Deseo Concedido
Por Luz
Capítulo 1
Candy lleva la carta que ha recibido a su pecho y la estruja contra su corazón, él vendrá, él vendrá. Se dice así misma, con toda ternura vuelve leer la carta
Mi querida Princesa:
Tengo muchas ganas de verte, he podido hacer un espacio en mi agenda e iré a pasar contigo este fin de semana, además se me ocurrió que podríamos hacer una posada para los niños, seguro que les vendrá bien una fiesta, romper piñatas y comer caramelos ¿Qué opinas?, seguro que estás de acuerdo conmigo y estas sonriendo ¿no es así?
Llego por la tarde del viernes para tener todo listo para la posada de los niños el sábado, de esa manera puedo estar contigo hasta el domingo por la tarde
Te extraño mucho,
Con cariño
Albert
Llegará el viernes, no puedo creerlo apenas tendré tiempo de ordenar todo y de avisarle a mis madres, dice en voz alta al rubia que se encuentra en su habitación, esa donde ha dormido desde hace dos años, tras su regreso al Hogar de Pony, poco después de que él le confesara la verdad de que era el tío abuelo William.
No hacía mucho que además se había enterado que era también su príncipe, el Príncipe de la colina, se lo había dicho en una de las tantas visitas que le hizo en ese entonces, pero por sorpresivo que fuera después de esa revelación había partido a un largo viaje y ella pensó que no volvería a verlo antes de navidad y ahora él le escribía para decirle no solo que la extrañaba, sino que además que organizaría una posada para los niños del hogar de Pony, vendrá, él vendrá. Al parecer eso era lo que más la colmaba de felicidad, el regreso y la visita de él, de su príncipe, de Albert
Salió de su habitación y corrió a buscar a sus madres para darles la buena noticia, las encontró en el patio viendo cómo se divertían los niños con las primeas nevadas de ese invierno, la nieve era tan suave que los niños estaban haciendo bolas de nieve
---Señorita Pony, Hermana María, él vendrá –dijo al momento que llego hasta ellas, las dos mujeres voltearon a verla y con asombro le preguntaron al unísono
--- ¿Quién es él? ¿Quién vendrá, Candy?
--- Albert, Albert vendrá, señorita Pony, ¿no es maravilloso, Hermana?
Las dos mujeres voltearon a verse con una mirada cómplice, al parecer ya se habían dado cuenta de lo mucho que la rubia extrañaba a su amigo, adelantándose la señorita Pony a la hermana María contesto
---Candy, niña, cálmate, me alegra saber que el señor Andrew vendrá, pero hija, tómalo con calma
---Además Candy, seguro que el señor William, solo pasara un rato recuerda que últimamente ha venido poco debido a sus compromisos –dijo la hermana María con un tono de voz firme
Candy se sonrojo ante las palabras de sus madres, era tanta su alegría que no podía ocultarla por lo que tratando de sonar menos efusiva les comento los planes de su amigo
---Albert vendrá y quiere organizar una posada aquí con los niños, dice que llegara el viernes, para que podamos organizar todo y la posada sea el sábado –dijo mostrándoles la carta
Las dos mujeres sonrieron con alegría pensando en lo mucho que los niños disfrutarían de una posada
--- Tenemos mucho que organizar entonces Candy, ¿Hermana María cree que sea posible hornear pasteles para ese día?
--- Claro señorita Pony, tendremos que organizarlo todo pero estoy segura que será posible ---contesto al aludida
Las madres observaron cómo Candy se unió a los niños para jugar con ellos a la guerra de bolas de nieve, después de todo su mejor amigo iría esa misma semana, después de mucho tiempo de no verlo lo tendría nuevamente junto a ella
….. ….. ….. ….. …..
El jueves por la mañana tocaron a la puerta del Hogar de Pony, la señorita Pony junto con los niños se encontraban desayunando, la primera en salir corriendo a abrir fue Candy quien había escuchado que un motor se había apagado afuera del hogar.
