Candice White Andrew. La Chispa de la Dulzura
Hogar de Pony.
Un fuerte llanto alertó al pequeño Tom a ver hacia fuera y que con esto la hermana María y la Señorita Pony, encargadas del hogar para huérfanos supieran que dos bebes fueron dejadas a su cuidado. Una era Annie, muy tranquila, estaba casi congelándose. La otra, la que lloraba como si se le fuera la vida la llamaron Candy y también White estaba destinada a conservar tal pureza, perfección o quizás sólo esperaban que su tez volviera a adquirir ese color después del fuerte sonrojo que le produjo llorar tan fuerte.
La Colina de Pony.
Desde ahí se domina el valle, es el hogar del Padre Árbol, el lugar donde sólo Candy puede llegar más alto que los demás, el mirador desde donde despidió a Annie cuando fue adoptada, el refugio donde lloró cuando le dijo que no podría tener más contacto con ella, porque tenía que olvidar que creció en un orfanato. El sitio donde conoció al primer amor de su vida. Vestía un traje escocés, llamado kilt, tocaba una gaita que sonaba a un montón de caracoles arrastrándose y reía y la hacia reír como nadie antes en su vida, hasta hacerla olvidar sus penas y marcar su destino con una frase “Eres más linda cuando ríes que cuando lloras”, lo tendría muy en cuenta el resto de su vida.
La mansión Legan.
Fue una oportunidad, el tiempo en el hogar se terminaba y había que decidir. No iba a allí como una hija más de la familia, solo seria una compañía para una chica de su edad. Desde su arribo todo fue de mal en peor. Eliza y Neil eran crueles y despiadados no perdían la oportunidad para dañarla. Tantas veces quiso volver pero nuevamente la visión del príncipe le vuelve a recordar que no tiene por que llorar. Después conoce a un caballero que la hace ruborizar y más tarde a un genio, de quien recibe un bautizo muy peculiar. Son 3, son primos, son Andrew.
La propiedad Andrew.
Candy no lo sabe aun pero esa inmensa estancia guarda muchos secretos. Pronto descubre la identidad del nuevo príncipe, Anthony. La simpatía de sus primos Archie y Stear, la severidad de la tía abuela Elroy, y a un trasgresor, Albert. No puede hacer otra cosa que enamorarse de Anthony. No es únicamente su parecido con el príncipe, es valiente, atento, tierno, maduro. También goza de las bromas de Archie y experimenta con los inventos de Stear. Logra con Albert una afinidad y empatía que no tiene con nadie más, desde el día en que la rescató de caer en la cascada y que aumenta con el tiempo tanto como la animadversión de los Legan y la Tía abuela que consiguen que sea mandada a México a trabajar.
La Mansión Andrew.
No sabe a ciencia cierta como, pero el camino a México es una curiosa aventura y su destino no es aquel lejano país, es la Mansión Andrew. Como un miembro más de la familia. Los chicos escribieron cartas al Tío Abuelo William. Cartas que si fueron efectivas no como esa que ella envió a Albert pidiendo ayuda. La vida de Candy se transforma, ropa nueva, clases de modales. Una presentación en sociedad y con una cacería incluida dentro de los festejos. La mansión se vuelve oscura e inhabitable después de esa cacería donde Anthony pereciera al caer de su caballo. No es el lugar donde quiere estar y tras un breve y oportuno encuentro con Albert donde reflexiona que no hace ningún bien llorando por Anthony y olvidándose de su destino, vuelve al hogar de Pony.
El Colegio San Paul.
Una corta estancia en el hogar y George, la mano derecha del Tío abuelo William, va a buscarla. Su tutor ha dispuesto que estudié en Londres. Archie, Stear, Neil y Eliza ya están allá. Annie llega un poco después, fingiendo no conocerla. Conoce a Patty que la acepta a pesar de todos los rumores vertidos por Eliza. Y está Terry, lo conoció en el barco que la llevó a Inglaterra y le pareció un antipático, claro después de confundirlo con Anthony. Tiene varios desencuentros con él hasta que descubre la causa de su amargura. El distanciamiento con sus padres es lo que lo hace evadirse, bebiendo en exceso. Una noche regresó bastante golpeado, se confundió de habitación y llegó a la de Candy. Que ni tarda ni perezosa corrió a la ciudad a buscar medicamentos. Un grito en la calle la amedrentó pero no lo suficiente para encarar al atrevido. Que gran sorpresa descubrir que era Albert, un nuevo Albert podría decirse, se había cortado la barba y el bigote y según él apenas llegaba a los 20. Lo visitó en el zoológico Blue River donde trabajaba y descubrió que también era amigo de Terry. Los vio reír juntos y maravillarse del efecto que tenía su rubio amigo incluso en alguien tan irascible como Terry.
