LAS OPCIONES PASTORALES DE LOS  MISIONEROS DE LA PRECIOSA SANGRE EN CHILE  1947 – 2008

PREAMBULO

El presente trabajo de investigación ha tenido su origen en una solicitud del Director de los Misioneros de la Preciosa Sangre en Chile al suscrito, con el objeto de ser presentado como material de apoyo a la reflexión de los miembros.  Debo decir primeramente que ya el titulo solamente evoca un contenido extenso, que requeriría de un estudio con asignación superior de tiempo.  Los archivos de los Misioneros de la Preciosa Sangre en Chile contienen una fuente de información importante, pero encontrar los datos requeridos resulta bastante laborioso, principalmente porque el material investigado no está ordenado, ni es constante.  Atendiendo a lo expuesto anteriormente, se entrega una visión esquemática, que pueda ayudar a comprender las Opciones Pastorales de nuestra comunidad en Chile a través de los años.  Agradezco la invitación del Profesor Fernando Aliaga Rojas, miembro de la Sociedad de Historia de la Iglesia en Chile, para poder dirigirme a todos ustedes en esta jornada.  Ofrezco a continuación mi modesto aporte, desarrollado en el siguiente esquema:

 1-   RELACIÓN HISTÓRICA INTRODUCTORIA

 2-   FUNDACIÓN CHILENA

 3-   LAS OPCIONES PASTORALES  (1947 -1962)

 4-   LAS OPCIONES PASTORALES  (1963 -1972)

 5-   LAS OPCIONES PASTORALES  (1973 -1989)

 6-   LAS OPCIONES PASTORALES  (1990 -2000)

 7-   LAS OPCIONES PASTORALES  (2000 -2008)

 8-   CONCLUSIÓN

 9-   BIBLIOGRAFÍA

 

1-   RELACIÓN HISTÓRICA INTRODUCTORIA

                   Los Misioneros de la Preciosa Sangre fueron fundados el 15 de Agosto de 1815 en Italia, por San Gaspar del Búfalo.  En 1842 un sacerdote suizo de la Congregación, el Padre Francisco de Sales Brunner, junto a media docena de sacerdotes y hermanos aceptan la invitación del Obispo Purcell en el estado de Ohio, Estados Unidos, en donde se requerían sacerdotes de habla alemana, para atender las necesidades religiosas de los inmigrantes alemanes que estaban colonizando esa parte de los Estados Unidos.  La Congregación acepta esta invitación y en 1843 se da inicio a la Provincia Americana.[1]

                    El desafío principal de esa época, en el entorno de colonizadores, era establecer y dar sustento institucional a la naciente Iglesia Católica de ese país.  Para lograr este objetivo se fundaron y construyeron casas parroquiales y templos, además se procedió a levantar e implementar escuelas católicas, que sirvieron como fundamento para dar continuidad a la formación cristiana de la población inmigrante.   El hecho que nuestra Congregación tuviese en sus inicios un carácter misionero y no de “estabilidad” en una parroquia o escuela, causó al interior de la Comunidad no pocas discusiones, que desembocaron con el transcurrir de los años en la aceptación más amplia del carisma de nuestro fundador, esto es, reconociendo que el acento no está únicamente en el apostolado específico que los misioneros realizan sino en la Espiritualidad de la Preciosa Sangre y que es transmitida a través de una amplia gama de posibles apostolados.

                2-  FUNDACIÓN CHILENA

                      Resulta interesante desde el punto de vista de las Opciones Pastorales, indicar la percepción que desde Chile se tenía de la Congregación, incluso varios años antes de la fundación, acaecida en 1947. 

                      En 1945 el Padre Alberto Hurtado estaba visitando varias instituciones en los Estados Unidos, para a obtener asesoría en su nuevo ministerio con los pobres.  El Padre Hurtado pasó un tiempo en la Universidad Católica de Washington y desde allí contactó al Padre Harold Diller, quien lo puso en contacto con el Padre Joseph Marling, Director de la Provincia Americana de los Misioneros de la Preciosa Sangre.  La correspondencia se encuentra en los archivos de la Provincia de Cincinnati y es muy interesante su lectura en relación a la futura fundación del Vicariato Chileno.  El Padre Hurtado escribe el 31 de Octubre de 1945: “…supongo que el Padre Harold Diller habló con usted sobre el proyecto de fundar una escuela agrícola en Chile, para niños que se dedicarán a la agricultura y para preparar a profesores que se dedicarán a enseñar a otros agricultores…cuando le consulté al Obispo Schlarman me sugirió la idea de ofrecer este trabajo a los Padres de la Preciosa Sangre…si acaso ustedes son más proclives al trabajo parroquial o educación por favor hágamelo saber, para comunicar la noticia a alguno de nuestros Obispos que están ansiosos por este problema”[2]

                       La respuesta del Padre Marling es asombrosa, por decir lo menos, en relación a la sucesión de los acontecimientos que llevarán a la posterior fundación del Vicariato Chileno, con la llegada a Santiago de los primeros misioneros en Septiembre de 1947.

