Villa de la Quebrada: Este pueblo debe su existencia al encuentro del Milagroso Cristo de la Quebrada, protagonizado por Don Tomás Alcaraz, quien a partir del hallazgo, recupera la visión y dona las cuatro manzanas frente a la Plaza, donde comienza a delinearse la fisonomía de la Villa. Esta aparición del crucifijo en el hueco del tronco de un viejo algarrobo, originó una devoción local que luego fue trascendiendo por toda la provincia, a tal punto que, actualmente posee testimonios de agradecimiento de Brasil y Uruguay. La imagen venerada es un crucifijo de madera de 30 cm. de altura, con un pedestal escalonado. Es de neta factura colonial, de madera policromada y actualmente se encuentra resguardado dentro de una artística cruz de hierro forjado y cristales tallados. Para los investigadores no ha sido posible establecer una fecha cierta del descubrimiento, pero es probable que haya ocurrido entre 1850 y 1860. El día 3 de mayo de cada año, se lleva en procesión por las calles de la villa.
Durante los días festivos el pueblo cambia su fisonomía habitual y se instalan puestos de venta ambulantes (artesanías, comidas típicas, etc.) que ya se ha transformado en la característica simpática de la festividad. Hoy se ha recurrido a la delimitación de una zona de reserva donde se prohíbe la instalación de comercios, puestos de venta, juegos de azar y bailantas que entorpezcan el desenvolvimiento de los fieles. Pero la esencia de la fiesta es "el milagro" y las miles de historias de milagros del Cristo de la Quebrada desde los albores de la fe popular.