Las Vacaciones de Verano en Escocia.
La vida en el colegio no era tan claustrofóbica como lo esperaba. También se divertían. En mayo hubo un festival, al que estuvo a nada de no asistir por estar castigada. Pero el Tío abuelo William salvó la situación. También fue su deseo que fuera a Escocia por sus vacaciones. La tierra del Príncipe de la Colina era hermosa y llena de sol. Al lado de sus primos y sus amigas paso unos días inolvidables y ejerció su labor social al ayudar a Terry a reconciliarse con su madre. El balance final de las vacaciones se resume en su primer beso robado y la antipatía de por vida de Eliza por su relación con Terry. De regreso al colegio se entera que Albert ha abandonado la ciudad y se ha marchado a África en una misión médica donde por cierto dice haber conocido a una enfermera que le recuerda mucho a ella. Eliza conspira nuevamente contra Candy y ella y Terry caen en una trampa que resulta en la expulsión de Terry del colegio para salvar a Candy. Lo cual no sirve de nada porque días después Candy también abandona el colegio.
Nuevamente al hogar de Pony.
Tras un penoso viaje de regreso a América siguiendo un espejismo. Logra encontrar eso que siempre le incitaba Albert descubrir: como construir su destino. Obviamente ser una dama no la satisfacía pero si encontraba en ayudar a los demás algo que la hacía feliz. Durante el invierno colaboró con el doctor local y con eso se ganó una excelente recomendación para la escuela de enfermería.
La escuela de Enfermería de Mary Jane.
Su condición innata de ayudar a la gente no es suficiente para ser una buena enfermera. Es algo tan exigente. Estudiar, atender enfermos, evitar cometer torpezas, controlar su audacia y ganarse la confianza y aceptación de Flammy, su compañera estrella y la de Mary Jean la directora de la escuela, hacen que Candy tome conciencia de lo que verdaderamente significa ser una enfermera. Mucho sacrificio, comprensión, conocimiento, eficiencia y sentido común. Indudablemente esa es su vocación y tras resolver con éxito varias situaciones que muchos daban por perdidas es elegida para capacitarse en Chicago, como enfermera instrumentista.
Chicago.
Varios meses antes de viajar a Chicago se enteró que los Cornwell, los Legan, Annie y Patty habían abandonado el colegio. Estudiar en Chicago le permitirá estar en contacto con ellos. A su llegada a la ciudad es invitada a pasar un día en la mansión Andrew. Las malas pulgas de Eliza impiden que sea aceptada por la Tía Abuela Elroy como invitada y tiene que pasar la noche en la casa de juegos de los chicos. Sin embargo la presencia de Eliza no es del todo desfavorable, gracias a ella se entera que pronto Terry, ahora convertido en actor, se presentará en una función a la cual los Andrew están invitados.
El hospital.
El San Juana es tan grande, los casos más graves, la presión de Flammy más intensa, mucho más después que se entera que ella pertenece a una familia adinerada y cree que sólo es un capricho su vocación de enfermera. También el hospital en su reglamento y por sus horarios indica que su guardia será precisamente el día de la función en la que participará Terry. Mil malabares suceden esa noche y el esperado encuentro no se da y se tienen que conformar con verse desde lejos cuando el tren de él está partiendo. Manteniendo a partir de ese día una relación por correspondencia.
La Gran Guerra.
Finalmente la amenaza que hizo salir a sus primos y amigas de Europa se hace realidad, la Gran Guerra estalla, varios países están envueltos y es un peligro permanecer cerca. Candy descubre que eso también forma parte de su profesión. Una de ellas deberá ir como voluntaria a Francia, son tan necesarias y sufren grandes perdidas. Candy está a punto de dar un paso al frente. Sus razones son simples, ella cree que no cuenta con una familia a quien haga sufrir mientras que sus compañeras no les causarían esa pena a las suyas. Sin embargo Flammy reúne el valor más pronto que ella y es la designada para partir al campo de batalla. De todos modos Candy podrá enfrentar los estragos de la guerra más cerca de lo que cree. El barullo es alarmante, los rumores erizan la piel, el recién llegado es una posible amenaza. Cuando ve pasar la camilla y al hombre rubio demacrado sobre ella, se impacta pero aun más cuando reconoce a Poupee, la mascota de Albert. ¿Ese hombre es Albert? Extraño, increíble, insólito, pero cierto. Como siempre lo había prometido ese hombre había vuelto a encontrarla. Sólo que esta vez es a ella a quien corresponde brindarle ayuda. Albert padece amnesia, sus recuerdos han desaparecido y a ella la ha olvidado. Son momentos difíciles, frustrantes, para ambos. Él es tratado con tanto recelo y a ella le prohíben su cuidado por ser una estudiante aun, la relación entre ellos pasa por varias etapas de desconfianza que Candy logra sobrellevar. Finalmente obtiene su diploma y consigue el permiso de Mary Jean de permanecer en Chicago para encargarse de la recuperación de Albert.