                       El Padre Provincial escribe su respuesta al Padre Hurtado el 15 de noviembre de 1945 en estos términos: “me temo sería imposible para nosotros considerar un trabajo pastoral en Chile.  Ya nos hemos comprometido para enviar a un número de sacerdotes a otro país en Sud América.   Además hay que agregar las numerosas invitaciones que ya hemos recibido para que nos comprometamos en las misiones extranjeras.  Estos proyectos nos requerirán por varios años más.  Me temo que prometerle nuestro interés para tomar proyectos en Chile podría causar una decepción”.[3]                 

                       Posteriormente, entre el 13 de Diciembre de 1946 al 5 de Enero de 1947, será el propio Provincial Marling, quien junto a los Padres George Spaeth y John Wilson, realizarán una misión exploratoria por varios países de Sudamérica y el Caribe,  que trajo como conclusión tomar la decisión por fundar el Vicariato Chileno, arribando los Padres John Wilson y John Kostik a Santiago de Chile, el 16 de Septiembre de 1947.[4]

 

3-  LAS OPCIONES PASTORALES  (1947 -1962)

              De acuerdo a las necesidades de los tiempos y a la trayectoria de los Misioneros de la Preciosa Sangre en Estados Unidos, los Obispos de las diócesis chilenas ofrecieron a la Congregación diversas parroquias, muchas de ellas ubicadas en sectores pobres de la población.  También, al igual que la situación experimentada en los Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX, los Obispos chilenos necesitaban consolidar la estructura e instituciones de la Iglesia Católica en el Chile de los años ’50.  Así, el naciente Vicariato, procedió como opción a aceptar jurisdicciones parroquiales que también incluyeron en muchos casos la construcción de casas, templos y escuelas parroquiales.[5] Al respecto, el Vicariato durante la década del ’50 y mediados de la del ’60 tomó compromisos que involucraron efectivamente la construcción, administración y desarrollo de varias parroquias, casas parroquiales y escuelas  a saber:

 

Parroquias:

    1-   Parroquia Santo Domingo de Guzmán, Ñuñoa, Santiago (1948)

    2-   Parroquia San José de Garín, Quinta Normal, Santiago (1948)

    3-   Parroquia Sagrada Familia, Río Negro (1948)

    4-   Parroquia San Joaquín y Santa Ana, Riachuelo (1948)

    5-   Parroquia San Sebastián, Purranque (1949)

    6-   Parroquia San Juan Evangelista, Pitrufquén (1950)

    7-   Parroquia Preciosa Sangre, Valdivia (1961)

    8-   Parroquia Nuestra Señora de la Preciosa Sangre, Cerro Navia, Santiago (1962)

 

Escuelas:

1-   Escuela San José (hoy Escuela y Liceo San José de la Preciosa Sangre), Quinta Normal, Santiago (1952)

2-   Escuela Beato Gaspar, Pitrufquén (1952)

3-   Escuela Beato Gaspar, Purranque (1954)

4-   Saint Gaspar College, Ñuñoa, Santiago (1954)

5-   Escuela 312, Cerro Navia, Santiago (circa 1957)

6-   Escuela San Vicente Ferrer, Cerro Navia, Santiago (circa 1953)

7-   Escuela San Francisco Javier, Cerro Navia, Santiago (circa 1963)

8-   Escuela Sagrada Familia, Río Negro (circa 1961)

              Se puede afirmar entonces que las Opciones Pastorales del Vicariato Chileno, entre los años 1947 a 1962, van de la mano con las opciones desarrolladas en los Estados Unidos, que además fueron confirmadas y aprobadas por la Iglesia Chilena y sus autoridades.  Estas Opciones se pueden sintetizar en cuatro áreas:

1-   Desarrollo del ministerio pastoral parroquial, tanto en ciudades y pueblos, como en comunidades campesinas.

2-   Desarrollo del ministerio educacional, entendido como complemento y relacionado con la parroquia, siguiendo el modelo experimentado en los Estados Unidos.

3-   Trabajo preferentemente con los pobres, aunque esto consideraba tener acceso a alguna parroquia con más recursos que permitiera financiar los gastos de la comunidad.

4-   Construcción de infraestructura para el desarrollo de las actividades eclesiales (templos, casas parroquiales, escuelas. 

                   Estas cuatro opciones se encuentran desarrolladas ampliamente a lo largo de los años fundacionales.  El énfasis puesto en el área de construcción y de proveer de infraestructura es grande, por lo que se podrá apreciar a los miembros del Vicariato ocupados en esta tarea, especialmente durante los primeros quince años desde la fundación.

                    El ministerio parroquial era algo conocido por los sacerdotes norteamericanos, sin embargo cabe destacar que en cuanto a la preferencia, si bien en los Estados Unidos la comunidad tenía algunos compromisos en ciudades más o menos grandes, su mayor interés y recursos fueron dirigidos a satisfacer las necesidades de las comunidades agrícolas de inmigrantes alemanes en el estado de Ohio.[6]

                    Por otra parte, el ministerio educativo se pensó seguiría el modelo practicado en los Estados Unidos, esto es, vinculado a la parroquia y financiado por ella.  Este modelo simplemente no pudo ser aplicado en Chile, debido a que los alumnos(as) por una parte no procedían necesariamente de una parroquia, sino más bien de la ciudad en términos amplios y por otra, la escuela se financiaba con una subvención estatal.  Este sistema  de financiamiento probó ser poco eficiente y discontinuo en esos años.  Posteriormente, debido a la sucesiva falta de sacerdotes a contar del Concilio Vaticano II y sumada además la reflexión comunitaria de la Congregación, que reconoció el gran peso administrativo que esto significaba para un grupo pequeño como el nuestro, y observando que no éramos ni somos una Congregación que se dedicaba en forma preferente al apostolado de la educación, hizo que a mediados de los años ’60 y principios de los ’70 se optara por desprenderse de esta pesada responsabilidad, concretando así el obsequio gradual de estas escuelas a los Obispos diocesanos, asumiendo ellos, con su personal apostólico, la tarea de dar continuidad a las escuelas antes mencionadas.  A pesar de esto, el Vicariato Chileno cumplió con el plan inicial de proveer de infraestructura a la Iglesia Chilena, especialmente en sectores pobres de la población.  De todas las escuelas entregadas, el Vicariato Chileno decidió conservar sólo el Saint Gaspar College, que siempre fue un Colegio particular pagado, además que se valoró el hecho de trabajar en un ministerio con la clase media, pensando en la influencia que se podría ejercer en el país, al formar a los hijos de estas familias, junto con la posibilidad de obtener vocaciones.  El Padre Robert Conway en su “Historia del Vicariato Chileno de los Padres de la Preciosa Sangre, 1947 - 1972”, relata con lujo de detalles este episodio que vivió el Vicariato.[7]

