CELOS
Por Sadness
A pesar de la magnífica belleza física de la que era poseedora, la jovencita trigueña carecía de confianza en sí misma, desde niña, su abrumadora timidez había afectado su personalidad. Siendo niña se comportaba retraída, callada, poco participativa, por no decir que era nula su capacidad para socializar con los demás. No gustaba jugar con el resto de los niños y a todo lo anterior había que agregarle que ella misma se consideraba, una cobarde. Su retraimiento, le había generado la mala voluntad del resto de sus compañeros, que la tildaban de presuntuosa, creída y soberbia. Cuando en realidad carecía de autoconfianza, se sentía menos que los demás y la escasa fortaleza que parecía poseer, la adquiría de su hermana, una rubia desgarbada, pecosa y poco agraciada, en comparación con la trigueñita. Sin embargo contrario a la carencia de un atractivo físico, la rubia hermana generaba buen impacto en quien la trataba por su gentiliza y ternura, además, destacaba su fuerte personalidad, atrayéndole las simpatías de quienes la rodeaban. Así Annie, desde niña había aprendido a sobrevivir y sobreponerse a su timidez, actuando como un organismo parásito, fortaleciéndose de la fuerza que emanaba de la rubiecita, aprovechándose del cariño incondicional que su poca atractiva hermana le tenía, llegando incluso hasta el chantaje sentimental hacia la ingenua criatura. La realidad era, que a pesar del cariño que la rubia le profesaba, la trigueña le tenía envidia e incluso en su corazón había germinado la semilla del rencor. En esta extraña relación simbiótica, donde una se hacía más fuerte, mientras la otra se debilitaba, las jóvenes se hicieron adultas.
Anne odiaba a su hermana, no le era ajeno este vil sentimiento lo poseía desde niña y se había acrecentado cuando ella, la hermana a quienes todos querían, osó robarle la atención y el amor del chico que amaba. No importaba que la rubia renunciara a él, y que el joven reaccionar y rectificara su sentir hacia la trigueña. No significaba nada que él, finalmente se hubiera casado con ella, enamorado. No bastaba que le uniera a ella, fuertes vínculos, religioso, civil y amoroso, que todos los actos, palabras y obras del rubio amado le indicaran que ella era la dueña de su corazón, e incluso la argolla que portaba orgullosa en su dedo anular indicará que él, era sólo de ella. No, no le era suficiente, porque en su corazón se había anidado la duda -¿Realmente Archie logró olvidar el amor que sentía por Candy?-Y la sola sospecha de que no fuera así, le hizo derramar lágrimas de impotencia-¿Y si él sólo acepto casarse con ella, como premio de consolación, al tener la certeza de que Candy?-Su llanto de desconsuelo, ahora se tornaba lleno de ira-¡Ella, siempre ella. Mientras viva jamás podré ser feliz con Archie, su sombra siempre empañara nuestra felicidad. ¡Maldita seas Candice, te odio!-Dando rienda suelta a su frustración, arrojó todo lo que tenía a su alrededor. -¿Cariño, que te sucede?- Cuestiono visiblemente sorprendido un atractivo joven al entrar a su alcoba y encontrar a su esposa presa de la histeria, llorando y arrojando de forma violenta objetos al aire-¡Archie!-Mudo semblante, la trigueña y dulcificó el tono de su voz-¿Hace cuanto llegaste?-Temiendo que su marido le hubiera escuchado en su desahogo despotricar en contra de la hermana-¿Por qué el llanto, amor?-Acercándose con prontitud hasta la chica y limpiándole el rastro de lágrimas de el hermoso rostro, de forma por demás tierna, para finalmente depositar un beso en su mejilla. No tenían ni medio año de casados y aun no se acostumbraba a los exabruptos de la joven, que estaba excesivamente mimada y malcriada. Desde los primeros días de su matrimonio, principió para el joven un tortuoso estilo de vida, su joven esposa desde inició dio por comportarse de forma posesiva e irritablemente celosa, y por cualquier motivo le reñía. Pero lo más delicado de la situación era la desconfianza que la trigueña tenía hacia su esposo, haciéndole víctima de sus celos enfermizos, de forma por demás incómoda, cuando menos lo esperaba, le hacía visitas inesperadas en el Bufete donde laboraba, para pillarlo, según la trigueña, en el engaño, cosa por demás descabellada, pues el joven realmente le amaba, a pesar de sus grandes defectos y además, jamás se atrevería a engañarle- ¡Sí así te pones, sin existir motivo de engañó, no quiero pensar cómo será, si llegará a ocurrir!