Un pequeño Castillo.
Con diploma en la mano visita a los Andrew. Stear le obsequia su primer viaje en avión con los resultados de costumbre. Al regresar encuentra la habitación de Albert vacía. Con ayuda de los Cornwell lo busca por la ciudad. Su intuición la lleva al Parque Nacional de Chicago donde lo localiza. Tiene que contarle toda la verdad, que lo conoce de antes pero ni así lo convence de que se queda, ni la amnesia lo hace perder su autonomía. Sin embargo las lágrimas y ruegos de Candy le hacen ver que no tiene nada que perder si confía en ella. En el hospital no puede ser recibido nuevamente y se mudan juntos como paciente/enfermera a un departamento. Aun no está el Albert de antes pero ya está haciendo el mismo bien que antaño. El paso a ser independiente de la mano de Albert se transforma en un cuento, su departamento es su castillo y su vida se presenta como una de las etapas mas felices. Está en contacto con Terry, quien la invita al estreno de su primer estelar en Nueva York. Cerca de sus amigos Annie, Patty que vino de Florida, Archie y Stear. Tiene un trabajo estable y Albert hace progresos enormes en su recuperación al grado de que consigue trabajo en un restaurante para ayudar con los gastos.
Nueva York.
No es la comodidad de una vida estable el mejor contraste contra las desgracias que suceden al otro lado del Atlántico. Stear habla de la guerra con tanta vehemencia, Patty le ha pedido ayuda, ayuda que sólo Albert sería capaz de brindarle, si recuperara la memoria. Varios fallidos tratamientos de shock después por parte de Candy y Stear y Albert es capaz de dar el consejo que ellos esperaban escuchar. No traiciones tus principios, los que te quieren te entenderán y respetarán. Stear cree en sus razones para ir a la guerra y se marcha. Candy cree en sus razones para terminar para siempre su relación con Terry, después de que éste está muy confundido porque Susana ha salvado su vida y él de alguna manera se siente comprometido con ella. Desde que se encontraron en la estación del tren ella sintió claras las señales de que algo le pasaba, largos silencios, nerviosismo, un estado de animo que no concordaba con el de un hombre que recibe a la mujer que quiere, sin embargo no recibió ninguna explicación del porque de ese ensimismamiento y se tuvo que enterar de una manera muy dramática. Tanto Terry como Susana se necesitan de una manera en que Candy es capaz de entender que ella estorbaría. Abandona Nueva York con las ilusiones rotas.
Clínica Feliz.
Ese dolor que lleva dentro de sí, sólo lo comparte con Albert, los demás están muy tristes con la partida de Stear. Pero no hay tiempo para echarse a llorar, la vida sigue y otras personas acaparan su atención, como los Legan que vuelven a querer entorpecer su camino. Neil específicamente. El chico atrae los problemas innatamente y en dos ocasiones ella tiene que ayudarlo, lo que crea una fijación y él espera ser correspondido en su afecto, al negarse Candy, usa todas las artimañas de costumbre y con ayuda de su madre y Eliza, consigue que la echen del hospital. Gracias a Albert, a la valentía que demuestra al salir herido por enfrentar a un león que escapó de un circo, Candy muestra sus habilidades al Doctor Martín que inmediatamente la contrata en su pequeña clínica.
Cambios, trampas y despedidas.