                   Se ha mencionado como Opción el ministerio preferente entre los pobres. Esta característica atraviesa transversalmente la historia del Vicariato chileno, sin embargo desde los inicios, se consideró además la necesidad de contar con ministerios en lugares más prósperos, con el objeto de ayudar a financiar a la comunidad en sus gastos.  Al respecto el Padre Paul Buehler refiere un comentario del Padre John Wilson con ocasión de una entrevista de este último con el Cardenal José María Caro, Arzobispo de Santiago: “El Padre Wilson informó al Cardenal que nosotros habíamos venido a este país a trabajar con los pobres, y que no teníamos objeciones en aceptar Parroquias pobres, pero que también nos gustaría tener una Parroquia un poco mejor, en donde pudiésemos tener nuestras oficinas y Casa Central”[8] De la declaración anterior, surge la posterior aceptación de la oferta que se hizo a la Congregación de la Parroquia Santo Domingo de Guzmán, ubicada en un sector socio-económico medio de la ciudad, y que además incluyó como requisito la aceptación de la capellanía del Hospital Salvador.[9]

                     En 1948 se asume la conducción de la Parroquia San José de Garín, ubicada entonces en un sector pobre y semi rural de la ciudad de Santiago. Posteriormente, en 1961, se funda la parroquia Preciosa Sangre de Valdivia, para atender también a un sector pobre de la población, afectado por las consecuencias del terremoto que azotó la ciudad en 1960.   En 1962 se funda en Santiago la parroquia Nuestra Señora de la Preciosa Sangre, territorio comprendido antes en la Parroquia San José de Garín.  Esta parroquia, también ubicada en un sector modesto, acogió a un vasto grupo de inmigrantes de otras partes de la ciudad y además a un fuerte contingente de habitantes del sur del país, quienes se desplazaron hacia finales de la década del ’50 a la capital, con la esperanza de obtener mejores fuentes laborales.   Las parroquias rurales de Riachuelo, Río Negro y Purranque son asumidas por la Congregación en un momento histórico caracterizado por la precariedad y pobreza generalizadas del sector agrícola chileno.  Tanto los medios de producción y manejo agrícola como las condiciones económicas y de educación de los campesinos dejaban mucho que desear. Para obtener una buena descripción de las condiciones generales del país, vale la pena remitirse a las primeras impresiones que recogen los diarios de vida de algunos misioneros.[10]

                     Se ha mencionado también la Opción por el desarrollo e implementación de infraestructura, que involucró la asignación de una gran cantidad de recursos económicos provenientes en su gran mayoría de los aportes generosos de benefactores en los Estados Unidos.  El historiador de la Congregación,  Padre Robert Conway, señala que entre 1947 a 1961, se recibieron donaciones generales e individuales por un total de U$ 452.901 dólares, gran parte de los cuales fueron destinados a subvencionar los numerosos proyectos de construcción del Vicariato.[11] Entre los proyectos  de construcción de estos años cabe destacar:

-      Construcción de la casa parroquial San José, Garín, Santiago

-      Construcción de templo parroquial San Sebastián, Purranque

-      Construcción de la casa parroquial San Sebastián, Purranque

-      Construcción del templo parroquial Sagrada Familia, Río Negro

-      Construcción casa parroquial Sagrada Familia, Río Negro

-      Construcción de la Escuela San José de Garín, Santiago

-      Construcción de la Escuela Beato Gaspar, Purranque

-      Construcción de la Escuela Beato Gaspar, Pitrufquén

-      Construcción (aporte) de la Escuela Sagrada Familia, Río Negro

-      Construcción del Saint Gaspar College, Santiago

-      Construcción del templo parroquial Preciosa Sangre, Valdivia

-      Construcción del salón parroquial-oficina Preciosa Sangre, Valdivia

-      Construcción de la Escuela 312, Cerro Navia

-      Construcción de la Escuela San Vicente Ferrer, Cerro Navia

-      Construcción de la Escuela San Francisco Javier, Cerro Navia

-      Construcción del Seminario Menor, San Bernardo

 

4-  LAS OPCIONES PASTORALES  (1963 -1972)

                     Este periodo está enmarcado dentro de los desafíos propuestos a partir del Concilio Vaticano II.  Fundamentalmente el Concilio trajo una visión que puso en tela de juicio el impacto y relevancia real de la Iglesia Católica en el mundo.  Los resultados del Concilio fueron expresados en sendos documentos que apuntaban a lograr una nueva mirada, tanto en el concepto que la Iglesia tenía de sí misma (Lumen gentium), como en su accionar con el mundo (Gaudium, et spes).  Además se produjeron cambios que afectaron la vida litúrgica (Sacrosanctum Concilium) y repercutieron en la forma concreta de entender y celebrar la fe.

                     Las Opciones Pastorales que se pueden reconocer en este periodo están enmarcadas dentro del siguiente patrón de conducta:

                                1-   Las Opciones comunitarias se ven dificultadas por las polarizaciones sociales, el surgimiento de nuevos modelos de Iglesia y de sociedad.

                                2-   Se promueven Opciones pastorales personales, en beneficio de la promoción humana y religiosa.

                                3-   Se buscan Opciones pastorales que acentúen la formación de las personas y no tanto la sacramentalización.

