ADVERTENCIA*** Este mini fic contine un alto contenido sexual que sólo puede ser leido por adultos (+18) porfavor abstenerse si su edad no lo permite y su corazoncito no lo soporta
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Por Nayr
Febrero 2017
Adormilada sintió sus manos acariciar su espalda lentamente, un beso húmedo detrás de su cuello y su respiración sobre su hombro fue suficiente para que se removiera un poco, aún sentía entre sus piernas el cosquilleo divino prueba de que él había estado en su cuerpo, no tenía ni idea de cuantas veces esa noche había sido suya pero se sentía fuera de este mundo, como dentro de una fantasía o un sueño del que no quería despertar. Atrapó su oreja con su boca y mordió suavemente haciendo que la recorriera un escalofrío y su piel se erizara, él lo sabía y le encantaba despertar su sensualidad, su mano avanzó desde su rodilla disfrutando de su erizo hasta llegar hasta sus caderas en donde sus dedos se hundieron habidos de deseo, la acercó a su cuerpo con brusquedad y ambos dejaron escapar un gemido que resonó en el lugar, sus cuerpos comenzaron a moverse en busca del otro, de sentirse más cerca, de volver a explorarse una vez más como si no les bastará las horas que ya llevaban allí, en su vientre sintió el anhelo que hacía palpitar el punto exacto en donde él tenía puesta su atención, justo en donde sabía que le haría perder el norte, en donde olvidaba quién era, o quien era él, el tiempo y el espacio, entonces con la voz ronca de deseo susurro en su oído “Bonita, te haré mía las veces que sea necesario y jamás me cansaré de ti chiquita” y su respuesta mental era un rendido y domado sí, que siguiera ahí o en donde sea, él era tan bello y tan sensual que la encendía con sólo un roce.
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Era una hermosa tarde de Febrero, el sol brillaba desde temprano y a esa hora aún bañaba con su luz el prado y las montañas aunque descendía rápido, luego de acostar a los niños de su área para su siesta tomo un libro y camino a la salida del edificio era demasiado bonito afuera para desaprovechar la ocasión, respiro el aire puro hasta llenar sus pulmones y lo soltó poco a poco, olía a flores y a hierba, era liberador, un lugar lleno de sueños, hacía unos meses que había decidido que se instalaría allí, El hogar de Pony… Una nueva vida.
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Esta vez no dejaría que se saliera con la suya, la había poseído, la había tomado como suya, pero no tenía miedo, el también era suyo y estaba dispuesta a demostrárselo, giro hacia él y se sentó a horcajadas como si fuera un caballo lo sostuvo de los hombros en un intento de domarlo y lo vio sonreír con picardía mordiéndose los labios, colocó sus manos en su cintura y la acaricio lentamente mientas decía “vas a montarme dulzura, toma las riendas ahora y te obedeceré” esas simples palabras desataron en ella un ser que apenas esa tarde con él había conocido, si, tenía ganas de cabalgarlo, de hacer que obedeciera, acaricio su pecho y lo miro a los ojos, eran hermosos y brillantes, su boca dulce hacia que todo perdiera sentido, así que se tomó su tiempo para besarla, probarla, morderla y beber de ella, se estaba desesperando, se removía debajo de ella buscando más pero debía dominarlo, su mano pequeña bajó lentamente y se cerró a su alrededor, era suave y duro al mismo rompo, hacía que lo deseara tanto que sus gemidos volvieron a llenar el espacio, lo observó cerrar los ojos mientras lo acariciaba a un ritmo que determinó que a él le gustaba y a ella la humedecía.
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Había aprendido que cada quien podía elegir su camino, así se los comunicó con la firme decisión de una mujer que sabía lo que quería, fue así como puso rumbo allí a la hermosa profesión que había elegido, se despidió con la promesa de visitarlos en algunas temporadas. Desde aquel Manzano se giró y observó el lugar, hacía poco más de un año que el Señor Andrew decidió ampliarlo y el personal que colaboraba con el orfanato había crecido, ella quería ser una de esas personas desde el principio pero solo tenía unos meses en el lugar, al girarse el verdor se extendía hasta el horizonte, miró hacia arriba, siempre lo hacía, siempre buscaba a Stear en las nubes, en las estrellas en algún ave que cruzara, estaba convencida de que él estaba en cualquier lugar en el cielo siempre cerca y cuidándola, eso la hacía feliz. Ese día se le antojó caminar un poco más de lo que generalmente era su recorrido, iba pensando en lo bonito que estaba todo a esa hora los niños descansaban, la tarde estaba cayendo y ella era libre para leer, se recompuso su sombrero y se dirigió a una hilera de árboles, de uno de ellos sobresalía una raíz y la aprovecho de asiento, con un suspiro pacífico abrió el libro y comenzó su lectura, estaba concentrada desde hacía unos treinta minutos o más cuando los cascos de un caballo comenzaron a sonar cada vez más cerca, los caballos… Le daban miedo
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Dentro de ella a galope, era como cabalgar, él tenía toda la razón pero ese momento se sentía mucho mejor, se aferraba a su cintura mientras que ella lo montaba de la forma más natural, parecía que sus cuerpos sabían lo que querían y se lo estaban brindando, sus respiraciones eran agitadas y el sonido…excitante, sus movimientos hacían que él se arqueara buscando más profundidad pero ella había aprendido a domarlo, se acercó a su oído y enterró sus dedos en su cabello, estaba más largo de lo normal y lo hacía lucir salvaje, la colocaba a ella en un estado salvaje, se pego contra su cuerpo y rozó sus pechos contra su piel “te haré mío salvaje, y te cabalgaré como yo quiera” evidentemente eso lo altero hasta un punto que trato de dominarla, se incorporó con ella hasta quedar sentados uno frente al otro pero rápidamente ella tomó el control lo rodeó con sus piernas y tiro de su cabello para tener acceso a su cuello, lo beso y paseo su lengua por su garganta hasta lamer su barbilla, él dejó escapar un gruñido de placer y se aprovechó de ello para tirar más de su cabello como las riendas moviéndose a un ritmo rápido y desenfrenado, delicioso.