Neil es más insistente de lo que hubiera creído y en su despecho hace cosas que le hacen daño, como mostrarle que Terry está buscando problemas nuevamente. Albert ha cambiado mucho también, el nuevo trabajo en la Agencia Zoológica, le absorbe gran parte del tiempo, pasa muy pocos momentos con ella. Esa independencia que siempre lo ha caracterizado se esta haciendo más palpable cada día. No le da explicaciones de cuando llega tarde, ni le cuenta lo que hace en su trabajo, ¿cómo exigirle algo a quien esta tan acostumbrado a arreglárselas solo? Con amnesia o sin amnesia Albert sigue siendo el hombre más autosuficiente que ha conocido. Después de todo ellos son paciente y enfermera, no marido y mujer como para querer saber cada paso que da, ni que estuviera celosa o quisiera controlar su vida. Albert necesita espacio y ni los chismes de las vecinas le harán cambiar la opinión que tiene de él. Como tampoco cambiará la que tiene de Neil, después del engaño en que la hizo caer al hacerse pasar por Terry con intenciones poco sanas. De no ser por Albert nuevamente, que parece tener una brújula en lo que a ella y sus problemas respecta, no estaría contándolo con tanta calma al doctor Martín al día siguiente. Como tampoco habría pasado el trago amargo de la muerte de Stear sin su compañía en el árbol más alto del parque de Chicago. Ambos se despidieron de su amigo desde el lugar más cercano al cielo.
Rockwood.
La casera amenaza con echarlos del departamento. Nadie conoce a Albert como ella y no saben que es incapaz de hacer cosas indebidas. Ni todo el misterio que siempre lo ha rodeado ni la desconfianza que siempre genera a su alrededor, rompen su fe en él. Ni siquiera cree que la ha abandonado cuando Albert decide dejar el departamento para no acarrearle más problemas. Sin embargo le duele, lo necesita tanto, se ha acostumbrado a ver su cara en las mañanas, a oír sus risas llenando todos los rincones de su casa, lo añora tanto al grado de buscarlo sabiendo que va contra los deseos de Albert de libertad. Un regalo enviado desde Rockwood la pone sobre la pista de Albert, con la seguridad de que él nunca la desamparará va a buscarlo allá. La sorpresa de Albert, no es la que necesitaba o tal vez si. Por fin está en paz respecto a Terry, verlo levantarse en ese teatro decadente donde ha ido a parar le da la tranquilidad que necesita para seguir con su vida tal como la ha decidido, junto a Albert y no parará de buscarlo hasta que lo encuentre.
Cerrando círculos.
Alejarse de la familia Andrew es como caminar en círculos, todo lo que haga, todo lo que diga siempre la lleva a ellos. Por fin conseguirá la aceptación familiar si contrae matrimonio con Neil, o este amenaza con irse a la Guerra. El tío abuelo lo manda, la tía abuela se trata de imponer, los Legan conspiran. Esta vez no le harán daño, no se los permitirá. Con ayuda de George consigue una entrevista con el tío abuelo William. Volver a Lakewood no es tan penoso como esperaba, la casa ha sobrevivido, los rosales, la nostalgia de bellos recuerdos. Habla con el respaldo de una silla, le agradece a su ocupante todo lo que ha hecho por ella. La emoción y el respeto que siente por ese hombre en esa silla la tienen clavada a su sitio y no es capaz de ir a hablarle de frente. Finalmente expone todo lo que tenia que decir, la silla gira lentamente y el sol ilumina la dorada cabellera de ¡¡Albert!!. Misterios, sorpresas. Sorpresas, misterios. Como un bucle interminable, Albert entra y sale de su vida con precisión asombrosa. Como si lo supiera todo de ella, incluso cosas que ni ella misma sabe. Él intenta explicarse, decir que motivos le obligaban a callar su identidad. La impresión es tan grande que Candy se siente débil, sus rodillas son de gelatina y tiene que buscar un apoyo. El de siempre, Albert. El tio William. Su vida no sería la que es de no haber entrado él en ella. Tiene tanto que agradecerle pero él no lo permite, para él también era un descanso ser él mismo y vivir a su aire, hacer las cosas porque quiere y no porque alguien se las dicta. La boda no se lleva a cabo y en medio del escándalo de la negativa de Candy aparece Albert. No. William Albert Andrew, para apoyarla. Más cambios llegan a sus vidas. Albert asume sus responsabilidades como el heredero del clan y Candy regresa al hogar de Pony. Annie, Patty y Archie están allá, Albert les ha informado y ha organizado una bienvenida para ella. Tratando de contener las lagrimas de felicidad Candy va a buscar a Albert, él cual sale tras un árbol y le repite que es más bonita cuando ríe que cuando llora. Y es en la Colina de Pony el lugar donde los momentos mas decisivos de su vida toman significado. Albert es el Príncipe, siempre se comportó como uno de principio a fin.
++++ Fran 2006