Quimeras
Por Sadness
Febrero 2009
Advertencia: situaciones o lenguaje de naturaleza sexual que pueden incomodar a personas sensibles a ello. Leer bajo tu propio riesgo.
"Quimera: Volver a casa creyendo en la eternidad del amor que es efímero..."
La jovencita creía estar viviendo en un sueño, estar en los brazos del hombre de quien ella se encontraba profundamente enamorada. Desde aquellos tiernos años en que entró a servir con los Legan, habíase quedado prendada del primogénito de la influyente familia, no obstante, por más esfuerzo por hacerse patente ante los ojos de él, de empeñarse en ser visible para el ser amado, todo había resultado infructuoso, ni siquiera una mirada al retirar el servicio o al dirigirle la palabra-¡Buen día señorito, ¿Le sirvo su desayuno?-Aquel joven no se dignaba mirarle, sólo respondía con mal talante o de forma arrogante. Y no es que la joven careciera de atractivo físico, muy al contrario, era hermosa, sólo que el tosco y nada llamativo uniforme del servicio escondía su belleza natural. Mrs. Natan, la cocinera, diose cuenta de su sentir por el joven amo y le sermoneó-Dotty, como le solía llamar de cariño, no pongas tus ojos en imposibles. El amo está muy lejos de tu alcance, difícilmente corresponderá a tus sentimientos, lo mejor que puedes hacer, es arrancarlo de tu corazón y salir con Tim, el panadero, el sí pertenece a nuestro círculo, y te tiene en buena estima, anda Dotty se buena y olvídate de vanas fantasías, antes de que ese amor te cause un gran dolor de cabeza- ¿Pero cómo arrancarse un sentimiento que anido desde la más tierna edad, sin correr el riesgo de con ello arrancarse el corazón y el alma misma?-Se había cuestionado más de una vez, la joven pelirroja-¿Cómo? ¡Sí le amaba ya, con todo su ser! Y así transcurría su existencia, entre el arduo y fatigante trabajo en aquel caserón y admirar a hurtadillas a el objeto de su amor. Los éxitos de él, los hacía propios, y los fracasos (también de él) le hacían añicos el corazón, pues con el más grande anhelos hubiera deseado estrecharlo tierno entre sus brazos y decirle al oído palabras de aliento.
Y hoy, había obrado el milagro, al fin su imposible amor, se había percatado de su presencia y no sólo eso, ahora estaba en el lecho con su amado. Cubría únicamente su desnudez, un vaporoso negligé en color fucsia con primorosos encajes en color negro, un obsequió de él. Y aunque, el acto de pertenecerle distaba mucho del que había elucubrado cientos de veces en su mente, esto no le restaba importancia a lo realmente relevante...el estar a su lado. Él le asía y tiraba con violencia de su roja cabellera, mordía sus labios, sus hombros desnudos, su cuello...Ella imaginaba que él, le mesaba su cabellera con gran ternura y depositaba con dulzura un beso en sus labios, en la frente, y además, le susurraba al oído sólo palabras tiernas.
-¿Te gusta verdad maldita bruja?-Susurraba excitado el hombre-¿Te gusta maldita mujerzuela? Pues, ahora te voy a dar lo que te gusta- Enfurecido, rasgo la única prenda que cubría el frágil cuerpo de la joven y carente de todo preámbulo, con brusquedad le abrió las piernas, penetrándole con violencia, la jovencita batiáse bajó el peso del cuerpo del hombre, ante la brusquedad de la acometida intentó retirarse y empujar el cuerpo de su amante, sin lograr su propósito, los dientes de él, le herían inmisericorde los labios, los pezones y un trozo de carne tumefacta, dentro le golpeaba intensamente provocándole primero un dolor punzante...para luego de unos minutos....acoplarse al ritmo con que él le embestía. Ella tierna acarició los castaños y húmedos cabellos de él, venciendo su timidez, se atrevió acariciarle la amplia espalda desnuda con sus manos y aun más atrevida, le estrecho las nalgas con los torneados muslos...posó su mirada en el rostro de él, perfilo con sus dedos, el rostro amado; de maxilar marcado y varonil, apenas un esbozo de barba recién afeitada, su frente perlada de sudor, los alvéolos de su nariz parecían sincronizarse a cada embestida que ejercía él sobre sus caderas, y a su interior, la mirada de su amante, había adquirido un brillo de lujuria...como si se tratase de un animal salvaje encelo...-Neal es tan hermoso, su NE-AL...- Suspiro arrobada la jovencita.
-Ahhhh, así linda, así...no te detengas....ahhhh...Lizzy, querida...cuanto te he deseado, me encantas nena- Exclamaba con la voz grave y al punto del clímax el joven apiñonado. La ilusa jovencita al escuchar pronunciar el nombre de otra, en lugar del de ella, sintió derrumbarse su mundo perfecto, donde sólo existiera Neal y ella -¡Ah Eliza, eres una delicia...ahhhhh...Eliza...así, así...ahh, nena!- Entonces, Dorothy se dio cuenta de una terrible realidad, en su memoria reconoció a quien pertenecia aquella prenda que Neal le había obsequiado, ahora hecho jirones-¡El negligé es de la amita Eliza, la hermana de Neal!- Un geto de repulsión y terror se dibujó en su dulce rostro, al darse cuenta de la perfidía en la que había sido entrampada, trató de liberarse, de huir...imposible, aún tuvo que soportar un poco más, a que Neal aplacará en ella, su apetito sexual. Tiempo que le pareció un eternidad, y no por las depravaciones a que la sometió (Estaba enamorada y hubiera soportado todo) sino por escucharle repetir una y otra vez, el odiado nombre de su rival de amores, Eliza. Terminado de satisfacer sus instintos, de forma déspota, el chico ordenó a Dorothy se retirará y como era su costumbre, sin mirarle a la cara, sin una sola palabra, como si hubiese dejado de existir en el preciso momento que satisfizo su deseo sexual. La joven abandonó en silencio la habitación, con el alma rota y el corazón herido...pero sobre todo porque su QUIMERA, su única fantasía que la mantenía viva, que le hacía menos terrible su pesada labor en esa casa, se había hecho añicos. Dotty se encontraba sumamente triste y no podía entender ¿Cómo había podido posar sus ojos en alguien que no mereció su amor nunca?