                       En lo que concierne al Vicariato Chileno, siguiendo el modelo de Iglesia y sociedad imperante antes del Concilio, los miembros venían trabajando con un esquema de carácter más paternalista, sacramental y con limitada participación de los laicos.  Este esquema se ve fuertemente cuestionado por las conclusiones del Concilio, que invita a desarrollar un ministerio que tenga en consideración la participación y protagonismo laical, además de buscar la formación de las personas en los contenidos de la fe, entendido esto último no tanto como la repetición monolítica y estática de contenidos dogmáticos, sino como transmisión de la vida del Iglesia.  En América Latina este nuevo esquema se verá reforzado por el cuestionamiento al modelo de autoridad imperante a nivel socio-político, idea desarrollada a partir de la experiencia de la revolución  Cubana  a fines de los años cincuenta, que con posterioridad produjo un impacto social y político en toda la región caribeña y luego a otros países de América del Sur.  Esta consideración socio-política no es menor y hay que incorporarla en la reflexión, al momento de intentar entender las motivaciones sociales y eclesiales de esos años.  Para mostrar un poco el emerger de esta nueva realidad, la mirada del Director Provincial de la época, Padre John Byrne, recogió las principales preocupaciones y temáticas de ese tiempo y que afectaron el accionar y las opciones del Vicariato.  El Padre John, en los Estados Unidos, durante la misa de despedida del Padre Gerald Dreiling en su envío a Chile en 1960, dirá entre otras cosas:

                     “Sin tratar de parecer alarmista, veo esta ceremonia de despedida de hoy, como tremendamente significativa. Por primera vez desde que nuestra Provincia se comprometió con las misiones extranjeras, los elementos de peligro, hostilidad, sí, incluso de  persecución, parecen acechar remotamente en la zona con que nos hemos comprometido…Expresamos nuestra admiración y aliento cuando anticipábamos la lucha del joven misionero con la tortura de echar de menos la casa, del aprendizaje de un nuevo idioma, del ajuste a condiciones de vida por debajo de nuestros estándares, mientras trataba de orientarse en una cultura totalmente nueva y convertirse en un efectivo apóstol. Por ningún motivo deseo minimizar el contraste o el sacrificio que implica, la vida del misionero chileno, que no era substancialmente  diferente a la de su hermano en los EE.UU., aunque más frustrante y dura de ejecutar. ¡Pero ahora la situación es diferente! Hoy día, se cierne sobre Chile como también sobre toda Latinoamérica, el siniestro espectro del castrismo. Es este modelo 1960 del Comunismo occidental que ofrece esperanzas a las masas golpeadas por la pobreza de Latinoamérica y la amenaza de la ruina del cristianismo. En el mismo centro de esta fiera y crítica lucha encontraremos a nuestros propios Padres y Hermanos de la Sociedad de la Preciosa Sangre…

                 No es ningún secreto que la Santa Sede está muy preocupada por Latinoamérica. El año pasado, el Cardenal Mimi apeló a la jerarquía de los Estados Unidos y Canadá para que enviaran dinero y personal a Sudamérica tan pronto como fuera posible.  El Cardenal Valeri recordó a los Generales de todos los Religiosos, que deriven recursos de sus Provincias para los reclutas de Sudamérica. En la reunión el Secretariado de la Misión en Washington en septiembre, el Prefecto de la Sagrada Congregación de Religiosos dejó muy en claro en su carta a todos los Superiores Provinciales que el catolicismo está  temblando en la balanza de Sudamérica, y que si esa generosa ayuda no llega luego, todo el continente católico se perdería para el comunismo. Una y otra vez, el Santo Padre ha expresado su grave preocupación. ¡El temor de la Iglesia de perder Latinoamérica es real! ¡La hora de la salvación puede estar atrasada!”[12]

                 La visión del Padre Byrne se enmarca por supuesto dentro del esquema de la “guerra fría”, que tiene sus inicios después del término de la II Guerra Mundial.  Se da una comprensión del mundo dividido entre “buenos y malos”. Estados Unidos representando al capitalismo; Rusia y sus aliados, representado al comunismo.   Ambas doctrinas durante todo el periodo, desde su inicio hasta la caída del muro de Berlín en 1989, emitieron duras críticas recíprocas que aumentaron las divisiones y odiosidades mutuas.  El mundo y las personas en este periodo se polarizan, esto afecta a sociedades completas, incluyendo a la chilena.  La Iglesia no está ajena a esta realidad y experimenta también polarizaciones que se manifestarán al interior del Vicariato y que dificultarán la concreción de Opciones Pastorales asumidas por la mayoría de los miembros. 

                 En otro orden de cosas, debemos agregar la consecuente desconfianza que se produjo hacia el liderazgo de la comunidad, que venía de un modelo más autoritario, promoviendo con fuerza la participación de la Asamblea en la toma de decisiones y acogiendo los deseos de cada individuo por sobre los de la comunidad.  El cambio de mentalidad, respecto al cuestionamiento ejercido en el rol de la autoridad, puede apreciarse por ejemplo en el sistema electoral implementado en esos años por el Vicariato.  A fines del los años ’60 se contemplaba las elecciones de Director y Consejeros al término de cada año fiscal.[13] Entre 1947 a 1967, no estaban previstas elecciones de la Asamblea y los Directores del Vicariato eran designados por la Provincia.  Recién en 1968, aparece el primer Director elegido por la Asamblea del Vicariato. Luego, los Directores del Vicariato entre 1968 a 1982, fueron todos anualmente elegidos por la Asamblea, descartándose periodos mayores a un año.

                   El periodo de duración en la dirección del Vicariato será modificado durante las sucesivas administraciones a contar de 1983, verificándose elecciones cada dos años, hasta 1989.  A partir de este año se modifican los Estatutos del Vicariato y se procede a tener elecciones cada tres años.

                   Regresando al periodo en estudio 1963 - 1972, se promueven Opciones Pastorales que consideran iniciativas y búsquedas personales, y que apuntan a mejorar la situación social, religiosa y de formación de los laicos. Es notable en este sentido el trabajo de promoción humana iniciado a consecuencia del terremoto de 1960 por el Padre Emil Schuwey y William Schenk en Pitrufquén, en el sur de Chile, y profundizado durante toda esa década por la Congregación.  El boletín de la Provincia recoge el relato de esos inicios con el Padre Schenk:

 

                      “La gente del ‘campo’ encuentra difícil en su mayor parte, si no simplemente imposible, venir a las parroquias establecidas. Los medios de transporte, o no existen, o son muy malos, en el mejor de los casos. Y en la estación invernal de lluvias, especialmente, los caminos y los senderos de los cerros son prácticamente intransitables…por lo tanto, se han establecido pequeñas capillas en los distritos del campo de manera que la Misa y los sacramentos queden cerca de ésta gente.  En algunas de estas capillas o centros de misión, es posible decir Misa bastante regularmente; en muchos otros,  el misionero puede ir ahí sólo domingo por medio, en otros, sólo una vez al mes.