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Se acercó hacia el sonido entre las ramas y lo vio, montaba un caballo brioso que relinchaba y coceaba muy molesto de que él estuviese ordenándole a donde ir, sus ojos se deleitaron con aquella visión, su camisa a cuadros estaba arremangada en sus brazos fuertes y morenos por el sol, se le pegaba por completo a su pecho y a su espalda, tenia unos pantalones azules que también se ceñían a su alto y hermoso cuerpo y unas botas marrones, también llevaba un sombrero del mismo color era, era…. Un vaquero, el caballo se encabrito mas y giro a su dirección, ella que estaba escondida detrás de un árbol se asusto y dejo caer el libro siendo descubierta al instante, logro manejar a el caballo oscuro que montaba y aunque seguía molesto solo lo demostraba pateando el suelo repetidamente mientras él…. La miraba fijamente con una sonrisa de medio lado que declaró como irresistible.
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Los sonidos del placer, había ledo sobre ellos pero nunca se imaginó lo maravilloso que sería, al final de había rendido a su fuerza, acaricio sus brazos, sus anchos hombros mientras él se hundía en su cuello y en su interior una vez tras otra arrancándole suspiros, acaricio su espalda resbaladiza y sintió que no podría mantenerse por mas tiempo, estallaría rompiéndose en pedazos, su cuerpo se tensaba pero luchaba por resistir, quería sentirlo un minuto mas, su cuerpo no le obedecía y se tensaba, en respuesta él aceleró sus movimientos con fuerza, era una tortura aguantar más, su cuerpo cedería como cedió a sus encantadores ojos y su sonrisa.
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- Te conozco – le dijo bajando del caballo y llevándolo hacia una rama con dificultad aun se negaba a obedecer
Quiso salir hacia algún lugar pero estaba paralizada,
Claro que se conocían, se habían visto varias veces antes gracias a sus amigas y los habían presentado, nunca se atrevió a hablarle pero no olvidaba aquel día en el que se quedó grabada su imagen y que cada vez que cerraba los ojos aparecía, cuando formalmente los presentaron hace mas de un año en la inauguración del nuevo hogar de Pony él tomo su mano y la besó, recordaba bien como su cuerpo comenzó a temblar y su boca a secarse, retiró la mano asustada de aquello pero nunca lo olvidó, en ese momento quería volver a tocarla y retrocedió, miró al caballo y luego a él sin decir ni una palabra
- Bonita, lamento haberte asustado, ¿si me recuerdas?
- Si – se obligo a contestar y su voz le pareció tonta así que se sonrojo – tengo que irme
- La sostuvo de su mano antes de que se alejara y volvió a sentir el deseo que sintiera aquella primera vez hacia tanto – No te vayas ahora, quédate un rato
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Cedió a él una vez mas y detuvo sus embestidas para de una manera deliciosa moverse lentamente mientras su respiración se descontrolaba, ella moría, sentía que moría en ese instante de intensa tortura y con impotencia en su euforia sus uñas se clavaron en su espalda haciendo que el gritara y acelerara con ímpetu dándole lo que ella deseaba, mas, mucho mas..
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Durante una hora conversaron de cualquier cosa, se mantenían distantes mientras hablaban y caminaban por los alrededores, cuando volvieron al punto en donde estaba el caballo ella se quiso despedir pero el se ofreció a llevarla, le agradeció justificando su miedo por los caballos pero la guió hasta el tirando de su mano y la coloco sobre su lomo lacio guiando sus caricias, no supo cuando comenzó a acariciar su mano porque para ser honesta estaba aturdida
- ¿No lo sientes? – pregunto casi en susurros
- ¿Que cosa? – respondió cerrando los ojos con un suspiro, entonces lo sintió mas cerca, el calor de su cuerpo la invadió su cercanía aceleraba su pulso
- Esto… - con su nariz se paseo detrás de su oreja – esta tensión entre nosotros… es única
- Si…. – arrastro la palabra. La giro entre sus brazos y quedo atrapada entre él y el oscuro caballo, entonces no pudo resistirlo mas, la besó con ansias y ella…. Le correspondió
- Cuando el beso que pareció eterno terminó ambos estaban jadeantes – ¿qui..quieres…. cabalgar conmigo?
Y su pregunta la sumió en una ráfaga de calor intenso
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Cuando su cuerpo estallo con un gruñido delicioso ella se dejo ir por segunda vez sintiéndolo palpitar y estremecerse, era el edén y se sentía como Eva con la manzana en sus manos, se dejo caer sobre su pecho, temblaba y respiraba rápidamente, sus cuerpos unidos, húmedos y calientes estaban ya sin fuerzas, unos minutos después él levanto su rostro y la miro a los ojos aparto su cabello de su rostro y se acerco lentamente a su boca, su beso fue tierno, dulce, despacio, suave, su corazón dio un vuelco, que fácil sería adorar a ese dulce salvaje, lo acaricio despacio y escucho su vos débil
- Te he esperado demasiado Patricia