Al abrir la puerta se encontró con el mismísimo George, la mano derecha de su amigo, al verlo parado frente a ella miro por encima de su hombro para ver si Albert había venido también, pero no era así, el pelinegro al observar la tristeza que se dibujó en la cara de la rubia sonrió y le dijo
---Buenos Días señorita Candy, no se preocupe él vendrá mañana como le prometió, yo vine a dejar algunos víveres para la celebración de la posada, dijo señalando al chófer quien en ese momento abría la cajuela donde podían verse bolsas llenas de comestibles y demás cosas necesarias para la posada, Candy se hizo a un lado y dejo entrar al hombre al hogar
La señorita Pony y la hermana María que habían escuchado la explicación del secretario del señor William enseguida se pararon para poder ayudar al pelinegro y al chófer con las bolsas que iban metiendo en el hogar. La hermana María les indico donde las pusieran, después de saludar al hombre
---El señor William es muy bueno con los niños, ha pensado en todo para la celebración de la posada –dijo la hermana María tras ver todas las bolsas que los hombres habían descargado
---si el señor Andrew, no se olvida de nuestros niños
Candy vio como los dos hombres además habían bajado un enorme árbol de navidad el cual George, dejo en la sala del hogar, Candy se acercó al hombre y le ayudo a poner la base del árbol y junto con los niños empezaron a admirar el presente que les había dado su benefactor, el aroma del pino inundaba la estancia con un fresco aroma.
Una vez que terminaron de descargar todo George se acercó a las madres de Candy ---Señorita Pony, Hermana María, el señor Andrew ha pensado en todo y espera que ustedes organicen como mejor deseen la posada de los niños, él ha mandado todo lo que pudieran necesitar, él vendrá mañana como le informo a la señorita Candy—dijo mientras volteaba a verla
---Muchas gracias, Señor Villers, claro que organizaremos la posada para nuestros niños y seguro que el señor Andrew como siempre ha mandado más de lo necesario –dijo la señorita Pony
---Es muy gentil y atento el señor William, muchas gracias también a usted señor Villers, por estar al pendiente del hogar en la ausencia del señor William –dijo la hermana María
---George muchas gracias por todo –dijo Candy al mismo tiempo que abrazaba al hombre a quien le tenía mucho cariño
---De nada señorita –dijo dirigiéndose a Candy, luego haciendo una reverencia a las madres de la rubia, se despidió---Si necesitan algo más mañana me encargare de traerlo, con su permiso, dijo mientras se dirigía al automóvil que ya lo esperaba fuera del hogar
Por la tarde las madres y Candy empezaron a organizar las cosas para poder ver que prepararían con todo lo que mando Albert, entre las cosas que había mandado, estaban las decoraciones para el árbol y algunas para el hogar, Candy organizo junto con los niños la decoración de la sala y el árbol de navidad mientras sus madres organizaban los platillos que pudieran preparar, junto con los caramelos que repartirían a los niños cuando pidieran posada, el ambiente era festivo en el Hogar de Pony, cada niño y cada niña se mostraba feliz, tendrían una gran fiesta, Candy se sentía contenta de volver a ver a su amigo
Entre los adornos Candy descubrió una rama de muérdago, acaso era una coincidencia o era algo premeditado que Albert mandaría, ¿será acaso que mi deseo sea concedido ese día y pueda besar a mi príncipe?, ¿será posible? La rubia observo la rama como si fuera algo que pudiera desmaterializarse si lo dejaba de observar, enseguida pensó en donde podría ponerla, miro alrededor de la estancia el mejor lugar para colocarla, mientras los niños seguían concentrados en la decoración del árbol.