- Solía decirle en broma para apaciguar a la alterada joven, al principio le pareció gracioso al joven actitud celosa de su esposa, pero conforme pasaban los días, sus celos se tornaban intolerables. En alguna ocasión llegó a agredir de forma verbal a la atónita e incrédula secretaria, sólo porque se figuró que coqueteaba con su marido. Le seguía, le espiaba, se había convertido en su sombra, por las noches, cuando le creía dormido, le hurgaba los bolsillos de la ropa, en busca de elementos que validaran la infidelidad, un cabello sospechosamente, atraído por la estática, en su abrigo, le ocasionaba terribles escenas. Y aún así, soportó condescendiente la actitud de su esposa. Lo que terminó por acabar con la paciencia del joven, fue cuando en un loco arranque de celos, mientras su cuñada les hacía una visita de cortesía, Annie, comenzó a insultar de forma soez a la hermana, para finalmente agredirla físicamente. Esto fue lo último que le permitió Archie, a la trigueña y puso las cartas sobre la mesa- Annie, basta, jamás te he dado motivos para desconfiar de mí y no merezco esa actitud de tu parte, o haces algo para solucionar tu problema y acabar con esos celos enfermizos o lamentablemente, aunque te amo, deberé contemplar la posibilidad de entablar nuestro divorcio. Así que cambias o nuestro matrimonio, termina- Sentenció un indignado joven, en aquella ocasión. Esa era la razón, porque en esos momentos, la trigueña temía que su esposo hubiera escuchado parte del drama que habíase armado ella sola-¡No, cariño, no sucede nada una niñería! ¿Cómo estuvo tu día?-Pero por dentro moría por saber que había hecho su marido sin la sombra de su presencia. Ya más calmado el ambiente, durante la sobremesa, Archie cometió un garrafal error al comentarle- Por la noche, acompañaré a Candice a un Evento a Beneficio de la Fundación Brown, me lo pidió William, pues no podrá acompañarle en esta ocasión...-No bien, había concluido su comentario, cuando la trigueña se levantó de súbito de la mesa y sin decir más, se recluyó en sus habitaciones. Hasta entonces, Archie percatóse de su grave error y de lo que se le vendría encima.
Más tarde, al termino del tortuoso evento, Candice y Archie, decidieron salir por la puerta trasera del gran salón, donde se había llevado el evento para recaudar fondos, querían evitar a la prensa de sociales, suficientes problemas tenía ya, como para darle más motivos a su esposa, al aparecer junto a la rubia en la primera plana de las revistas del corazón. A ambos chicos, les aburría y disgustaba terriblemente estos eventos, pero el precio a pagar por pertenecer a una de las más notables y poderosas familias de Chicago. -¡Una feria de vanidades!- comentaba en tono socarrón Archie, al oído de su rubia cuñada, que contrario al gris físico que le caracterizó de pequeña, ahora se había convertido en una hermosa mujer, e incluso había aumentado su magnetismo, dando como resultado ser poseedora de una encantadora personalidad. -Jajajaja, Archie, que ocurrente, pero es cierto, si todo lo que invierten en la realización de este tipo de eventos, lo hicieran de manera directa a los alberges que necesitan ayuda, seguramente sería de mayor provecho y de forma más directa.- y de esta forma, ambos jóvenes se encaminaron al estacionamiento para abordar su vehículo, el trayecto del salón principal, pasar por la gran cocina, salir por detrás, y llegar al parking, era largo, y en la salida trasera el camino era poco concurrido y mal iluminado. Por ello, Archie le ofreció caballerosamente el brazo, a su cuñada, para ayudarle a caminar, pues el largo del vestido y las insufribles zapatillas, le hacían lento y torpe su andar-Chip-chip-Llegó un chasquido proveniente de algún parte del obscuro pasillo, era una de esa pequeñas fugas que suelen escurrir de los techos de estos espacios. Los chicos, no hablaban, caminaban en silencio, así era mejor para evitar que cualquier comentario pudiera afectar a la joven trigueña, llegado el interrogatorio de ésta para ahondar en sus pesquisas. De pronto, ambos giraron alarmados a sus espaldas, les pareció percibir, unos pasos detrás suyo-¿Oíste?-Preguntó la chica asustada, aferrándose con fuerza al brazo de su cuñado-¡Sí, escuché unos pasos- volteando a sus espaldas- pero no hay nada! Creo que el par de copas de champán nos está haciendo efecto, tratando de restarle tensión a la situación. Y continuaron su camino, apretando el paso. De pronto,-clap-clap- De nuevo resonaron los pasos, pero ahora se percibían más cercanos. Los jóvenes terriblemente asustados, emprendieron la huída, con dirección a donde habían dejado estacionado su vehículo-¡Corre, Candy, pase, lo que pase no te detengas!