Acrostific
Para Neil en su cumpleaños
2014
-¡No, no pequeño, aléjate de mamá!- Me niegan el acceso a los tiernos brazos de mi madre, las viejas criadas entrometidas. Y mis ojos se nublan, mi corazón se constriñe -¡Mamá, mamita!- Grito y nadie me responde. Tal vez, te
Encuentres muy ocupada en no sé, que cosa, yo requiero de tus mimos, que me estreches con desmedido afecto y me digas palabras tiernas.
Algo ocurre, no me gusta, siento temor. Hay demasiado movimiento en casa, las criadas corren como locas, entran y salen de la habitación de mi madre. Abuela Elroy, me sostiene sobre su regazo y me balancea para que me serene. Papá también se encuentra nervioso, le veo caminar de un lado a otro, a veces se detiene y lanza una mirada a la habitación cerrada. El trajín de las criadas se ha vuelto más intenso
-¡Quiero a mi mamá!- Le pido a tía Elroy e intento huir de sus cuidados.
-Sheet, sheet- susurra a mi oído- Ten calma, pronto la veras.
L-ogico, hago grandísimo berrinche- ¿Cómo pueden pedirle a un crío que clama por su mamita, que guarde la calma?- Lloro, grito, pataleo y me tiro al suelo. Ni la tía-abuela, ni un par de criadas pueden levantarme del piso.
Llega papá, con su característica energía, a veces pienso que él, no me quiere, sólo mi mamita- Y con este pensamiento, vuelve mi berrinche -¿Mamá, mamá..quiero a mi mamita!-
-¡Neal, compórtate, ya estas grandecito para andar haciendo este tipo de escenitas!- Lo noto muy molesto, pero no me importa y ante su actitud, redoblo mis lloriqueos, gritos y rabietas.
Él, se da por vencido, siempre ha sido así, y culpa a mamá de mi “mala educación”.
-¡Ahhhhh!- Un grito apaga mi lloriqueo, es mamá -¿Qué le hacen a mamita?-Me incorporo del piso y corro escaleras arriba. Me detengo justo frente a su habitación, me desconcierta escuchar el maullido de un
Gato, -Ññaaa-ña-ña- Me quedó inmóvil por unos momentos, no atino a tomar una decisión, los maullidos del felino, me han sacado de balance.
-Anda, Neal, ya puedes ver a tu madre- Me ánima con voz suave mi padre, y me toma de la mano – Mamá nos tiene un obsequio-
¿Un obsequio? ¿Acaso mamá ha comprado otro estúpido gato?- Y una furia creciente va colmado mi pequeño cuerpecito.
-¡Neal, cariño, mi precioso principito, ven acércate y dame un beso!- Mamá reposa en cama, se le ve “hecha una facha”, contrario a su costumbre de lucir siempre impecable. A pesar de ello, no pasa inadvertida para mí, esa expresión de ternura en su rostro.
Corro hacía sus brazos y reinició mis lloriqueos, tratando de conmoverla, pero me detiene en seco -¡No, Neal, ten cuidado y no llores o asustaras a la bebé!-
¿La bebé? ¿Cuál bebé? ¡Aquí el único bebé, soy yo! ¡Soy el rey de la casa!- y ante el rechazo de mi madre, reinicio mi berrinche.
Mi madre, por única respuesta, me muestra un pequeño bultito que se mueve inquieto, -¡Un bebé!- Mi primera intención fue ponerme a llorar como un bebé, al presentir que esa mata de cabello rojo me ha desbancado de mi principado. La cabeza de cerrillo, me sonríe y me dice algo ininteligible, es idioma de bebé- Gu-gu-gu-
¡Diantres, la cabeza de sandía, me ha robado el corazón!- Ya no soy más el bebé de la casa, ahora soy el hermano mayor de cabeza de cereza.