LA MARIONETA MENSAJERA
POR CAROLINA
Inspirado en el manga Candy Candy tomo # 3, página 45 y el episodio "La Muñeca Viviente" #163 de la temporada 5 de la Dimensión Desconocida televisado el 1ro de Noviembre de 1963
Una vez terminado el servicio religioso en el Instituto San Pablo, Eliza salió del recinto a esperar con gran impaciencia a que Neil saliera con sus dos compinches. Le hizo una seña para que se acercara, éste hizo una mueca y les dijo a sus amigos que los buscaría más tarde.
"¿Qué pasa, Eliza?" Dijo molesto, deteniéndose frente a ella.
Eliza se cruzó de brazos. "Por tu reacción debo suponer que no se te ocurrió nada en contra de Candy."
"¿Y enfrentar a Grandchester nuevamente?" Dijo, frotándose la mandíbula. "No gracias. Todavía me duele el golpe que me dio ese imbécil."
"Candy se ha ganado la simpatía de Patty y la hermana Margaret, y ahora anda detrás de Terry. ¡Es una atrevida!"
Neil chocó una mano sobre su puño. "La tía Elroy no puede sacarla del colegio porque fue orden del tío abuelo William. Tenemos que obligarla a que se vaya por su propio pie."
Candy y Patty salieron de la iglesia y decidieron seguirlas hasta el bosque donde se sentaron al pie de un roble. Se escondieron detrás de unos arbustos para escuchar su conversación.
"Anímate Patty," dijo Candy sonriente. "Tomaremos té, comeremos chocolates y conversarás con Stear."
Azorada, Patty se llevó las manos a las mejillas. "Candy... no debemos salir del dormitorio en la noche. Nos pueden castigar."
"No te preocupes. Regresaremos antes de que la hermana Margaret haga su segunda inspección."
"Lo siento, no puedo acompañarte."
"No insistiré... por el momento" dijo Candy con un guiño. "¡Prometo traerte chocolates!"
"Gracias, Candy."
Los hermanos se retiraron sigilosamente. "Bueno," empezó Neil. "Candy te ha dado la solución en charola de plata. Cuando la veas salir de su habitación, vas y la acusas con la hermana Gray."
"Sólo lograría que la enviaran al cuarto de meditación por unos días. No, tiene que ser algo más grave, algo que provoque su expulsión definitiva."
Una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de Neil. "Estoy seguro que se te ocurrirá el plan perfecto, hermanita."
Eliza sonrió igualmente. Los engranes de su mente ya estaban trabajando en ello. Pronto se libraría de Candy y tendría a Terry para ella sola.
En la noche Eliza abría la puerta de su dormitorio con la esperanza de ver a Candy escapando para encontrarse con sus primos.
Sin embargo los minutos transcurrían y no había señales de su enemiga. Molesta, se fue al balcón a ver las estrellas.
Apenas había identificado a Marte cuando escuchó actividad en el balcón de Candy. Se pegó a la pared para no ser descubierta.
Candy lanzó una cuerda a uno de los robles que servía de barrera natural entre los dormitorios de hombres y mujeres y con una habilidad digna de un chimpancé brincó al árbol centenario para perderse en su follaje.
Eliza entró a su habitación a estudiar sus opciones- reportarla a la hermana Gray para que la sorprendiera regresando o impedir su regreso a la habitación. La segunda opción sonaba más divertida porque Candy se vería forzada a usar la puerta principal o solicitar ayuda a sus compañeras. Patty siendo tan miedosa no se arriesgaría y las otras chicas no estaban dispuestas contrariar a su "gran amiga" Eliza Legan.
Decidió escabullirse a la habitación de Candy en cuanto terminara la primera inspección para exigirle que abandonara la escuela. Si se rehusaba, le diría a la hermana Gray que iba seguido al dormitorio a encontrarse con Stear y Archie. Estaba segura que antes de meter en problemas a los chicos dejaba el instituto.
