestar por separado el uso de los recursos provenientes del crédito público y de las demás fuentes de ingresos extraordinarios, es conveniente, a efectos de ir direccionando el endeudamiento en esa senda de equilibrio financiero.

Notas al pie:
[1] Páginas 33, 54 de la Presentación del proyecto, y certificación de la capacidad de endeudamiento.[2] Para 2020 es una estimación sin órganos desconcentrados incluida en la presentación del proyecto de presupuesto, cuadro 4.3; su inclusión para hacer comparación con 2021, eleva estos valores según se observa en el Cuadro 2 de esta sección. El Marco Fiscal y Presupuestario de Mediano Plazo, así como el proyecto de ley con expediente 22.131 para la Aprobación del Préstamo N°5054/OC-CR, ambos del mes de agosto pasado, consideran estimaciones algo menores en déficit y necesidades de financiamiento para el próximo ejercicio, sin que ello altere en esencia la realidad fiscal de desequilibrio e insostenibilidad sin medidas adicionales.[3] En condiciones normales, se presta atención al financiamiento neto, el déficit financiero, sin que se pueda obviar una adecuada gestión integral del endeudamiento. Esta es una exigencia aún mayor en circunstancias de crecimiento sostenido del desequilibrio, y de considerables sumas de vencimientos, como se esperan en 2021. Aumenta la necesidad de medidas de administración de pasivos, como las anunciadas para el resto del 2020, así como el apoyo con recursos externos.[4] Las tasas de captación del Ministerio de Hacienda han disminuido sensiblemente en el año transcurrido, pero aún no se manifiesta esa baja en el pago de intereses. Tasas de esos niveles, que son reales dada la reducida inflación, mientras la economía decrece o crece poco, por sí solas ejercen una presión ascendente sobre el indicador Deuda/PIB, que acrecientan el esfuerzo de ajuste fiscal requerido.