Candy por fin encontró el lugar indicado y jalando una silla se encaramo en ella y con ayuda de un lazo, colgó la pequeña rama de muérdago en el lugar que había identificado como el más adecuado para ello
Capítulo 2
Albert llego al Hogar de Pony montando a su caballo blanco, no había querido que nadie lo llevara, los demás llegarían hasta el siguiente día, él tenía la intención de poder salir a cabalgar con Candy por los alrededores de ahí que hubiera llevado su montura, Candy al verlo llegar salió corriendo para recibirlo como era su costumbre con los brazos abiertos, en cuanto él la diviso, bajo del caballo y corrió a saludarla, ambos rubios se fundieron en un abrazo largamente esperado
--Por fin estas aquí, cuanto tiempo sin verte
--Si por fin pude venir, ya te extrañaba
--¿En serio? Con todo ese tiempo lejos de nosotros nadie lo creería –dijo la rubia con una voz que dejaba entrever un ligero mohín
---jajaja Candy, en verdad sabes que tengo muchos pendientes pero siempre trato de venir, ¿lo sabes verdad?—dijo mientras la tomaba del mentón obligándola a levantar la vista hacia él
Desde la ventana sus madres habían visto la escena y todo les indicaba que ese par sentía algo el uno por el otro aunque no lo aceptaran plenamente
---Solo espero hermana que Candy no salga lastimada
---Eso espero yo también señorita Pony
Los rubios por fin entraron a la sala donde ya todo estaba dispuesto, el rubio admiro el árbol que los niños habían adornado y saludo a las madres de Candy
---Es un gusto estar aquí, espero que todo lo que les mande haya sido suficiente
---Claro que sí señor Andrew fue más que suficiente
Las madres le indicaron al rubio cuál sería su cuarto y luego él salió junto con los niños a dar una vuelta a caballo, mientras las madres junto con Candy terminaban de hornear los pasteles y las galletitas que estaban preparando para la posada.
Candy solo las ayudaba con los ingredientes después de todo ese tiempo transcurrido en el hogar aún seguía sin ser una buena cocinera aunque ahora las cosas se le facilitaban más, desde que supo que Albert iría decidió que ella haría una de los pasteles, de hecho el que mejor le quedaba, quería hacer algo especial para él y que mejor que ese postre que se le daba tan bien.
Después de la cena los rubios se hicieron cargo de los trastes, las madres no querían que él hiciera nada pero el rubio les explico que era algo que disfrutaba hacer al lado de Candy, ---Además ustedes han horneado todo el día y seguro estarán cansadas y a nosotros no nos cuesta nada hacerlo ¿verdad Candy? ---La rubia termino de convencerlas al decirles que él tenía razón el trabajo en el hogar era agotador y la ayuda de Albert era más que bienvenida.
Al final las madres aceptaron dejando a los rubios a cargo de la limpieza de la cocina mientras ellas se hacían cargo de entretener a los niños
Una vez que terminaron de limpiar y recoger todo, Albert la invito a dar un paseo, ella acepto y salieron rumbo a la colina ambos montados en el mismo caballo
Candy iba recargada en el regazo de Albert con los ojos cerrados escuchando el latido de su corazón, el rubio mantenía las riendas a paso ligero no quería que ese momento terminara…si tan solo pudiera decirle lo que siento por ella, si tan solo pudiera decirle cuanto lo extraño…Escuchar el corazón de Albert hace que el mío se desboque
Ambos iban perdidos en sus emociones disfrutando del tiempo compartido, en silencio, dejando que sus emociones dejaran translucir lo que en verdad sentían sus corazones, al llegar a lo alto de la colina, Albert desmonto ayudando a la rubia a bajar, cuando la tomo por la cintura ella se estremeció ante el contacto, levanto la vista para perderse en ese par de ojos azules que la miraban con intensidad. Con las mejillas algo ruborizadas poso sus manos en los hombros de Albert tan solo un instante, un instante que para él fue eterno al sentir la calidez se su contacto, una vez en el suelo él la soltó lentamente tratando de prolongar más el contacto entre ambos
Candy enseguida se sentó y se recargo en el árbol que tenían enfrente tratando de ocultar sus sentimientos, él se sentó a su lado con la espalda contra el árbol y las piernas flexionadas, casi al mismo tiempo hablaron los dos para poder romper ese silencio inicial
--- ¿Dime que has hecho últimamente?