 

             A través del programa de las Alabanzas Dominicales se ha estado alentando a la gente a reunirse para las devociones del domingo – “Servicios sin Sacerdote”  – Esos programas de alabanza fueron establecidos en las semanas siguientes a los desastrosos terremotos en el sur de Chile a fines de mayo. Se escogieron líderes laicos y se les instruyó cómo realizar estas instrucciones a la gente para representar al Padre Misionero en estos servicios...

 

                     La gran pobreza de la mayoría de esta gente, empeorada por el daño causado por los terremotos, provoca una gran inquietud social.  Aquí en Chile podría ocurrir una revolución tipo Castro. El gobierno está trabajando muy fuerte para detener la inflación, traer nuevas industrias, crear más trabajos y disminuir el desempleo. Pero la intranquilidad aquí es grande, particularmente, entre los trabajadores, y muchos observadores temen que los mejoramientos puedan llegar demasiado tarde.

 

                     En las áreas rurales, como nuestro pueblo, existe también una gran cantidad de descontento por las tristes condiciones en que se encuentran los pequeños agricultores. Por ejemplo, en invierno, la gran mayoría de los campesinos están completamente aislados a causa de la falta de caminos. Ni siquiera una carreta tirada por bueyes puede llegar a la mayoría de las parcelas durante siete meses al año. De las 800 familias aproximadamente de mi área, sólo cinco tienen electricidad. He visto sólo ocho tractores y menos de media docena de camiones. Casi todo el arado de la tierra se hace con bueyes.

 

                     Sentimos que nuestro trabajo misionero en Pitrufquén debe tomar en cuenta estas cosas. Como resultado, estamos trabajando duro en un programa combinado Religioso-Social-Económico para nuestra parroquia, con la esperanza que de este modo podamos llevar a esta gente más cerca de Dios”.[14]

 

                      Debemos también recordar en el trabajo de formación con los laicos, la labor de renovación iniciada en 1964 por el Padre Leo Herber, en la Parroquia San José de Garín, en Quinta Normal, Santiago.  Este trabajo surge a especial petición del Cardenal Raúl Silva Henríquez, quien implementó un plan piloto para poner en práctica la Misión General de la Arquidiócesis, comenzando por nuestra Parroquia.  Creo que será muy útil leer el informe de este sacerdote, que grafica bastante bien el nuevo estilo de trabajo con los laicos.  Dice el Padre Leo:

 

                    “…El Cardenal afirmó francamente que Chile es un país de misión, no un país católico y que el apostolado católico misionero, debe por lo tanto, ser implementado para satisfacer esa realidad. En Chile aproximadamente el 90% de la gente se dice católica; sin embargo, menos del 10% después de recibir el Bautismo, practica la fe de una manera apreciable. El énfasis mayor de la misión general, entonces, debía concentrarse, no en el 10%, sino en el 90%.

                     Ahora, me gustaría redondear el cuadro de la Misión General, contándoles cómo afectó a nuestra propia parroquia de San José aquí en Santiago.

                     Un rasgo esencial de la nueva misión o cruzada fue establecer pequeños centros cristianos o comunidades en las distintas partes de esta parroquia. Esto, por supuesto, era particularmente vital para el éxito de la misión en San José, extendida a través de distintos tipos de vecindarios y abarcando en total unas 100.000 personas. San José como ustedes ya saben tiene estaciones de misión o capillas en Las Palmeras, Cerro Navia, Vicuña Rosas y el Peumo – todos sectores especiales dentro de los límites de la parroquia. El sector conocido como Población Roosevelt ya ha evolucionado hacia una parroquia separada consagrada a Nuestra Señora de la Preciosa Sangre.

                      Algunos sectores de San José tienen más de veinte años de antigüedad y están muy bien desarrollados; otros son igualmente antiguos, pero no han evolucionado mucho. En algunos sectores más nuevos, las familias viven en ranchos temporales en su sitio asignado, mientras sus casas nuevas se levantan lentamente en la parte delantera de los sitios. En otros sectores modernos, los proyectos habitacionales han sido terminados recientemente y están muy bien equipados con luz, agua y alcantarillado.

 

                      Cada sector forma una unidad separada; cada uno tiene su propio complejo socio-económico. Algunos sectores tienen una población de alrededor de 3.000 personas, mientras que otros contienen hasta 12.000. El sector puede ser pequeño y compacto, o grande y extendido, pero la gente que está dentro, comparte un status social común, una manera común de pensar y actuar.

                      Mucho antes de la Gran Misión, nuestro trabajo parroquial había sido adaptado en alguna medida a las distintas necesidades de cada sector de la parroquia. La casa base, la Iglesia de San José, es una especie de centro nervioso de todo el complejo, aunque su influencia inmediata se irradia en un área estrecha – alrededor de cuatro o cinco cuadras en cada dirección.

                     …Un grupo de hombres jóvenes también ha estado ayudando con el quehacer de la oficina, ayudando a hacer los arreglos para los bautizos, Primeras Comuniones, citas escolares, etc., Esperamos pronto instalar sub-oficinas en toda la parroquia. Estas ayudarán a acortar las distancias entre algunos de los sectores y la oficina central, y serán de mucha ayuda, especialmente, durante el invierno cuando gran parte de las calles están imposibles.

