Ni como vaca, ni como gallina.
Por Sadness
Febrero 2009
Advertencia: situaciones o lenguaje de naturaleza sexual que pueden incomodar a personas sensibles a ello. Leer bajo tu propio riesgo.
A su retornó al Hogar de Pony, la rubia había dado se cuenta de los muchos cambios positivos que se sucedieron en los habitantes de la Casita de la Colina, este hecho le hacía sentirse bastante avergonzada, porque mientras los chicos del hogar se habían esmerado en madurar y convertirse en seres útiles, ella se había tirado a la complacencia, en Londres había estado como amodorrada en un sueño vano, eso la motivo a tomar las riendas de su vida e incluso el siempre despistado Tom, observaba un crecimiento personal espectacular y además, para su sorpresa se encontraba comprometido-¡Tom comprometido, eso sí que es increíble y apenas lo puedo creer!- Con estos pensamientos, se encaminaba a la granja de Tom, tenían mucho que conversar y ella, moría de curiosidad por saber, quien era la prometida y todo sobre los preparativos de la boda.
Encontró a Tom, muy afanoso en las labores propias del campo. El chico abandonó el rastrillo con que aireaba la paja y corrió hacía la pecosa, brindándole una amplia sonrisa y un fuerte abrazo-¡Candy, que grata sorpresa!-Exclamó entusiasmado el chico. Candy pudo notar en este contacto la fortaleza del joven-¡Tom, luce mucho más alto y es muy fuerte!- Y sintió se muy orgullosa de lo logrado por el joven, no en balde se habían criado juntos desde la más tierna edad y ellos se consideraban hermanos-¿Así qué te casas? ¡Quién lo dijera, eh!-Le puyó la rubia con el objeto de hacerlo sonrojar, pero contrario a lo que esperaba la rubia, el chico respondió poco entusiasmado-Mujum- Esta respuesta inquieto a la joven, quien volvió a cuestionarle-¿Tom pasa algo? No te ves muy contento con esta decisión, ¿Por qué es TÚ decisión, verdad? - Por única respuesta el chico se encogió de hombros, para luego, entrar al granero en busca de otra paca de paja. La rubia insistente le siguió detrás-¡Thomas ¿Qué está ocurriendo? Si no disease casarte, nadie te puede obligar! - El chico algo fastidiado, dejó lo que estaba haciendo y tomó asiento sobre una paca de paja- No es eso, sólo que...- Candy trepó a la misma paca y se acomodó a lado del chaval-¿Sólo que qué? Habla Tom- Le espetó con evidente desesperación. El chico se quitó su sombrero, dejándolo a un lado y posteriormente se rasco la cabeza, en un gesto que denotaba gran indecisión-Sí fue mi decisión, bueno al principio no, pero luego...Jen, es una chica encantador, dulce y tierna y me ama sobremanera...pero- La rubia poco paciente, terminaba por completar la frase- Pero no estás enamorado de ella, ¿No es así?- El joven se apresuró a sacarla de su error-¡Sí, sí la amo! Lo que pasa es que tan sólo tiene 14 años. La rubia hizo una mueca de sorpresa-¡Y eso que tiene, yo tengo 15...bueno casi los 16, pero, bueno no le veo lo negativo!- Sonrojándose al auto descubrir su edad-Yo cumpliré 18 el próximo invierno, lo malo es eso, ella es muy joven...- Interrumpió de nuevo la impaciente chica-¿Joven para qué? ¿Acaso no sabe cocinar? ¿Ignora las labores del hogar?- Tom, le echo unos ojos de pocos amigos, debido a tanta interrupción de la rubia. Y es que para el joven no era fácil explicarle su sentir, no era tan extrovertido como su hermana-¿Me dejas continuar?- La rubia se tornó un tomate ante el reto del joven-Por favor continúa- El joven carraspeo para aclarar su garganta, se podía percibir que entablaba una lucha interna-Es muy joven para...