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Microfic por Caro
(Inspirado en el Manga Tomo 8 Páginas 865-867)
"Creyendo escucha, lo que mereces escuchar:
Tu cumpleaños como el mío es querido...
Pero el tuyo ofrece más: porque el mío solo
Me prestó al mundo;
El tuyo me dio a mí un amigo." Marcial
Mayo 7, 1916
"¡Hora de levantarse dormilona!"
"Cinco minutos más, por favor."
"No señorita, tienes que ir a trabajar."
Medio abrí un ojo, y vi el rostro sonriente de Albert cerca del mío.
"Buenos días, Candy," dijo, retirando las sabanas.
"Buenos días."
Me estiré para despabilarme. Entonces bajé de la litera, donde Albert me esperaba con una humeante taza de café.
"El desayuno está listo, vístete o llegaras tarde a la clínica."
Tomé un trago de café. Sabía a gloria, como todo lo que hacía Albert.
"Voy."
Ya vestida y maquillada para empezar el día, salí de la habitación con la taza de café para encontrarme a Albert en el sofá leyendo el periódico.
Qué curioso, ¿desde cuándo le gusta la sección de finanzas?
"Apúrate Candy, que de seguro hay una fila de pacientes que da la vuelta a la esquina."
"Hablando de trabajo, ¿no irás hoy al zoológico?"
Sin bajar el periódico, contestó, "Me dieron permiso para entrar tarde. Debo atender unos asuntos."
"¿Cuáles asuntos?"
Cerró el periódico abruptamente y se puso de pie. "No seas curiosa, Candy. Anda, termina tu desayuno." Y se encerró en la habitación con un portazo terminante.
No entiendo, hace unos días prometimos compartir nuestros problemas. Parece que no está dispuesto a compartir los suyos después de todo. No entiendo su silencio y su cerrazón.
Ni siquiera recordó que hoy es mi cumpleaños.
Bah, no seas egoísta Candy. No eres el centro del mundo. No estamos para celebraciones con Stear en Francia y el pobre de Albert con amnesia.
Mis pequeños pacientes me recibieron con felicitaciones por mi cumpleaños. Algunos me obsequiaron flores de sus jardines, dulces de caramelo macizo o tarjetas hechas por ellos mismos repletas de pensamientos bellos y buenos deseos. Una abuela me trajo un pastel de vainilla el cual fue devorado por los niños y el doctor. De suerte alcancé a salvar una rebanada para compartir con Albert en la tarde.
A la hora de comer pasaron Archie, Annie y Patty. Fuimos al parque donde tuvimos un pequeño picnic y leímos la carta más reciente de Stear. El tono solemne de sus palabras me hizo pensar cuanto tardaría Estados Unidos en entrar a ese conflicto.
Dios quiera que regrese sano y salvo, el mundo necesita de sus inventos, aunque no todos funcionen como deben.
Regresé en la tarde al departamento. No estaba Albert, había dejado un recado que decía, "Candy, estaba a punto de preparar la cena, cuando vinieron a buscarme del zoológico. Parece que el director está tan contento con mi trabajo que me dará otro bono. Ponte el vestido más bonito que tengas, porque te llevare a un lugar muy especial. Albert."
Supongo que la rebanada de pastel de vainilla tendrá que esperar.
Traté de alejar mis dudas sobre los ingresos repentinos de Albert y me puse el vestido de popelina rosa con holanes morados- que había comprado con mi último sueldo del Santa Juana- y mis zapatillas negras.
Al rato llegó Albert de traje negro que me recordó por un instante la indumentaria de George.
"No sabía que tuvieras un traje de salir."
"¿Esto?" dijo, viéndose. "Me lo presto un compañero de trabajo, con la promesa de que lo lleve a la tintorería antes de regresárselo."
"Te ves muy bien. Deberías ahorrar para comprarte uno."
"Gracias. En cambio tú..."
Puse las manos sobre mis caderas. "¿Yo qué?"
"¿Eres la chica más bella de la ciudad?"
¿De la ciudad nada más?"
Albert sonrió, y rascándose la ceja dijo, "Bueno, del mundo."
"Eso está mejor," dije riéndome.
"¿Estás lista?"
"Por supuesto."
El lugar especial resultó ser el bosque que habíamos visitado días antes y Albert esta vez traía una caña de pescar para aprovechar el riachuelo.
"No me digas que-"
"Candy," dijo quitándose el saco y colgándolo en un árbol. "Pescaré nuestra cena. En el auto está una canasta con los acompañamientos."
Una botella de vino blanco, vasos de vidrio, pan francés, platos, utensilios, servilletas y un mantel de cuadros rojiblanco. Dijo que me traería a un lugar especial. Debo confesar que pensé sería ese restaurante italiano que está a las fueras de la ciudad.
Bueno, si los peces no pican por lo menos comeremos pan.
Lo que importa es que pasaré mi cumpleaños con Albert... aunque él lo haya olvidado.
Atrapó dos truchas enormes las cuales clavó en fuertes varas de roble y puso a asar en una fogata.
Abrió el vino y le ofrecí los vasos para que vertiera su contenido.
Dejando la botella a un lado, volteó a verme y dijo, "¡Salud!"
"¡Salud!"
El vino estaba delicioso.
Albert se me quedó mirando por unos instantes.
"Feliz cumpleaños, querida Candy."
"¡Recordaste! Eso quiere decir que tu memoria-"
Levantó una mano. "Me has platicado en varias ocasiones del festejo de mayo en el San Pablo. Aunque naciste el 7 de mayo de acuerdo a tu tío abuelo William, no pudiste participar porque te castigó la madre superiora."
"Por un momento pensé que habías recuperado la memoria. Disculpa, sé que no debo presionarte."
Albert abrió la boca como si fuera a decir algo. Entonces se levantó y fue al árbol donde estaba su saco.
"Esto es para ti," dijo, acercándose con una cajita de madera. "Espero que te guste."
Tomé la cajita. Dentro de ella estaba un medallón de oro en forma de corazón. Me quedé quieta mientras Albert lo levantaba para colgarlo en mi cuello.
Los ojos se me llenaron de lágrimas. "Nunca había visto algo tan hermoso," murmuré. "Gracias, Albert. Lo atesoraré por siempre."
Abrí el medallón, estaba vacío.
"Por el momento, no tengo algo que compartir para que lo guardes ahí," dijo. "Quizás algún día-"
Puse una mano sobre sus labios. "Yo te esperaré. Ahora que te he encontrado de nuevo, no quiero perderte. Prométeme que siempre estarás conmigo, en las buenas y en las malas." Entonces me sonrojé por mi atrevimiento. Eso sonaba a votos matrimoniales.
Sin embargo, necesitaba saber que Albert no se alejaría al recuperar la memoria.
"Siempre estaré cerca de ti," dijo, tomándome tiernamente en sus brazos. "Te lo prometo."
FINIS
Mayo 7 2011
Cita: cortesía de la página QuoteGarden