                       Otro grupo de hombres jóvenes ha sido formado para ayudar a guiar la participación de la gente en la liturgia. Ahora alcanzan a 42, son los líderes de las ceremonias tanto en la iglesia central como en las capillas de la misión.

                       Un grupo muy útil e importante que hemos desarrollado son los líderes catequísticos. Por algunos años San José ha tenido ocho líderes catequistas laicos para enseñar Doctrina Cristiana. Ahora estos ocho han dejado de enseñar catecismo y han asumido el trabajo de preparar catequistas. Han organizado dueñas de casas en distintos sectores de la parroquia para que ayuden a preparar a los niños para la Primera Comunión. Cada dueña de casa, toma entre 11 y 13 niños en su casa para una sesión de catecismo una vez a la semana. Los ocho catequistas veteranos ayudan a que comiencen, resuelvan sus problemas y los alientan a seguir. Ahora, después de la Gran Misión, el número de estas dueñas de casa ha subido a 233…

                      Obtener más laicos, cada vez más comprometidos, hacer dialogar a los vecinos, a los carpinteros, a los albañiles, a los choferes de taxis y de buses, a los estudiantes y dueñas de casa, sobre su necesidad de Dios y de Su Iglesia y acerca de la necesidad de ayudar a  Su Iglesia – esas fueron las metas que se pusieron para la Gran Misión. Y cuando la Misión llegó a San José estábamos al menos parcialmente listos para el trabajo que nos esperaba. Teníamos al menos un núcleo de líderes laicos experimentados que ya estaban alerta de los problemas.”.[15]

                    Podemos concluir entonces que a partir de las orientaciones del Concilio, surge un interés u Opción de los miembros del Vicariato más específica por atender no solo las necesidades sacramentales, sino preocuparse por una formación integral de los laicos.  Prueba de esto son los esfuerzos de los sacerdotes en desarrollar una pastoral que contemple la formación de personas en numerosos campos, incluyendo el liderazgo, la creación de comunidades cristianas de base y también el estudio y reflexión de la Biblia tan propiciado por el Concilio (Dei Verbum).  

                    Luego, con el transcurrir de los años, y en otra parte del país, en 1974 la Congregación  asumirá la capilla Cristo Rey de Valdivia, dependiente de la parroquia Preciosa Sangre y en 1975, también en Valdivia, se dará vida a la capilla Santa Inés, dependiente de la parroquia La Merced. Ambas capillas, años más tarde, serán constituidas como parroquias. Estas parroquias son creadas después de las conclusiones entregadas por del Concilio Vaticano II, con desafíos propios de los nuevos tiempos, poniendo en práctica estrategias pastorales renovadas y que merecerían un desarrollo y estudio aparte no incluido en esta reflexión.

5-  LAS OPCIONES PASTORALES  (1973 -1989)

 

                     En 1973 se produce el golpe de Estado como consecuencia de la crisis política y económica de las décadas previas.  Se instaura un gobierno dictatorial de facto cuyas consecuencias no tienen precedente en Chile.  El gobierno democrático, liderado por el Presidente Socialista Salvador Allende, llega a su fin con el golpe de Estado que pone al General Augusto Pinochet a la cabeza de una Junta Militar.  Durante este periodo se suspenden de los derechos civiles y esto se traduce luego en el inicio de una persecución sistemática y represiva del nuevo gobierno, que cobra la vida y produce desaparición política, tortura y el exilio de miles de personas, afectando seriamente la convivencia nacional.  La Iglesia Católica chilena juega durante todo este periodo un papel clave de protección y defensa hacia las personas que son vulneradas en sus derechos humanos.  La Iglesia crea organismos de protección de Derechos Humanos como la Vicaría de la Solidaridad y la figura señera del Cardenal Raúl Silva Henríquez representa un escollo difícil de sortear para el gobierno de turno.[16]

                   El Vicariato, siendo parte de la Iglesia, se inscribe en la promoción y defensa de las personas, siendo partícipe del dolor provocado por la persecución de los organismos de seguridad del régimen a algunos de sus miembros.  Varias de nuestras parroquias se acogen a los programas de ayuda social patrocinados por Caritas, luego se desarrollan estructuras administrativas más complejas, que con la ayuda de recursos extranjeros financian la puesta en ejecución de varias iniciativas de promoción social y organización de personas como: “comprando juntos”, “ollas comunes”, “talleres de capacitación cívica”, “huertos orgánicos”, por nombrar sólo algunas.  El gobierno dictatorial termina en 1989, con la derrota en las urnas de Augusto Pinochet. 

                    Fruto de la reflexión de este tiempo, dan cuenta las Opciones Pastorales del Vicariato, redactadas en 1989 y que recogen tanto la práctica y reflexión de los años anteriores en reuniones y asambleas de la comunidad, como también el aporte de las conclusiones del Documento de Puebla.  Las Opciones Pastorales de este periodo están señaladas en la “Declaración de Principios de la Misión del Vicariato Chileno” a saber:

“DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS DE LA MISIÓN DEL VICARIATO CHILENO

HISTORIA

                   Respondiendo a un llamado de la Iglesia y guiados por el Espíritu, los primeros miembros de la CPPS llegaron a Chile en el año 1947.  Desde entonces, la comunidad ha colaborado directa y fielmente con la iglesia local en la realización de su misión, dando, desde sus inicios un marcado énfasis en acompañar a los más necesitados y marginados, especialmente en la pastoral parroquial y educacional, así en las grandes poblaciones urbanas como en las comunidades rurales.

 

PRINCIPIOS

                   Nuestra tarea es evangelizar desde la espiritualidad de la Preciosa Sangre de Cristo, en el espíritu misionero de San Gaspar, siendo sensibles al llamado de la iglesia chilena: “que el Señor nos llama a hacer una opción radical y profunda por El como el Dios de la vida” (Orientaciones Pastorales N° 61).