--- ¿Dime cómo van los negocios?
---Lo siento preciosa… ¿los negocios? Van bien pero no quiero hablar de eso ahora mejor ¿Dime tu como estas? ¿Qué has hecho últimamente?
---Estoy bien, que he hecho…no mucho…ayudar a mis madres, cuidar a los niños, ir al hospital junto con el doctor Martín…lo mismo de siempre
--- ¡Vaya! Lo mismo de siempre…y dime acaso en todo este tiempo no has visto a nadie…no tienes algún amigo---espero la respuesta con la respiración contenida
---No, no hay ningún amigo…salvo los que ya conoces…Tom…el doctor Martín…los niños del hogar…ah y el nuevo capataz del rancho del señor Stevens, es uno joven un poco mayor que Tom…es muy bueno con los caballos y es una persona muy agradable
--- ¡Tiene un nuevo capataz! Pensé que Tom se hacía cargo de todo ---dijo Albert con una punzada en el pecho al escuchar que el nuevo capataz era muy agradable según la rubia
El tono de voz de Albert no pasado desapercibido para la rubia por lo que omitió deliberadamente que el nuevo capataz era casado y solo le confirmo ---Sí, tienen un nuevo capataz, el rancho ha crecido tanto que Tom no puede hacerse cargo de todo y Charlie, así se llama es muy competente
---Ya veo, ---el rubio siguió sentado por un rato más en silencio observando el perfil de la rubia, platicaron de más cosas sin importancia y cuando fue el momento de regresar nuevamente volvió a ayudarla a montar y ella volvió a recargarse en el pecho del rubio, el viaje lo hicieron en silencio, al llegar al hogar de Pony cada uno se fue a su habitación pensando en el otro
….. ….. ….. ….. …..
El rubio no podía dormir pensando en Candy y el joven Charlie, sería posible que ella estuviera pensando en alguien más…después de todo ya supero lo de Terry hace algunos años…tiene todo el derecho a tener amigos… ¿amigos o novios?
La idea no dejaba de darle vueltas en la cabeza y cada que se imaginaba a la rubia del brazo de alguien ese alguien era él…aunque tiene todo el derecho a estar con amigos a conocer gente, eso era lo que se decía mentalmente el rubio pero su corazón daba un vuelco cada vez que se imaginaba a alguien diferente a él junto a ella
Dio muchas vueltas en la cama pensando en la mejor manera de saber más sobre ese tal Charlie, espero que pueda conocerlo antes de que me regrese a Chicago
La rubia no dejaba de pensar en la cara de Albert al saber que tenía un nuevo amigo, Charlie, lo que no sabía su amigo era que este estaba casado pero después de ver y oír un ligero tono de voz celosa, no quiso aclararle que solo eran amigos, será que lo que sentí y vi sea cierto…espero estar en lo correcto y en verdad él sienta algo por mi…La idea no dejaba dormir a la rubia y daba vueltas en la cama sin poder dormirse
A la mañana siguiente todos se esmeraron en terminar lo que faltara para la posada, las bolsas con caramelos que servirían de aguinaldo las estaban terminando de hacer las directoras del hogar a medio día los Cornwell fueron llegando con muchos regalos para los niños, Stear y Archie llegaron cada uno en su automóvil junto con sus novias Patty y Annie respectivamente.
Ellos también se sumaron a la algarabía de los niños y ayudaron con lo que faltaba, las madres habían decidido que la posada la realizarían antes de la cena por lo que la comida transcurrió sin contratiempos, los rubios habían organizado a los niños en dos grupos los que pedirían posada y los que la darían, de su conversación del día anterior ninguno hablo en todo el día.
Después de comer George y Stear se concentraron en sacar las piñatas y acomodarlas en su lugar para tener todo listo a la hora indicada, Annie y Paty les ayudaron con el ponche y el atole, mientras Archie y Albert acomodaban las mesas y las sillas en el patio para degustar la comida una vez que se terminan de pedir posada los niños, las madres se encargaban de colocar las imágenes de san José y la virgen María para la posada, los niños estaban felices revoloteando al lado de los mayores tratando de ayudarles en lo que fuera necesario.