- le conminaba el joven, a la asustada rubia-No, no te dejaré solo-No bien había terminado de decir estas palabras, cuando sintió que alguien tiraba con fuerza de su cabellera, la levantaba unos centímetros del suelo, para salir disparada contra el muro cercano-¡Candy!-corrió el joven hasta donde la joven había sido arrojada. Corriendo se acerco para ayudarle a incorporose, cuando "algo" se le adelanto, una fuerza invisible y desconocida, levantó a la desmadejada rubia de nuevo por los aires y tiró de ella como débil marioneta arrojándole contra uno de los vehículos allí aparcados-¡Dios santo!-Por un momento, el joven quedó pasmado, al no comprender que es lo que estaba ocurriendo-¡Déjala en paz!- Exclamaba angustiado el joven y armándose de valor reanudo su labor, de poner a salvo a la rubia. Pero su esfuerzo resultaba infructuoso y en cada intento de ponerle a salvo, los ataques crecían en intensidad contra la indefensa y aterrorizada rubia. Los gritos de terror proferidos por la chica, atrajeron a una docena de hombres, entre el valet, algunos curiosos y un par de guardias de seguridad, quiénes acudieron prestos a prestar auxilio a la mujer en apuros. -¡Por Dios, que es esto!-Exclamaron al unísono al observar literalmente levitar, girar en el aire y salir disparada contra los muros a una muy maltrecha rubia, mientras su acompañante flotaba a un metro y medio del suelo e imposibilitado para moverse, sólo atinaba a gritar-¡Ente diabólico, déjala en paz, por amor de Dios!- Al observar a la muchedumbre que se empezaba a reunir, les arengó-¡Ayúdenla por favor!-Pero ningún tuvo el valor de interceder por la joven, todos se quedaron paralizados de terror ante el dantesco espectáculo-¡Candy, querida, yo te he de salvar aunque me cuesta la vida!-Estas palabras ejercieron efecto sobre aquella diabólica fuerza, abandonando a la víctima de su rabia, la emprendió contra el joven, le arrojó unos 10 metros con tal violencia, que terminó por estrellarle contra el parabrisas de uno de los autos allí aparcados, el joven se desmadejó sin sentido y profusos hilos de sangre comenzaron a fluir por doquier del joven cuerpo.
Mientras, en casa Annie dormía profundamente, su sueño era inquieto, parecía tener una terrible pesadilla. Al lado en su buró un frasco, se leía en la etiqueta "somníferos". Para evitar pensar en Archie y Candice juntos y solos esa noche, ingirió un par de píldoras, le ayudarían a conciliar el sueño y no pensar en eso que la inquietaba. Al otro día, serían como las ocho de la mañana, la joven despertó al escuchar a su doncella tocar a su puerta-¡Cielos que pesadilla! Soñé que algo grave le ocurría a Archie- Pero sólo fue un sueño, reconfortándose así misma y girando su cuerpo para contemplar a su marido, que debía ya dormir a pierna suelta después de la velada de la noche anterior- Cariño, ¿Archie?- Se alarmó al ver el vacío en su cama, palpo enseguida y el tacto de las sábanas le devolvían una frialdad-¡Archie, no durmió en cama!-Esta cavilación, que amenazaba convertirse en un estallido de celos, fue interrumpida por el ahora más intenso y prolongado de los toquidos a su puerta-Sra. Cornwall, siento despertarla pero tiene visitas, es urgente por favor!-Muy irritada la joven, se levantó, tomó una bata, medio se alisó sus negra cabellera -¡Qué diablos!- Exclamó antes de abandonar su habitación y bajar hasta el amplio recibidor. La mujer, se sintió muy inquieta al identificarse los hombres como inspectores de la policía-¡Señora Cornwall, siento ser portador de malas noticias!-Ayer por la noche su esposo fue víctima de una pandilla de malvivientes, la joven que lo acompañaba, no ha podido rendir su declaración, se encuentra delicada a causa de las múltiples fracturas que le provocaron sus agresores, pero es fuerte y saldrá avante. Lamentablemente, el señor Cornwall no tuvo tanta suerte y murió, en el lugar de los hechos-Annie, ya no escuchó el resto del reporte que le proporcionaba aquel hombre-¡Fue real mi sueño! ¡Yo asesiné a Archie!-Aulló de dolor y terminó desvaneciéndose. En su mente desvariada, la voz del inspector le repetía una y otra vez- Ella esta grave, pero se salvará, es fuerte- Y luego, haciendo una mueca sardónica-El dio su vida por ella, siempre la amó. ¡Maldita seas Candice, jamás lo tendrás! JAJAJAJA-.
En los diarios, la versión oficial de este suceso, fue el de un ataque por parte de una pandilla de malvivientes. Los testigos del suceso, aseguraron que fue un ataque sobrenatural. Ustedes lectores y yo, sabemos que fueron los "malditos celos" de Anne, que se materializaron en una fuerza aterradoramente mortal e inexplicable.
Fin