Promesas Ocultas
Minific por Caro
(Inspirado en el Manga CC tomo II páginas 79, 80, 111 y 112)
Lakewood, una semana después de la adopción de Candy por parte del tío William...
Capítulo 1
"Anthony, es tu turno."
Sentí una mano apretando mi brazo y me di cuenta que Stear, Archie y Candy esperaban a que tomara una carta de la baraja.
"Lo siento" dije, cogiendo una carta.
Stear retiró su mano. "Bienvenido de regreso."
Archie sonrió maliciosamente. "Debes concentrarte en el juego, de lo contrario te dejaré otra vez con todas las cartas."
Candy hizo un mohín. "No le hagas caso Anthony, yo estoy igual. No puedo completar la segunda corrida. Creo que Archie está haciendo trampa o sumando mal los puntos."
Éste puso cara de ofendido. "Querida Candy, no es mi culpa que ustedes no estén poniendo atención al juego. Ya dejé pasar dos oportunidades de ganar para darles oportunidad de recuperarse."
Stear le dio un vistazo a la puntuación. "Hermano, no puedo creer que apenas lleves 50 puntos, yo 220, mientras que Candy y Anthony pasan de los 500."
"Bah, entonces tú lleva el conteo" dijo Archie, empujando el cuaderno en su dirección.
Mi carta era un rey de corazones. No me servía así que la descarté.
"Sigues, Candy."
Su rostro se iluminó al ver la carta y la recogió inmediatamente. "Por fin" exclamó, bajando su juego- una corrida de corazones (10, Sota, Reina y Rey) y otra de diamantes (8, 9, 10 y Sota.)
"Felicidades" dijo Stear tomando el lápiz para escribir un cero en la columna de Candy. "Yo me quedé con 35 puntos, más 220 son 255. ¿Y ustedes?"
Refunfuñando, Archie sumó sus cartas. "Me quedé con todas las cartas y tenía un comodín. 160 puntos."
Stear le arrebató las cartas para contarlas de nuevo. "Tsk, tsk, se te pasó incluir estos dos ases, a 20 puntos cada uno, son 200. Tu gran total es 250. Ahí la llevas, hermano."
Archie se cruzó de brazos y frunció el ceño. "No importa, de todos modos sigo en primer lugar. De seguro Anthony debió quedarse con bastantes puntos."
"No esta vez" dije, sumando mis cartas despacio. "Procure formar corridas con cartas pequeñas y me castigué muy poco. 75 puntos."
"Se me hace tan raro que acumules tantos puntos, Anthony" dijo Stear recogiendo las cartas para barajarlas. "Cuando jugábamos Continental los tres, siempre lograbas bajar tu juego y te quedabas con una o dos cartas. Ahora parece que tuvieras la mente en otra parte."
"Puede ser" dije, extendiendo la mano sobre la mesa.
"¿Estás preocupado, Anthony?" dijo Candy, sus ojos verdes expectantes.
"¿Eh? no. Es sólo un misterio que necesito resolver."
"¿Algo relacionado con tus rosas?"
No quise decirle el verdadero motivo de mi distracción y le dije que estaba en lo correcto. Que investigaba por qué una clase de rosa no quería arraigar en mi portal. Dijo que estaba segura que encontraría pronto la solución.
"Eso espero, Candy."
"Aclarado el punto" dijo Stear. "¿Continuamos con el juego?"
"Continuamos" dijimos en unísono.
Sin embargo, no contábamos con que la tía Elroy entraría al salón para decirnos que era hora de dormir. Aprovechó para recordarle a Candy que mañana después del desayuno continuarían con las clases de urbanidad. La pobre asintió pesadamente, quizás pensando que no podría acompañarnos a recorrer la ciudad como habíamos acordado. Ya tendremos otras oportunidades de escapar de nuestras responsabilidades.
Los tres la acompañamos a la puerta de su alcoba, donde una mal-encarada Doris nos dijo nuevamente que no debíamos entrar a la habitación de una señorita. Esta mujer será eficiente, pero también muy agresiva. Lástima que la tía Elroy no haya aceptado asignar otra doncella. Pero ya me puse de acuerdo con los muchachos para enviarle cartas al tío William rogándole que ordene el cambio.
Todo sea por hacerle la vida más placentera a Candy como nueva integrante de la familia Andrew.
Ahora, si tan solo pudiera resolver el misterio de ese broche...
Es un recuerdo que le dejó su Príncipe de la Colina, el cual llevaba un kilt similar al que usamos Stear, Archie y yo. Además tocaba una gaita. Esos tres datos me llevan a pensar que ese sujeto pertenece a la familia.
Pero, ¿quién podrá ser?
Candy dijo que tenía 6 años cuando conoció al príncipe. Si ahora tiene 12, ese encuentro fue hace como 6 años. En ese tiempo yo estaba viviendo en Londres con la tía Elroy y mis primos.
Comentó que la primera vez que me vio, creyó que yo era el príncipe porque lucía justo como él. Entonces, ese tipo puede que haya tenido mi edad actual, 14 años.
