Se extiende entre las sierras de San Luis y de Comechingones. Trasponiendo el cerro el Morro aparece el Valle de Conlara. Es una planicie que por el norte se prolonga en la provincia de Córdoba, aislada de la llanura al sur por el cerro el Morro, las sierras de Yulto y Portezuelo. Su continuidad esta interrumpida en la parte central por las sierras de Tilisarao, Naschel, La Estanzuela, etc. La denominación de Conlara queda reservada para el valle labrado por el río homónimo, en el contacto de la sierra de San Luis con la planicie de Concarán. Las aguas de los numerosos arroyos y ríos que tienen su origen en los faldeos occidentales del cordón limítrofe provincial, se pierden a la altura del “camino de la costa”. Carece de drenaje superficial importante estando solo recorrido por ríos efímeros que ocasionalmente llevan agua. El río más importante que recorre el valle es el Conlara que corre de norte a sur en las serranías. Luego de Paso Grande se orienta hacia el este, separado por una pequeña serranía. Aguas abajo, se dirige al norte, con rumbo paralelo al borde oriental de la sierra de San Luis. Este cambio hacia el norte sería de antigua data y consecuencia del vulcanismo terciario. Las diversas formas de ocupación del suelo en el Valle de Concarán han dado lugar a la existencia de distintas unidades paisajísticas: En primer lugar, los oasis fluviales de los ríos del Rosario y del Conlara. Marginando las sierras de San Luis, desde La Toma a Conlara, ha sido creado un original paisaje de riego. Son típicos oasis fluviales, con cortinas de álamos encerrando pequeños cultivos diversificados. Las viviendas están dispuestas en todo el ámbito o se concentran en núcleos de diversa importancia como La Toma, Naschel, Tilisarao, Concarán y Santa Rosa. Cada uno de estos pueblos se diferencia por una actividad. La Toma es una localidad que se distingue por la artesanía del mármol ónix, Naschel la producción del maíz. Concarán, una localidad rica y bien ordenada que organiza la planicie central del valle y parte de la sierra. En Concarán y Santa Rosa, los más antiguos pueblos se encuentra resumida la historia del valle hecha por conquistadores, agricultores, ganaderos, mineros, leñadores y aventureros que invadieron la región en épocas felices para los buscadores de metales. Las ruinas de la mina de Los Cóndores es el más significativo recuerdo. Muchos otros motivos completan el panorama turístico del valle. Los embalses de La Toma y San Felipe, la vieja capilla de Renca con su milagroso Cristo y sus peregrinaciones; El Bajo de Véliz, el balneario de Santa Rosa. Todo ante la presencia imponente de las Sierras de los Comechingones. En este ambiente sobran los motivos históricos, como La Estanzuela y la Villa de San José del Morro, antiguo fortín en la ruta Buenos Aires-Mendoza. Finalmente dentro de la falda occidental de las sierras de Los Comechingones, Merlo y el Camino de la Costa es una de las unidades turísticas más importantes de San Luis con todos los atractivos de sierras, arroyos y microclima conjugados en paisajes verdaderamente paradisíacos. El clima en esta zona es templado con diversas características ya que existe una estrecha relación entre la topografía, las masas de aire y las precipitaciones. Llueve más en el borde oriental del valle (piedemonte de las sierras de los comechingones) que en el occidental (contacto con la penillanura de la sierra de San Luis). Estas oscilan entre 650 milímetros en el este y 500 milímetros en el oeste. También la temperatura disminuye de norte a sur. Estas características climáticas influyen íntimamente en la distribución de la vegetación. En el norte del valle predomina el monte bosque seco de sotobosque espinoso que va degradándose hacia el oeste en una formación arbustiva cerrada. Hacia el centro del valle, más abrigado, se extiende un palmeral caranday. Al sur la vegetación se hace más baja con predominio de praderas ásperas propias de la pampa seca hasta las bajas pendientes de El Morro. En las quebradas existen espacios fértiles con altas gramíneas que alternan con molles y hierbas aromáticas. En cuanto al proceso de población, en este valle las vaquerías se habían iniciado hacia mediados del siglo XVII, permitiendo al criollo ponerse en contacto con el valle. Cuando los españoles penetraron en este “pequeño mundo serrano del valle, ya estaba habitado por indígenas sedentarios, verdaderamente chacareros del maíz que llegaron hace dos milenios de la era actual al territorio sanluiseño. El hombre buscó en las tierras tres condiciones principales: agua, monte con praderas próximas y defensas naturales contra los indios, los cuales penetraban al valle por el sur. Ello favoreció la ocupación del norte de la región, a partir de las sierras vallistas. Las poblaciones, de reducida dimensión se localizaron en los bordes del valle. En su periferia se organizaron oasis que aprovechaban las aguas de los arroyos que bajan subparalelos a la sierra de Comechingones en su extremo oriental o si no a lo largo del Valle del Conlara, en contacto con la sierra de San Luis. Recién en el siglo XX, con la incorporación del ferrocarril nacieron nuevos pueblos que otorgaron aún más vigor a este valle.