                   Realizamos esta tarea de evangelización en tres líneas directrices, que deben estar presentes en todo nuestro quehacer pastoral; dando cinco prioridades concretas.

LINEAS DIRECTRICES

                   Las líneas directrices que nos motivan son:

            1-   El valor de la Sangre: descubriendo el valor de la Sangre que va dando vida en nuestra historia, es fuerza de reconciliación, transformación y liberación.

              2-   El Vínculo de la Caridad: que nos exige ser signo de unidad en la vida comunitaria y en el trabajo pastoral.

              3-   La misión: partiendo de nuestra realidad queremos redescubrir como vicariato el Carisma misionero de San Gaspar.  

    Conociendo y asumiendo la cultura, creando conciencia de la identidad del Pueblo de Dios, abriendo nuevos caminos de Evangelización, colaborando en estas experiencias con la Iglesia local, descubriendo juntos las causas de la deshumanización del hombre y anunciando juntos la fuerza del amor.

PRIORIDADES

    a)    Daremos prioridad en el trabajo pastoral en:

1-   La opción por los pobres y oprimidos: predicando y formando desde la dignidad del hombre, reconociendo el valor y los valores del pobre, y encauzando apostolados en esta opción preferencial.

2-   La solidaridad: buscando ser signos de una solidaridad que parte de nuestra vivencia para que con el pueblo seamos sujetos de nuestra liberación.

3-   La formación: promoviendo y compartiendo con las personas su formación integral.

    b)    Daremos prioridad en la vida de comunidad en:

1-   La vocación: por una preocupación constante en la promoción de vocaciones para la CPPS.

2-   La Formación: permitiendo al formando un recorrido de fe en comunidad para el crecimiento en el compromiso de su seguimiento radical d Jesús dentro de nuestras opciones como CPPS; y buscando una formación integral y permanente de todos los miembros.

                        Al final, hacemos todo esto, viviendo en actitud de peregrino en nuestras opciones y proyecciones, con una apertura a los signos de los tiempos”.[17]

6-  LAS OPCIONES PASTORALES  (1990 -2000)

 

                  Este periodo en la historia del Vicariato Chileno está dentro del contexto marcado por el retorno a la vida democrática de la nación.  El proceso de recuperación cívica se lleva a cabo de forma paulatina y no se verifica de inmediato, por el solo hecho de haber elegido democráticamente a un nuevo presidente.  Patricio Aylwin, demócrata cristiano y elegido presidente por una amplia mayoría  ciudadana, debe enfrentar el desafío de tener que gobernar en una “democracia protegida”  Esto se explicitó por ejemplo entre otras cosas, con la presencia de Pinochet como Comandante en Jefe del Ejército y senador vitalicio durante los primeros ocho años de gobierno democrático, cargo que junto a otros senadores designados por el régimen saliente, mantuvo virtualmente las manos atadas de los sucesivos presidentes.  Hubo amenazas de un nuevo golpe de Estado por ejemplo, al iniciar investigaciones que sometían a proceso judicial a miembros de las Fuerzas Armadas y de Orden que estaban relacionados con hechos de violaciones a los Derechos Humanos o también, en relación a acusaciones de malversación de fondos por familiares vinculados a Pinochet.

                    La Iglesia por su parte, en este periodo pierde protagonismo socio-político, al activarse las instituciones democráticas del Estado, esto provoca además un cambio en la orientación de los recursos económicos principalmente del extranjero, sobre los cuales la Iglesia disponía para realizar su obra de protección, promoción humana y solidaria.  Se produce un éxodo de personas hacia el ámbito civil, que ahora acoge en forma normal las inquietudes propias de la vida en democracia.

                   El Vicariato durante este periodo no está exento de conflictos y tensiones, que lo llevan a revisar su accionar y a formular las siguientes Opciones Pastorales.[18]

1-      Agrupación del personal apostólico: procurar que la vida comunitaria se fortalezca con la presencia de al menos dos miembros por cada apostolado.

2-      Reconstrucción de la Vida Comunitaria: desarrollar una vida comunitaria más sana, en donde se pueda recuperar la confianza entre los miembros.

3-      Rescate de nuestra Espiritualidad: continuar con la realización de Jornadas de Formación en la Espiritualidad de la Preciosa Sangre.

 

7-  LAS OPCIONES PASTORALES  (2000 -2008)

              El Vicariato es asistido durante este periodo por miembros de otras Provincias, Vicariatos y Misiones (Polonia, Tanzania México, Guatemala e Italia).  El valor agregado del carácter internacional del Vicariato es un elemento que viene a enriquecer la reflexión, abriendo nuevas interrogantes y desafíos al ministerio de los miembros y seminaristas en Chile.

 

              En este periodo el Vicariato comienza a retomar un estudio que permite diseñar lo que se denomina entonces un “plan global” de acción pastoral del Vicariato.[19] Este “plan global” se cristaliza en una proyección pastoral común, que se define luego al inicio de la última administración, en un objetivo transversal que resume las orientaciones para el Vicariato en los próximos años:

                “Renovarnos y reconciliarnos desde la Espiritualidad de la Preciosa Sangre, en el Carisma de San Gaspar y el Vínculo de la Caridad, para formar una comunidad misionera y servidora; y así evangelizar a nuestra sociedad, anunciando el valor de la Sangre Redentora, celebrada y ofrecida en la Eucaristía, y abriendo nuevos caminos de esperanza.”[20]    

       

8-  CONCLUSIÓN 

                  Como ha quedado demostrado, las “Opciones Pastorales del Vicariato Chileno, 1947 – 2008”, van en consonancia con la influencia que ejercen los desafíos de cada periodo histórico.  Esto sitúa el accionar de los Misioneros de la Preciosa Sangre, en sintonía con las preocupaciones tanto de la Iglesia como de la sociedad.  San Gaspar del Búfalo al fundar la comunidad, tuvo la intención de lograr que ésta fuera una instancia de renovación para el clero y la sociedad de su tiempo.  El hecho que como Vicariato nos preocupemos por establecer y hacer explícitas cada cierto tiempo “Opciones Pastorales”, ha permitido que seamos una comunidad viva, que se deja interpelar por los signos de los tiempos e intenta buscar y vivir los valores del Reino.

