Mina Los Condores

Se encuentra ubicada a 10 Km. al oeste de Concarán en el margen del arroyo Las Cañas. Desde Concarán se accede por Ruta provincial Nº 6 hasta un cartel que indicador y desde allí un tramo de camino de tierra. Su historia comienza con el descubrimiento de “unas piedras pesadas” wolfram, mineral de tungsteno utilizado para endurecer las aleaciones de acero. La mina fue declarada en 1897 por Medardo Aguirre y Pedro Regalado y al año siguiente vendida a la casa Hewing de Rosario, Santa Fé, la que se percató de no contar con capital suficiente para la explotación, por lo que se decidió recurrir a inversionistas alemanes.

De tal asociación surgió Hansa Sociedad de Minas S.A. Su desarrollo fue promovido por la inmigración europea, aportando mano de obra calificada y la llegada del ferrocarril a Villa Dolores hacia el año 1905.

En poco tiempo el pueblo se transformó en un pueblo cosmopolita: italianos, rusos, alemanes, españoles y de todas partes llegaban a trabajar en la mina.

Enormes máquinas eran bajadas de los trenes y llevadas por tropas de carros hasta su destino. La nueva mina pronto se convirtió en el establecimiento más importante de la provincia. Hacia 1908 producía cerca de 335 toneladas anuales de mineral, con una concentración de 65% de ácido túngstico (unidad fijada para el comercio), producción que se elevó en los años de la primera guerra mundial. Para esa época trabajaban aproximadamente 400 personas, las galerías se extendían 800 metros y se habían alcanzado profundidades de hasta 250 mts. Por su producción en 1936 aportaba el 66 % del total nacional. Las condiciones de vida y de trabajo de los mineros eran precarias. Pasada la demanda ocasionada por la primera guerra mundial la mina fue vendida a Mr. Thomas Williams, un poderoso norteamericano conocido como “el rey del tungsteno”, la nueva empresa denominada SOMINAR (Sociedad Minera Argentina) y regenteada por Bruce Ronald Burnet reactivaria alentada por la segunda guerra mundial, paralizándose la extracción en 1945. La división de Corea dejó los yacimientos más ricos del mundo del lado comunista y la posterior guerra privaron a los norteamericanos del metal.

La mina inició su edad oro, transformándose en la más grande de Sudamérica, la antigua maquinaria fue reemplazada por una planta construida en Estados Unidos que lograba una recuperación del 95% de mineral, y se construyó una torre de mampostería sobre el pique principal para realizar el transporte tanto de material como del personal. Los Cóndores devino entonces en un verdadero pueblo que llegó a albergar a más de 2.000 personas, superando a Concarán. Los mineros, en su mayoría bolivianos y chilenos, vivían en casas con luz eléctrica, aguacorriente y cocina, mientras que los solteros tenían su propio edificio, pero lo más importante era la seguridad, los accidentes eran muy raros y estaba prohibido trabajar “en seco” es decir sin chorro de agua sobre el barreno para evitar el polvo causante de la silicosis. Diez años duró el apogeo hasta que el fin de la guerra de Corea hizo precipitar los precios internacionales; aunque el golpe militar del 62, que dejó sin efecto una serie de leyes sin las cuales SOMINAR desestimo continuar con la explotación, fue el tiro de gracia. En el año 1966 fue vendida a un grupo industrial mendocino, interesado solamente en la maquinaria, una vez que la extrajo, vendió nuevamente. Los posteriores dueños se abocaron a explotar de forma rudimentaria las vetas superficiales que no habían sido tocadas por seguridad. Cuenta con 5000 metros de galerías y una profundidad máxima de 450 metros. La mina está habilitada para el turista, que podrá recorrerla acompañado de un guía experto y con el equipo minero apropiado.

Interior de la mina Vista del poblado