Por más que le doy vueltas, no puedo ubicar a un pariente con esas características. Además, en ese tiempo la tía Elroy dispuso que nadie de la familia fuera a Lakewood por respeto a la memoria de mi madre. Las pocas veces que hubo reuniones familiares fue en Londres o en el castillo de Escocia y cuando ella llegaba a venir a Chicago, siempre nos dejaba al cuidado de mis tíos.
Pienso si la muerte de mamá era el único motivo de su negativa. Aunque le preguntara no me contestaría. Cuando ella no quiere hablar de un tema, simplemente abandona la habitación.
Antes de irme a acostar fui a la biblioteca por el libro del árbol genealógico de la familia. Quizás ahí encuentre pistas.
Aunque Candy haya dicho que no le importa saber quién es el príncipe porque está segura de su amor hacia mí, siento que ella nunca podrá olvidarlo.
Puede que sean celos o temor a perderla, pero necesito saber la identidad de ese "Príncipe de la Colina."
He revisado el libro varias veces y no encuentro algo que pudiera ayudarme a resolver este misterio. El único detalle curioso es la ausencia de fotografía o retrato del tío abuelo William, lo cual es irrelevante para efectos de esta investigación. Obviamente él no puede ser el príncipe, dicen que es un anciano terco y huraño cuyo único contacto con el exterior es George.
No debería hablar bruscamente del tío, después de todo atendió nuestra súplica de adoptar a Candy para rescatarla del horrible destino en México, por lo que le estaré eternamente agradecido.
Es tarde, debería irme a dormir. Sin embargo desde el descubrimiento de ese broche no he podido dormir tranquilo. Stear dice que cuando está atorado con un invento, a veces encuentra la solución en sus sueños. Sería fabuloso si yo pudiera hacer lo mismo.
Capítulo 2
Pétalos de rosa...
Las rosas pierden sus pétalos por el cambio de estación.
No es justo que algo tan bello termine tan pronto.
Sin embargo, es la ley de la naturaleza.
Mamá me está llamando, me espera al final del laberinto. No encuentro la salida, no debí alejarme de su lado. No recuerdo qué sendero debo tomar para llegar a ella.
Corro desesperado de un lado a otro, hasta chocar contra alguien. Levanto la cabeza para ver quién es, pero los rayos del sol no me dejan ver sus facciones.
"¿Qué te pasa?" me pregunta, su voz cálida.
"Quiero ir con mamá."
"Yo te ayudaré a encontrarla" dijo, tomando mi mano.
Recorrimos el laberinto hasta llegar al centro, donde mamá me esperaba sentada en una banca. Sonriendo, ella extendió sus brazos y corrí hacia ella.
"Mamá."
"Mi precioso" murmuró, colmándome el rostro de besos. "Gracias por traérmelo."
"De nada" dijo mi salvador, sentándose a su lado. Me di cuenta que era un muchacho, rubio y de ojos azules... como yo.
"¿Quién eres?" le pregunté.
El chico miró de reojo a mamá antes de responder. "¿Quién crees que soy?"
"Hmmm."
"Trata de adivinar."
"¿Eres un ángel?"
Mamá se rió suavemente. "Difícilmente."
El chico hizo una mueca. "No, Anthony. No soy un ángel."
"¿Eres un fantasma?"
"Tampoco. Intenta de nuevo."
"Señorito, ¿dónde está?" alguien gritó.
El muchacho suspiró. "Para que me esté llamando señorito, es que debe estar muy molesto. Tengo que irme." Le dio un beso en la mejilla a mamá y luego corrió en dirección opuesta a la voz que lo reclamaba.
"No te vayas" dije. "No me has dicho tu nombre."
Volteó a verme. "Pronto lo sabrás, Anthony" dijo, haciéndome un guiño.
Capítulo 3
Han pasado varias semanas y sigo teniendo sueños de mi madre acompañada del chico rubio que no quería darme su nombre. Sueños que me han ayudado a completar las piezas de este rompecabezas. De algo estoy seguro, había un chico que siempre acompañaba a mamá. Los recuerdos de mi convivencia con ese muchacho los tuve ocultos en mi mente por muchos años, hasta que tuve el sueño del laberinto.
Ella no podía jugar conmigo debido a su enfermedad, así que él tomaba su lugar. Recorríamos todo el laberinto y me indicaba todas las posibles salidas del mismo. Algunas veces jugábamos a las escondidas. Otras veces me llevaba al río y me daba lecciones de pesca. Cuando el muchacho llegaba a atrapar un pez, siempre decía que estaba muy pequeño y lo regresaba al agua. Si encontrábamos un animal herido en el bosque, él mismo lo curaba. Tenemos que cuidar a los animales y las plantas, me decía constantemente.
Cuando llegaba la hora de regresar con mamá, siempre me decía que fuera buen niño y que la quisiera mucho.
"Necesito que me prometas algo, Anthony."
"¿Qué?"
"Que ayudarás a tu mamá a cuidar sus rosas, ¿me lo prometes?"