-Hizo una breve pausa y esquivó la mirada de la rubia- para...cumplir con los deberes de una esposa-Soltó la frase como veloz flecha. Al no recibir una andada de cuestionamientos de la rubia, le intrigó y giró su rostro en busca del de la chica. Candy se encontraba muy ocupada, desentrañando lo que le había querido decir Tom, el joven al darse cuenta de la cándida ignorancia de la chica, agregó-Tener relaciones sexuales- cauteloso-¡Ahhhhhhhhhh, ya entendí!-Riendo estúpidamente por el nerviosismo que le había provocando el cariz que había tomado la charla-Temo hacerle daño, pues es muy joven y además, es frágil- Continúo el chico, aprovechando que la rubia había quedado muda- ¡Y si nos casamos como lo tenemos planeado este verano, no me atrae la idea de respetarle hasta que cumpla 16, que es cuando consideró que ya estará lo suficientemente madura- El mutismo de la rubia, le dio ánimos para continuar-Además, yo tengo necesidad...imagínate casi 18 y no he tenido relaciones y conforme maduras, tienes más necesidad de satisfacer ese aspecto...-Bruscamente fue interrumpido por la rubia-¿NO LO HAS ECHO NUNCA? -Abriendo grandemente los ojos. Algo enfadado el chico respondió sarcástico-¡NO, por supuesto qué NO! ¿TÚ sí? Por qué entonces deberías enseñarme, porque de lo contrario ¿Cómo voy a llegar con Jen, sin experiencia? Se supone, que uno como hombre es el que debe guiar a la mujer- para terminar su perorata sumamente consternado-¡Cuidado con el tonito con que me estás hablando Tom!- Amagando con golpearlo, como solía hacer cuando pequeños. Sin embargo, Tom le tomó la mano castigadora en el aire y se dio entre ellos un forcejeo, ella por liberarse y él por sujetarle de la muñeca, demostrando así que sin duda era un hombre muy fuerte, como siempre lo había sido cuando ella lo golpeaba y el recibía el castigo sin ofenderle, pues conocía de su fuerza, pero jamás hubiera osado golpear a una indefensa niña. Los ojos de Candy se humedecieron con unas furtivas lágrimas que amenazaban convertirse en abundante llanto, era ira contenida por haber sido tan ciega y soberbia y nunca darse cuenta de que Tom siempre la había dejado ganar. El joven al ver a Candy llorar, se preocupó-¿Candy te hice daño? ¡Disculpa no fue mi intención!-Soltándole de la muñeca en el acto. La chica no respondió y se tiró sobre sus espaldas para ocultar su llanto, era suficiente con haber vivido engañada tanto tiempo, como para que ahora Tom constatará que era una llorona- El joven consternado, se tumbo a su lado y buscando el rostro de la chica para secar sus lágrimas. El tenerla tan cerca, tan vulnerable, generó en él una gran ternura y en un acto-reflejó que al mismo sorprendió, en la misma posición, se vio acariciando con ternura el rostro de la chica y dentro suyo sintió la imperiosa necesidad de besar esos labios, así que tomó entre sus manos el rostro de la chica e intentó besarla-¿Qué tratas de hacer? ¡Déjame!- Espetó furiosa la chica, esto más de lo que podía soportar. Engañada, llorona y ahora él amagaba con robarle un beso. Así que le dio un empellón al joven e intento incorporarse en el acto, no lo hubiera hecho. Esto hizo que el joven se encabritara, saltando sobre ella y sujetándole de las muñecas de nuevo, le roba el beso-¡Mjum...maldito, qué asco!