Tom junto con una pareja llegaron casi a la hora indicada y bajaron de la carreta la olla de tamales y algunos refrigerios que colocaron en la cocina del hogar, el joven que llego junto con Tom le llamo la atención a Albert era joven y atento acaso ese es Charlie, fue lo primero que pensó el rubio cuando escucho la voz de la señorita Pony dirigiéndose a los recién llegados.
---Qué bueno que han llegado, gracias por los tamales Rosalinda, es muy amable de tu parte
---De nada señorita Pony, Usted sabe que quiero muchos a los niños
---Hermana María pusimos la olla en la cocina, desea que le ayudemos en algo más –pregunto el joven
---No Charlie no es necesario ya todo lo tenemos listo gracias al señor Andrew y los demás
Albert se acercó para saludar a los recién llegados
---Buenas tardes Tom –dijo el rubio extendiendo la mano
---Hola Albert te presento a Charlie y su esposa Rosalinda
Albert esbozo una sonrisa franca y tendió la mano a los jóvenes y miro de manera picara a Candy quien salía en ese momento al patio
---Hola Charlie, Rosalinda que bueno que han podido venir –saludo con una sonrisa en sus labios
Los demás se acercaron y se saludaron entre sí, mientras Albert no le quitaba la mirada a Candy quien lo miraba a su vez con picardía.
Las madres cuando vieron que todo estaba listo dieron inicio a la posada, como los niños ya estaban separados en dos grupos, Albert decidió que ellos, los mayores también se repartieran por lo que al final los que pedirían posada serian: Paty, Albert, Annie, Archie, la señorita Pony y Stear, mientras que los que darían la posada serian: Candy, Tom, Charlie, Rosalinda, George y la hermana María.
Una vez todo estuvo listo y preparado empezó la posada, los niños cantaban con entusiasmo y alegría, mientras los adultos con las velas encendidas se contagiaban del entusiasmo de los más pequeños, una vez que los de adentro abrieron las puertas los de afuera entraron entonando canticos de alegría por ser bienvenidos, Albert aprovecho el momento para abrazar a Candy y le susurró al oído.
---Espero que estés contenta no pude dormir pensando en tu nuevo amigo
La rubia no alcanzo a decir nada porque en ese momento la hermana María le hablo para que le ayudara a repartir los aguinaldos entre los pequeños, solo alcanzo a esbozar una sonrisa que podía interpretarse como una disculpa
Capítulo 3
Albert no deja pasar mucho tiempo antes de abordar a la rubia quien al terminar de repartir los aguinaldos, se acomidió para vendar los ojos de los niños a la hora de romper la piñata, todos estaban en el patio y él acercándose cada vez más a ella la miraba directamente a los ojos haciendo ruborizar a Candy en más de una ocasión
Archie y Stear así como Annie y Paty animaban a los niños a romper la piñata
---Arriba, cuidado
---Abajo, más atrás
---ya les diste una ya le diste dos, ya le diste tres y tu tiempo de acabo
---El que sigue
Así se la pasaron animando a los niños para que cada uno pasara a romperla, cuando por fin le tocó el turno a Jimmy agarro el palo con las dos manos y con mucha fuerza le asesto un golpe certero que provoco que la piñata se rompiera al fin, todos los niños corrieron a recoger los dulces con los que la habían llenado y algunos juguetes pequeños.
Charlie, Tom, Rosalinda y las madres ayudado a los niños que estaban eufóricos con sus dulces ganados, fue el momento que aprovecho Albert para disimuladamente acercarse por detrás a Candy quien se había agachado para recoger algunos dulces y susurrarle, ---yo también quiero un caramelo, ---la rubia se paró de inmediato quedando muy cerca de él, sus ojos se cruzaron y el tiempo dejo de existir, el rubio fue el primero en reaccionar quitándole un dulce de las manos a Candy y entrando en el hogar de Pony, la rubia fue tras él.
