Valkiria x Sadness

Valkira.

Por Sadness

Febrero 2014

Advertencia: situaciones o lenguaje pueden incomodar a personas sensibles a ello. Leer bajo tu propio riesgo.

La veo acercarse, con ese andar que desborda tremenda seguridad, que no sé en realidad que me atrae más de ella, si su aspecto físico o su auto-confianza.

Enfundada en su traje de amazona, luce soberbia. Este le hace destacar la sinuosidad de sus curvas, su cintura breve, sus largas y torneadas piernas… ¡Ah!, y ese derrieré de ensueño, la tentadora turgencia de sus pechos.

Cada vez, que me encuentro con ella, invariablemente me deja con la boca abierta, es una reina y lo sabe. Me pregunto, si también sabrá todo el tumulto de sentimientos que en mí, su presencia provoca.

Finjo, revisar concienzudamente los estribos de mi montura, pero sé que no soy muy bueno al fingir. Y ella, lo nota de inmediato.

Me obsequia con una seductora sonrisa, me toma de las solapas y apoya su frágil cuerpo sobre el mío, se alza sobre sus propias puntas y me besa. Este ligero contacto de su boca en mis labios, provoca inestabilidad en mi cuerpo y caigo de espaldas y ella sobre mí.

-¡Dios, que no sé de cuenta del bulto que crece en mi entre-pierna!- Imposible no notarlo. Ella abre desmesuradamente sus hermosos ojos, cuando siente a ese impertinente crecer entre sus piernas.

Repuesta de la primera impresión, mi soberana roja, me sonríe malévola. Se despoja de sus ropas, y sólo se queda en camisa. Tímido, cohibido me dejo hacer por ella, soy su siervo, no me opongo.

Mi experta amazona, se monta “a pelo” sobre mí -¡Aaahggg!- No puedo evitar un gemido al contacto de mi miembro con esa humedad salaz que me envuelve.

Mi guerrera roja, se transforma, se arranca la camisa y me ofrece dadivosa, beber de sus pechos el elíxir carnal. No, me hago de rogar y me prendo de ellos, con avidez propia de un crío.

Ella, cabalga impetuosa, experta, sensual, enigmática, hermosa…

A cada galope, sus pechos saltan y sus tirabuzones dejan libres sus rojos cabellos, la expresión en su rostro es el de la lujuria misma. Su imagen, me recuerda a esas guerreras míticas que había visto en las ilustraciones de mi libro de historia del arte.

Y al igual que en una composición de Wagner, en ese lugar se libra una batalla, donde los deseos, el placer son los ganadores. Mi hermosa Walkira, se alza triunfante sobre mí.

Ambos, en sincronía logramos alcanzar la cúspide del acto sexual…

-¡Ahhhh, Anthony…Anthony!- Ella clama como posesa por su presa.

No me puedo contener más, y soy lluvia fértil sobre ella -¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!-

***

-¡Ahhhh!- Un gemido involuntario, mi propio gemido me ha despertado. Estoy todo agitado, sudoroso y me turba sentir una profusa humedad en mi virilidad.

Me avergüenzo, ¿Cómo es posible que me haya orinado? ¡Sí, no soy un bebé!

Arrojo la ropa de cama y me doy un duchazo.

***

Después de tomar el desayuno y hacer algunas labores, me es notificado, que tiengo una visita que me aguarda en el portón. Ni bien, me terminan de dar la información, cuando salgo disparado al encuentro de mi visitante:

-¡Buen día, Anthony. Vamos a cabalgar!- Me invita mi bella amazona, montada en su corcel. No, me niego. No importa lo que digan Stear y Archie de Eliza, para mí, es la niña más hermosa que he conocido. Y me gusta mucho, para que negarlo.

-¡Me gustas mucho, Eliza!- pronuncio mentalmente.

***

Más tarde, la mucama recoge la ropa sucia de la habitación de Anthony -¿Qué es esto?- Acercándolo para examinarlo mejor. Sonríe pícara, y se dice para sí, –Nuestro señorito Anthony, está creciendo-

Fin