Señor de Renca (Fiesta)

A 55 Km. al noreste de La Toma por Ruta Provincial Nº 23 y sólo 8 Km. de Tilisarao por ruta Provincial Nº 40. El Santuario del Milagroso Señor de Renca es una de las capillas más antiguas de San Luis, se cree que fue levantada en el año 1732 con la llegada de los padres jesuitas. En 1764 había crecido tanto Renca que el obispo Alday Aspee la elevó a categoría de parroquia, siendo su primer párroco Juan Francisco Regis Becerra. Según la tradición un indio ciego hachaba un espinillo en el bosque de Renca, Curato de Limache, en Chile, cuando sintió su rostro salpicado por la goma o savia del árbol. Arrojó el hacha y se puso a buscar a tientas lo que le había causado aquella sensación rara, tropezando con un pequeño Cristo en el hueco carcomido del árbol que hachaba. La noticia de la milagrosa aparición cundió rápidamente en todo Chile, afluyendo mucha gente para dar fe del prodigio. Los más piadosos resolvieron hacerlo conocer en Cuyo y en Córdoba, poniéndose en marcha a través de la Cordillera, con el Cristo cargado a lomo de mula.

En cada población donde llegaba era colocado en la iglesia y daba origen a grandes ceremonias religiosas, al final de las cuales el longino, que había recuperado la vista, hacia una colecta de dinero para erigirle un santuario. Al atravesar el Río Conlara, camino a Córdoba, la mula que cargaba la imagen se echó, y ante la imposibilidad de hacerla retomar la marcha, los creyentes interpretaron que ese era el lugar exacto elegido por el Cristo para quedarse, por lo que le erigieron una capilla en el año 1745 en ese sitio. El lugar tomó el nombre de Señor de Renca. En una de sus invasiones, los indios ranqueles saquearon la villa rompiendo la imagen, luego reconstruida. En la invasión encabezada por el cacique Yanquetruz, en 1834, los indios penetraron en Renca, Santa Bárbara y bajaron a La Carolina. Los vecinos pusieron a salvo el Señor de Renca llevándolo a Las Lagunas. Pasado el peligro, el Cristo de Renca regreso a la capilla. Años mas tarde la localidad de Renca toma su nombre en referencia al lugar de origen del santo (Paraje de Renca, Chile). Debido a las invasiones de los indios ranqueles, con el fin de proteger y conservar la imagen se traslada a distintos lugares del norte de la provincia. A pesar del esfuerzo, el Cristo es consumido por el fuego sufriendo así el mismo destino que la imagen original de Limache. En 1857 se construye una nueva réplica de la anterior.