DICIEMBRE 6
Por Caro
En este momento Candy debe estar apuradísima desayunando para luego correr a la Clínica Feliz. En cambio yo estoy aquí parado esperando a que el reloj de la catedral marque las 9 para entrar a trabajar.
Como quisiera estar con ella compartiendo estos días festivos, pero no quiero que siga siendo el blanco de los chismes ni que sea obligada a dejar el departamento. Por el momento debo conformarme con saber de ella a través de terceras personas.
Odio despertar cada mañana y que Candy no sea lo primero que vean mis ojos. Extraño los pijamas rayados, las tazas de café con nuestras iniciales, la canción que canta mientras se arregla para el trabajo... extraño todo, especialmente su sonrisa.
George llega y estaciona el auto frente al banco. Al bajarse, se da cuenta que estoy parado en la banqueta opuesta. Mirando en ambos sentidos para ver si es seguro, cruza corriendo la calle en mi encuentro, portafolio en mano.
"Buenos días, William. ¿Por qué no has entrado? Te vas a congelar."
"Buenos días, George. No exageres, debe estar apenas a unos 30 grados. Estaba admirando las guirnaldas y los árboles de Navidad. El árbol de en medio quedó exactamente frente a mi despacho."
George miró la decoración de la fachada. "Me alegra que sea de tu agrado, el olor a pino te ayudara a capturar el espíritu Navideño."
"Lo dudo mucho, estando lejos de Candy."
George apretó los labios. "¿Por qué la mandaste a Rockstown?"
"Para que hiciera reaccionar a Terry, y funcionó. Escuché que ha regresado con Susana Marlowe."
"¿Estás seguro que fue la única razón?"
Me reí entre dientes. "Qué bien me conoces, querido amigo."
"Si tanto extrañas a la señorita Candy, búscala, y dile quien eres en realidad."
"No, todavía hay muchos detalles que debo atender. Por lo menos tengo el consuelo que pasara la Navidad en el Hogar de Pony, rodeada de sus seres queridos."
"En cambio tú-"
"En cambio yo" dije, dejando caer mi brazo sobre sus hombros. "Pasaré la Navidad contigo. Comeremos y tomaremos hasta el cansancio. Y si nos portamos bien, quizás Santa nos deje los regalos que tanto anhelamos."
George resopló. "Dios me libre, mi cuerpo todavía no se recupera de la última parranda. Me conformo con un té bien caliente."
Solté una carcajada. "Y me acusas de no tener espíritu Navideño. Vamos, el trabajo nos llama."
FINIS
(Foto cortesía de la página American Memory, fotografías del archivo del Periódico Chicago Daily News de 1902-1933 es una vista exterior de la tienda de departamentos Marshall Field tomada en diciembre de 1907)