La tramposa de Candy había dejado la luz apagada para no levantar sospechas, por lo que Eliza atravesó con cuidado el cuarto hasta llegar al escritorio y prender la lámpara. No encontró nada interesante- libros de historia, francés, álgebra y composición. Siguió curioseando y vio una marioneta sobre la cama. Era igualita a Candy, con cabello rubio en coletas, enormes ojos verdes y esa molesta sonrisa que había cautivado a Anthony, Stear y Archie y ahora a Terry Grandchester.
"Te odio tanto Candy" murmuró, tomándola bruscamente. "Desde que llegaste a mi casa empezaron mis problemas. Me robaste la atención de mis primos, especialmente de Anthony. No debiste poner tus ojos en Anthony. Él era mío, ¡sólo mío!" Exclamó, arrojando a la marioneta contra la pared, dejándola boca abajo.
"Nunca te perdonaré que me lo hayas quitado y que causarás su muerte."
"Mi nombre es Señorita Candy, y eso es mentira."
Eliza se estremeció al escuchar esa voz melosa. Alguien más estaba en la habitación. "¿Quién anda ahí? Dijo molesta. "No te escondas."
"Mi nombre es Señorita Candy, y estoy enfrente de ti."
Aparentemente la voz provenía de la marioneta, que ahora estaba sentada. En lugar de sonrisa tenía un gesto serio, adusto. No era posible que una marioneta cambiara de posición y expresión sin mover sus hilos.
La recogió para revisarla. "Esto debe ser obra de Stear" dijo. "Es él único que podría inventar algo semejante."
"Mi nombre es Señorita Candy" dijo dulcemente. "Te ordeno que dejes a mi dueña en paz."
Eliza sonrió maliciosamente. De alguna manera Candy estaba proyectando su voz para asustarla. "¿Y si no quiero?"
La marioneta frunció el ceño."Yo te obligaré" respondió.
Eliza soltó una carcajada. "Déjate de tonterías, Candy. Sé que estás controlando esta marioneta con la ayuda de Stear y Archie. Regresa a tu habitación, de lo contrario le diré a la hermana Gray de tus andanzas."
Sin embargo, en lugar de escuchar sus voces de asombro, vio a la marioneta mover la cabeza de lado, y le dijo, "Mi nombre es Señorita Candy... y estoy hablando por Anthony."
"¿Anthony?" Eliza sacudió la cabeza. Esto era el colmo del atrevimiento. "¡Anthony está muerto y nunca volverá!"
"Eliza, aunque esté muerto no quiere decir que he abandonado a Candy."
La sonrisa de la jovencita desapareció al darse cuenta que no era Candy quien hablaba a través de esta marioneta.
Esa voz era de... "¿Anthony?"
"Sí, Eliza. Y no soy el único que la protege de tu maldad."
Aterrorizada por la advertencia del difunto, cayó desmayada con la marioneta todavía en su mano.
Candy se sorprendió al encontrar a Eliza desmayada en su habitación con la marioneta que los chicos le habían regalado. Corrió a pedirle ayuda a la hermana Margaret y ambas la llevaron a su cuarto donde la reanimaron con sales de olor. Candy le dijo que estaba durmiendo cuando escuchó que alguien entraba a su cuarto. Al encender la luz descubrió a la chica tirada en el suelo, inconsciente, sus piernas enredadas en los hilos de la marioneta.
Eliza no pudo recordar como llegó a la habitación de Candy así que concluyeron que había tenido una pesadilla tan horrible que había salido corriendo buscando ayuda, entró al cuarto en penumbra, se enredó entre los hilos de la marioneta y cayó desmayada. Estaba tan confundida que ni siquiera pensó en acusar a su enemiga de sus salidas nocturnas.
Sin embargo, desde ese extraño incidente cada vez que pasa frente a la puerta de Candy, es invadida por una sensación muy desagradable. Como si algo o alguien le dijera que no debe atentar contra su felicidad, porque de lo contrario se arrepentirá.
FIN
10/28/08