- vociferaba la joven, al tiempo que intentaba con su propio cuerpo liberarse del peso encima suyo, pero este movimiento no hacía otra cosa que excitar al jovencito, que empezó a prodigar ósculos más atrevidos a la chica, quien le recibía hiriendo los labios del atrevido, pero esto lejos de atemorizarlo, le motivaban, llegó un momento en que la rubia dejó de luchar en contra de esa boca que se adhería a sus labios como ventosa y a esa lengua, que al principio le provocó náuseas, pero luego, de un breve lapso se acostumbró a las acometidas de esa lengua e incluso su propia lengua, recibía y acariciaba a la intrusa en su garganta, dejó de luchar, sus brazos ya no oponían resistencia, el joven le soltó de las muñecas y con gran torpeza, dirigió sus manazas al casi plano pecho de la chica, ante este contacto la chica emitió un gemido y todo su cuerpo se estremeció levemente, el joven titubeo un segundo, pero la pequeña mano de Candy tomando la suya que le indicaba hurgar debajo de la blusa, tocó con suavidad los erguidos y tumefactos pezones de la rubia, luego de jugar con ellos, se atrevió a desabotonarle la blusa, bajar el corpiño y besarlos con ternura, luego, con avidez succionar de ellos, a cada contacto de su boca, la rubia emitía suspiros y gemidos, siempre guiando al chico, en cuanto intensidad y ritmo. Ella se incorporó ligeramente y tomó entre sus manos la cabeza de él, la atrajo hacía sí y cuando la tuvo cerca, dio inicio a otra andanada de besos, ella comenzó a despojarle con ansiedad de la camisa, acariciar con la suavidad de sus manos, el pecho, la espalda, los hombros, él imitaba cada acto de la joven, al contemplarle el torso desnudo, su piel tersa y rosada, le pareció la visión más hermosa y excitante que hubiera visto nunca. El joven se ancló en sus caricias, perfilaba con sus manos los contornos de la frágil figura, las delgadas piernas, su escaso derrieré, la suavidad de la espalda, besaba alternativamente la boca y pechos de la chica, no se atrevía a más, de hecho le parecía demasiado haberle desnudado el torso. La verdad es que ignoraba como era copular, en los momentos que le daba inquietud el cuerpo, aplacaba su deseo viendo a los animales copular, pero era tan diverso y diferente(Los caballos y las reses lo hacían de un modo y las gallinas y patos de otro, que a ciencia cierta no sabía bien, cuál técnica intentar). En eso se encontraba divagando, al tiempo que continuaba con sus monótonas caricias, cuando sintió un suave y cálido contacto en su entrepierna, que le hizo dar un respingo. Y miró con asombró como la rubia se había incorporado y abriendo un poco la bragueta de su vaquero, introdujo una de sus manos y acto seguido zamarrea bale su virilidad, produciendo en él una agradable sensación, pero aun no bien, había asimilado esto, cuando la joven tomó con firmeza su miembro y comenzó a prodigarle caricias de las más atrevidas, con la boca-¡Ahhhhhhhhh!- Exclamó involuntariamente, al tiempo que sentía crecer en su entrepierna una agradable sensación, que parecía iba a provocarle estallar. La joven dejó de ejercer caricias sobre su sensible parte, le tomó del cuello, se tiró de espaldas y le guió para que se acomodará sobre ella (Para sorpresa del joven, todo esto sin emitir una sola palabra, para ella que era una gran parlanchina y sorprendente en él, porque había entendido un nuevo lenguaje sin palabras, sólo con actos y sensaciones) y la sorpresas continuaban, sintió como su miembro se introducía en un espacio, húmedo, cálido y agradable. Ella comenzó a mover sus caderas cadenciosamente y él, sin ser instruido comenzó a empujar sus caderas en contra de las de ella.....-Ahhhhhhhhhh - Señal inequívoca del clímax. Más tarde, los dos tumbados sobre la paja, recobrando fuerzas, ella dormía profundamente. Él analizaba los últimos acontecimientos, estaba seguro de ir bien adiestrado en su próxima noche de bodas, ya no tenía temor alguno de dañar a Jen. Y segundo, Ni como vacas, ni como gallinas....una técnica totalmente diferente.