"Te lo prometo."
"Buen chico" me decía, poniendo una mano sobre mi cabeza para alborotarme el cabello.
La próxima vez que nos vimos fue la noche que mamá falleció.
Recuerdo que había despertado de una pesadilla y corrido a la habitación de mamá para que me consolara. La puerta estaba cerrada con llave. Alcancé a escuchar voces, pero no entendía lo que decían. Me senté al pie de la puerta a esperar.
Vi al chico rubio subir las escaleras. Cuando se percató de mi presencia, aceleró el paso.
"Anthony, ¿Qué haces aquí a esta hora?"
"Es que soñé muy feo."
Extendió su mano. "Ven, te llevaré a tu habitación. Me quedaré contigo hasta que te duermas."
"No, quiero ver a mamá."
El chico apretó los labios por un instante, entonces sacudió la cabeza. "Ahora no, quizás mañana."
"Quiero verla ahora."
"Anthony, por favor entiende. Tu mamá necesita descansar."
En ese momento, la puerta de la alcoba se abrió y salió George acompañado de un hombre gordo y bigotón con un maletín negro.
"Lo siento mucho, Johnson. No hay nada que hacer" dijo el extraño, y bajó apresurado.
El chico apretó mi mano tan fuerte, que alcé la cara para decirle, "Me duele."
"Perdóname, Anthony, perdóname."
"¿Qué te pasa? Tienes una cara muy triste y parece que vas a llorar."
"No digas eso" suplicó. Y soltando mi mano, me apretó por los hombros contra él.
Fue entonces cuando George dijo solemne, "Joven William, lo necesitan." Y agachándose, me levantó en sus brazos. "Mientras yo llevaré al Joven Anthony a su dormitorio."
"¿Te llamas William?"
Sonrió apenas. "Sí, Anthony. Soy tu tío William Albert, hermano de tu mamá. Por favor, no se lo digas a nadie."
"¿Por qué?"
"Porque debemos esperar a que yo sea grande, ¿me entiendes?"
"¿Se lo puedo decir a Stear y Archie?"
"No, nadie más puede saberlo. ¿Me prometes guardar el secreto?"
"Sí" respondí, sin entender las consecuencias de mi juramento.
"Gracias" murmuró, alborotando mi cabello por última vez.
Capítulo 4
Víspera de la cacería en honor a Candy...
Al salir de la biblioteca después de mi conversación con tía Elroy, fui interceptado por Stear y Archie en el pasillo.
¿Para qué te buscaba la tía?" preguntó Stear.
"Hmm, no sé si sea prudente decirles..."
"Vamos, Anthony" dijo Archie. "No seas así. Dinos de qué hablaron."
"De seguro es algo relacionado con Candy" dijo Stear.
Sonreí ampliamente. "Tu deducción es acertada, primo."
"No sigas dando vueltas, ¿de qué hablaron?"
"Me pidió que yo acompañara mañana a Candy durante la cacería."
"No puedo creerlo" dijo Archie.
"Es la verdad, puedes ir a preguntarle si quieres."
"De seguro hiciste labor de convencimiento para que te diera ese puesto" dijo Stear pensativo.
"No fue necesario, la tía sabe que soy el más sensato de los tres y que podré ayudar a Candy en su presentación a la familia."
"Bah, lo que pasa es que siempre has sido su consentido" dijo Archie con desdén. "Desde que éramos unos niños."
"Será cuestión de suerte" dijo Stear.
Archie sacudió la cabeza. "No, Anthony sabe cómo manipular a la tía."
"Bueno, basta de lamentaciones, vamos por Candy para bajar a cenar. Por cierto, ¿dónde está el traje de cacería que le compramos?"
"Lo dejamos escondido en mi laboratorio. A nadie se le ocurriría entrar ahí."
"Jaja, por supuesto que no, le tienen pavor a tus experimentos."
Stear hizo una mueca. "Tú siempre tan simpático, hermano."
Mientras mis primos van discutiendo, no puedo evitar pensar que mañana llevaré a Candy a mi lugar favorito del bosque. Espero que le guste tanto como a mí.
Por supuesto le hablaré sobre el Príncipe de la Colina. ¿Cuál será su reacción cuando sepa que ese chico que conoció hace seis años, es mi tío?
Nada más y nada menos que William Albert Andrew, hermano menor de mi madre. El futuro líder de nuestra familia.
Estoy seguro que le dará alegría saberlo. Eso sí, tendré que pedirle que me guarde el secreto. No es conveniente que los demás sepan su verdadera identidad.
~ Mañana Candy, mañana sabrás la identidad de tu príncipe. Te lo prometo. ~
"Anthony, ¿por qué tan callado?" dijo Stear.
"¿Hay algo más qué nos estás ocultando?" dijo Archie con un tinte de sospecha.
"Claro que no, chicos. Ustedes saben todo." ~ Excepto sobre esta promesa, como otra que estuvo oculta por muchos años. ~
Finis
Mayo 9 2010