Al entrar en el hogar de Pony, Albert se encontraba cerca del árbol de navidad, ella lo siguió hasta ahí y queriéndole quitar el dulce termino casi abrazándolo pues él se había llevado las manos a la espalda, ---Candy es solo un dulce, si quieres te doy más jajaja.
---Pero es mío Albert, yo lo gane, --decía la rubia con una sonrisa en los labios
--- Lo tomo porque me engañaste, con lo de Charlie
--- Eso no es justo, tú entendiste mal jajaja
---Y no me sacaste de mi error, ¿Por qué?
Candy trago seco y dejo de intentar quitarle el dulce, lo miro a los ojos y las palabras salieron sin darse cuenta
---Quería ver tu reacción…quería…
--- ¿Querías saber lo que siento por ti?
Sin pensarlo más Albert la tomo entre sus brazos y la beso en los labios, Candy se sorprendió ante esa reacción, al escuchar que alguien entraba en la habitación Albert simplemente le señalo el muérdago que estaba arriba de ellos.
---Creo que es la tradición ¿no es así? –dijo soltándola casi de inmediato
Candy alcanzo a girar y solo atinó a decirle –-- si --- el rubio ayudo a Tom quien había entrado por algunas cosas para llevarlas al patio y poder degustar los tamales y el atole, junto con el ponche que habían preparado.
Al término los niños junto con algunos de los adultos improvisaron un baile donde Albert saco a bailar a Candy, ella aun aturdida por la escena del beso, acepto con cierta resistencia, Albert como buen bailarín que era la lleva al ritmo de la melodía, al ver que ella estaba algo cohibida ante su cercanía, decidió aclararle lo sucedido minutos antes ---La verdad si estaba celoso, y no, no te bese solo por estar debajo del muérdago, en verdad deseaba hacerlo desde hace tiempo…sé que este no es el mejor momento ni el lugar que había escogido para decirte lo que siento…
---Es mejor que esperemos ¿quieres?, como dices no es el mejor momento –dijo una rubia más que sorprendida ante las palabras de su amigo
Albert suspiro dejando salir el aire contenido, la miro a los ojos y asintió con la cabeza, la música siguió por un rato más, todos bailaron con entusiasmo, cuando Tom y los demás empezaron a despedirse, Candy le pidió a Albert que aguardara un poco, después de todo él se quedaría en el hogar hasta el otro día.
Los demás partieron cada uno a sus respectivas casas, las madres y Candy les ayudaron a los niños a acostarse, una vez que todo estaba en su lugar y recogido, Candy les anuncio a sus madres que daría un último paseo esa noche con Albert solo hasta el gran Árbol, las directoras consientes de los sentimientos de ambos no dijeron nada y le dieron permiso
Candy pasó a la cocina por algo y luego le pidió a Albert que la acompañara, él acepto y salieron al fresco de la noche, caminaban en silencio al principio él tenía temor de tomarla de la mano pero se arriesgó y lo hizo al ver que ella no lo rechazaba suspiro y aclarando la garganta le pregunto.
--- ¿A dónde vamos?
--- A donde podamos hablar sin que nadie nos interrumpa
La nieve era apenas una capa delgada, era suave y sus botas apenas si se sumían al pisar, ambos iban muy abrigados, pese a que ya no nevaba, Albert sin soltarla de la mano, tomo con la otra lo que ella cargaba y continuaron caminando uno al lado del otro en silencio hasta que llegaron al pie del Padre Árbol, Candy trato de escalar algo que sorprendió a Albert pero aun así la ayudo, luego le paso el paquete y procedió a subir también él.
---Dime ahora que estamos aquí y que nadie nos escuchara, ¿por qué lo hiciste?
