princesas

La hermosa pareja, cual noble semilla se adaptó, creció y se desarrolló plena, el ahora antiquísimo clan McAndrew metaformoseó a la poderosa y orgullosamente norteamericana Familia Andrew.

¡ Mágico sortilegio ! El nacimiento de pequeño príncipe, rubio como el Astro Rey y de mirada celestial: William Albert Andrew ¡Albricias!

El pequeño rapaz, inquieto como todo chico de su edad es un torbellino de felicidad para sus amorosos padres

Como en todo cuento de hadas, debe existir un malvado y no es la excepción en el nuestro: El Destino cruel y despiadado se ensaña con el pequeño príncipe dejándole en penosa orfandad.

Adiós infancia normal, sueños y juegos de su edad. Brutalmente es enfrentado a la realidad.

El jovencito William, noble príncipe, hijo del Sol, ha sido dotado de la tenacidad y orgullo del noble linaje del viejo mundo Andrew por parte del padre y el amor por la justicia, la libertad y rebeldía de la ya hecha realidad la Joven Norteamérica herencia de la madre. Y el impactante atractivo físico del Astro Rey.

En la sangre del ahora mozalbete príncipe, predomina la sed de Justicia, Igualdad y Libertad. ¿Cómo poder regentear un reino viviendo en un mundo de oropel, en una torre de cristal?

Él sabe la respuesta y en compañía de su fiel mofeta abandona la comodidad de su palacio, para ser partícipe de la realidad de un mundo que cambia día a día.

El reino está de plácemes, el príncipe ha retornado vencedor de la principal y gran batalla: Encontrar la razón del Sentido de la Vida. Descubrirse así mismo y de lo que es capaz de lograr para que su mundo sea mejor. Adquirir consciencia que en este mundo la participación de todos es fundamental para echar andar el engranaje de una Sociedad más comprometida.

Pero sobre todo, para que sus bellas princesitas, nunca dejen de soñar, que jamás dejen la magia de la inocencia, de la fantasía.

El joven príncipe William, siempre estará allí para defender que nadie robe este valioso tesoro en sus amadas princesitas Albertfanáticas.