                                                             Padre Antonio Baus Bou, CPPS

                                                            Misionero de la Preciosa Sangre

                                                         Santiago de Chile, Septiembre, 2009 

9-   BIBLIOGRAFÍA (en orden de aparición en el texto)

 

KNAPKE, Paul; “Historia de la Provincia Norteamericana de la Congregación de la Preciosa Sangre”, Volumen I, Orígenes en Europa, The Messenger Press, Carthagena, Ohio, 1958 (traducción, Santiago de Chile 1999)

HURTADO, Alberto; Correspondencia con el Padre Joseph Marling, CPPS, Archivo de la Provincia de Cincinnati, Dayton, Ohio, Estados Unidos, 31 de Octubre de 1945

MARLING, Joseph; Correspondencia con el Padre Alberto Hurtado, Archivo de la Provincia de Cincinnati, Dayton, Ohio, Estados Unidos, 15 de Noviembre de 1945

KOSTIK, John; “Diario de un Misionero”, Santiago de Chile, 1993, (traducción: Antonio Baus)

FEY, George; “Diario del Padre George K. Fey, CPPS, 1947 – 1952, Los inicios de la Misión en Chile, Riachuelo y Pitrufquén”, Santiago de Chile 1995, (traducción: Antonio Baus)

BAUS, Antonio; “Crónicas de la Misión en Chile”, 1946 – 1962, Santiago de Chile, Junio de 2006

CONWAY, Robert; “Historia del Vicariato Chileno de los Padres de la Preciosa Sangre, 1947 - 1972”, Michigan, Estados Unidos, 1980 (traducción, Santiago de Chile, 1984)

DOCUMENTOS DEL VATICANO II; BAC, Madrid, España, 1985

THE GASPARIAN; Vol.23, Nº9, diciembre 22, 1960, (traducido en: Baus, Antonio, “La Misión en Chile”, pp. 441 – 444, Santiago de Chile, 2000).

ARCHIVO DEL VICARIATO CHILENO; “Elenco de Directores del Vicariato Chileno 1947 – 2008” 

PRECIOUS BLOOD MESSENGER; abril, 1961, Vol.II y Vol.III (traducido en: Baus, Antonio, “La Misión en Chile”, pp. 448 – 452; 566 – 573, Santiago de Chile, 2000).

HUNEEUS, Carlos; “El régimen de Pinochet”, Editorial Sudamericana, 3ª Edición, Santiago de Chile, 2005).

PERFIL DEL MISIONERO CPPS, PROYECTO FORMATIVO; Declaración de Principios de la Misión del Vicariato Chileno, Santiago de Chile, 1989

ACTAS DE LAS ASAMBLEAS; Archivo del Vicariato Chileno; BAUS, Antonio; Mensaje del Director a los miembros del Vicariato Chileno, Asamblea Anual, Villarrica, 13 – 17 marzo, 2000; Asamblea del Vicariato Chileno, 24 – 27 de enero 2005; Asamblea del Vicariato Chileno, 26 de enero, 2006

[1] Knapke, Paul; “Historia de la Provincia Norteamericana de la Congregación de la Preciosa Sangre”, Capítulo IX, pp. 140-156.

 

[2] Hurtado, Alberto; Correspondencia con el Padre Joseph Marling, CPPS, Archivo de la Provincia de Cincinnati, Dayton, Ohio, Estados Unidos, 31 de Octubre de 1945

[3] Ibid.

[4] Baus, Antonio; “Crónicas de la Misión en Chile”, 1946 – 1962, Crónica del Padre Joseph Marling, CPPS, Primer viaje exploratorio a Sudamérica, pp. 5 - 49.

[5] Op. cit., Crónica del Padre Paul Buehler, CPPS, pp. 71 – 126. 

[6] Cfr. Knapke, Paul, Op. cit.

[7] Cfr. op. cit. pp. 261 – 263.

[8] Baus, Antonio, “Crónicas de la Misión en Chile, 1946- 1962”, Crónica del Padre Paul Buehler pp. 77-78.

[9] Op.cit., pp. 85-86.

[10] Cfr. Kostik, John “Diario de un Misionero” y Fey, George, “Los inicios de la Misión en Chile, Riachuelo y Pitrufquén, 1947 – 1952”.

[11] Conway, Robert, op.cit., Apéndice C. 

[12] The Gasparian, Vol.23, Nº9, diciembre 22, 1960, pp. 77-78; también se encuentra traducido en: Baus, Antonio, “La Misión en Chile”, pp. 441 - 444.

[13] Cfr. Archivo del Vicariato Chileno, “Elenco de Directores del Vicariato Chileno 1947 – 2008”.

[14] Precious Blood Messenger, abril, 1961, pp. 113 - 117, Vol.II; también se encuentra traducido en: Baus, Antonio, “La Misión en Chile”, pp. 448 - 452.

[15] Precious Blood Messenger, septiembre, 1964, pp. 268 - 276, Vol.III; también se encuentra en Baus, Antonio, “La Misión en Chile”, pp. 566 – 573.

[16] Huneeus, Carlos; “El régimen de Pinochet”, p. 638.

[17] Declaración de Principios de la Misión del Vicariato Chileno, “Perfil del Misionero CPPS, Proyecto Formativo”, 1989.

[18] Cfr. Mensaje del Director a los miembros del Vicariato Chileno, Asamblea Anual, Villarrica, 13 – 17 Marzo, 2000.

[19]  Cfr. Asamblea del Vicariato, 24 – 27 de Enero 2005. 

[20]  Cfr. Asamblea del Vicariato Chileno, Objetivo transversal, 26 de Enero, 2006.