El rubio se terminó de acomodar, soltó un suspiro y con una voz algo titubeante, empezó a hablar ---La verdad, no lo sé, solo sé…que desde que me hablaste de Charlie, algo se removió dentro de mi…como si me oprimiera el corazón, se…sé que no tengo ningún derecho a aspirar a ser algo más que tu amigo…pero…---suspiro nuevamente---como puedo explicarte lo mucho que significas para mi…lo mucho que te quiero…y no, no de manera fraternal…--Candy se sorprendió ante la declaración de su amigo pero no lo interrumpió, el rubio siguió---hace tiempo que te veo como mujer…que estoy enamorado de ti---al ver la expresión de la rubia, sonrió y acariciando su mejilla continuo ---Si Candy estoy enamorado de ti, desde hace tanto, siempre lo he ocultado pensando en que no seré correspondido…pero me duele…me duele que te fijes en alguien más y no en mi…
---Oh Albert
---Sé que no tengo ningún derecho a preguntarte esto, pero ¿acaso te soy tan indiferente? ¿Acaso no sientes nada por mí?
Candy se llevó una mano a la boca y sin dejarlo de mirar a los ojos suspiro ---Lo siento no lo sabía, nunca pensé que…que sentías algo por mi…si supieras las veces que te soñé acariciándome o besándome…--Pese a que era de noche y hacia un poco de frio ella se ruborizo, al compartir sus sueños con él---Si, soñé mucho con ese beso, con ese momento que cuando llego no pude ni reaccionar, pero eso no quiere decir que no sienta algo por ti…por supuesto que también te quiero, también estoy enamorada de ti
---Oh Candy, me haces el hombre más feliz de la tierra por un momento pensé que me rechazarías…pero
---Pero no lo hare, porque yo también te quiero
Albert se acercó a ella y tomándola entre sus brazos la beso con un beso tierno, esperado y sobre todo muy deseado, ella se entregó por completo en ese beso, en esa caricia que hacía que su corazón latiera desbocado, estaba entre los brazos de su príncipe, ahí en el Padre Árbol, en la colina de Pony, el mismo lugar donde tanto tiempo atrás se habían conocido.
Albert se separó un poco de ella para poder acomodarse mejor en la rama del árbol, se recargo en el tronco y la puso a ella entre sus piernas con la espalda recargada en su pecho, de esa manera podía sentirla más cerca de él y ella podía sentir la calidez que de él emanaba, luego la abrazo y platicaron durante mucho rato de lo que sus corazones guardaban, declarándose su amor una y muchas veces, entre besos suaves y apasionados, poco después él algo intrigado le pregunto qué era lo que llevaba en el paquete
Candy sonrió ante la pregunta y con cuidado tomo el paquete y lo abrió dejando su contenido a la vista.
--- ¡¿Pastel Candy?!
---Si es pastel y lo hice yo
--- ¿En verdad? ¿Debo probarlo?
--- Si no quieres no
---Candy es una broma claro que lo probare princesa, --al mismo tiempo que hablaba tomo un trozo del pastel que ella había hecho, tenía una consistencia esponjada y un sabor delicioso, por lo que expresó su beneplácito por lo bien que le había quedado, luego tomando otra porción del pastel se lo dio a probar a ella, quien sonrió por saber que le había gustado
---Te gusto
---Me encanto, te quedo muy bien, no sabía que podías hornear el chocoflan
---ya ves, he aprendido algo –dijo con un poco de modestia
---Ya veo que si –cuando el pastel se acabó, volvió a besarla
Poco después regresaron al Hogar de Pony después de todo tenían que descansar y arreglar muchas cosas al siguiente día, al entrar nuevamente a la sala Albert la atrajo hasta él y la volvió a besar debajo del muérdago
---Sabes lo feliz que soy, ahora eres mi princesa –dijo haciendo énfasis en la palabra mi
---Siempre lo he sido –dijo ella perdiéndose en esas pupilas azules
---Me haces el hombre más feliz, Candy, mi princesa, mi amor
---Y tú me haces la mujer más feliz, mi príncipe, mi amor
Fin