Whisky, sentíale correr por sus venas.
I luso, creía que embriagándose podría neutralizarla en su mente.
L oco de atar, cuánto más intentaba el olvido...la
L lama de su pasión se intensificaba, ella
I mpasible ante su dolor
A legre se cotoneaba con sus amigas, ignorante de la zozobra que acontecía en el alma enamorada de su joven
M entor, para la frágil rubia él era sólo su querido e incondicional amigo, no podría imaginarle de otro modo.
Albert, decidió poner tierra de por medio entre su protegida y él, no podía arriesgarse que en algún momento de desesperación le confesara su sentir a la chica, ahuyentándola definitivamente de su lado...y eso para él era inconcebible.
L a brusca ausencia de la única persona que le era imprescindible, la hizo sacudir y entendió por vez primera que no era sólo afecto o cariño lo que sentía hacia él, ella tenía necesidad de su presencia...pero, hoy como en otras ocasiones, él había desaparecido ¿Dónde podría encontrarle? Reflexionaba, cuando le vino una brillante idea a la mente...el
Bosque , ¿Dónde más se iba a encontrar un alma silvestre y amante de la libertad como él? En el Bosque Lakewood. Con este hito esperanzador salió disparada en busca del amor.
É l antes de partir, quiso colmarse de ese lugar que le resultaba tan confortante, -¡Fue aquí donde la conocí por vez primera!- Murmuro, esbozando una tierna sonrisa como resultado de aquella feliz remembranza, fue en uno de estos instantes, cuando debido a los tragos que llevaba consigo al pararse sin precaución a la orilla resbaló, golpeándose en la cabeza y cayendo inconsciente, ya desmadejado la corriente lo arrastro peligrosamente hacia los rápidos.
-¡R AYOS, ALBERT!- Alcanzó a gritar todavía la rubia y sin siquiera pensarlo se arrojó a la corriente para ir al rescate del amor...
-Tranquilo amor, ya pasó todo, tranquilo cielo- Pronunciaba al tiempo que ella, besaba el rostro amado.
¡Ah, cielos! ¿Qué sucedió? Me duele todo...No acababa de reaccionar el rubio todo maltrecho, cuando una pequeña pero hiriente manecita le castigo el rostro.
¡Nada, no pasa nada, estúpido cretino! ¿Cómo puedes arriesgar de esa forma tu vida? Y cuando el aliento alcohólico llegó hasta ella, sintió que un fuego se apoderaba y no pudo evitar, trazar otro tremendo bofetón en el rostro del bien parecido joven
¡Duele, basta! ¿De qué se trata? ¿Por qué te ensañas de esa manera con alguien indefenso, volviendo a recuperar su buen talante el rubio. ¿Y por qué estás haciendo rabietas? Cuestiono intrigado a su joven amiga -¡Pareces una rata! ¡Una rata húmeda!- Esto colmo la paciencia de la chica, quien se fue contra él, cayendo de bruces prácticamente sobre él.
R odando ambos entre-lazados
Y, Albert no perdiendo oportunidad se afianzó con todas sus fuerzas a la tibieza de ese cuerpo tan amado, tan anhelado y tantas veces soñado. –Candice, yo, yo...aspirando fuertemente, soltó lo que tanto tiempo contenido.- Yo, desde hace mucho tiempo.... ¡TE AMO! Y como única respuesta un tierno beso de la joven rubia.
W alkiria impetuoso por cabalgarte con salaz donaire.
I ilusa quedé prendada de tu tierno mirar.
L ibar como la mariposa a la flor, la miel de tu boca.
L lámame y a tu lado presurosa estaré.
I ndisoluble idilio, tú y yo.
A mante perfecto, mi bella quimera.
M ansa mar al escuchar tu canto, sirena.
A lzo el vuelo, Libertad...cuando, me decis –Tuyo soy, te pertenezco.
L ejano el día en que vestía Soledad.
B lanca paloma, mi corazón en busca de tu paz....
E nigma amado, yo soy tu respuesta.
R ío lúbrico, presuroso cubres la ribera de mi cuerpo
T ómame rubio sol, transmutemos en eclipse Luna-Sol.
A nhelos furtivos, entretejer mis dedos en tus rubios cabellos.
N ada soy por qué fui de ti.
D ime que me amas.
R evelame el sendero del amor verdadero
Y o soy creación, universo e incluso diminuta partícula..seré lo que quieras que sea.