CHILE VERSUS ESTADOS UNIDOS
Por
PAUL AUMEN, C.PP.S.
Sus grandes diferencias:
Deseo de Hacer Cosas
Expresión de las Emociones
Uso del Tiempo
Lazos Familiares
Cuando un misionero estadounidense responde al llamado del trabajo en Chile, se enfrenta a dos problemas: Debe ver a su nuevo pueblo como es. Debe verse a sí mismo y a su país como lo ven ellos. Se pueden evitar grandes desilusiones si conoce sus antecedentes culturales, sus defectos tradicionales. Al mismo tiempo, debe estar consciente de su propia cultura y modo de vida. Sólo porque viene del país más rico y más poderoso en el mundo, no significa que automáticamente tiene todas las respuestas a sus problemas Sólo a través del estudio y contactos puede un nuevo misionero ser efectivo y exitoso en su trabajo.
Un grupo de sicólogos y sociólogos de la Universidad de Berkeley, California, hizo un estudio el año pasado sobre el desarrollo económico y social de Chile. Hicieron una lista de algunos hallazgos aterrizados. Además se dedicaron a enumerar las diferencias entre latinoamericanos y norteamericanos para una mejor comprensión entre las dos naciones. Lo siguiente es un ejemplo: “Los chilenos están inmersos en una estructura social completamente a su gusto, hasta el punto en que nadie es responsable por el futuro de cualquier cosa que se emprenda. Desde el campesino que pide prestada una yunta de bueyes para arar, al estudiante universitario que copia su tarea, al industrial que nunca decide un cambio en su industria o negocio sin consultarlo con sus amigos – todos evaden la responsabilidad de tomar decisiones importantes. Si las cosas no salen bien, sólo se llevan parte de la culpa y su conciencia queda tranquila.”
¿Qué posibilidades descubrieron los sicólogos en su búsqueda de un elemento humano y dinámico en Chile? De acuerdo a su análisis, la búsqueda retrató una falta general de compromiso. Y esto porque Chile es una sociedad que no usa la vida al máximo; mantiene una actitud pasiva que posee características difíciles de cambiar. Son un pueblo que no pelea por dirigir el mundo sino simplemente por ajustarse a él.
LA ACTITUD FATALISTA
La idea del fatalismo es una de las actitudes más características del chileno, del latinoamericano, de los españoles. Todo lo que sucede es producido por factores sobrenaturales o razones fuera del control personal. Las cosas que suceden son inevitables. Si no tenemos éxito se debe a la mala suerte o al destino inevitable. Un latinoamericano no se sentiría tan culpable como un norteamericano en el mismo caso. Cada vez que alguien fracasa, la culpa rara vez se le atribuye a la persona, sino que se piensa que es el resultado de alguna causa misteriosa.
Por otra parte, los desastres naturales, tales como los temblores, producen una resignación pasiva en vez de un deseo de superar los obstáculos. Chile todavía no ha superado los efectos del terremoto de 1960. Los norteamericanos habrían reconstruido el área en seis meses. Es esta actitud fatalista que le impedirá siempre a los países latinoamericanos alcanzar el desarrollo económico de los EE.UU.
TEMPERAMENTO LATINO
Otro aspecto de gran importancia es la expresión de las emociones. Un latino cree que para estar vivo debe tener sentimientos fuertes. Cuando uno tiene sentimientos fuertes, debe expresarlos y expresarlos violentamente. Un norteamericano por otra parte, considera las emociones como un estorbo en la realización de su deber; el trabajador ideal es el que deja de lado sus emociones y hace su trabajo con pocos sentimientos. Sin embargo hay una gran contradicción en el temperamento latino. En la superficie es un perfecto caballero. Se toca el sombrero y es extremadamente amable con las mujeres y los niños. Pero sin embargo, sin pensarlo, tiene una gran falta de consideración por los demás. Estaciona su auto en una calle muy transitada, o habla con los amigos en el medio de una vereda angosta, forzando a los demás a desviarse, bajándose a la calle.
Esta desconsideración se extiende hasta el trabajo. Nunca se le ocurre que al no cumplir con un compromiso o atenerse a un contrato con otros, tendrá serias dificultades. “Vuelva en quince días” le dirá una autoridad oficial a un director de escuela, cuando recibe un importante certificado del colegio que necesita aprobación del gobierno. El director no se sorprenderá demasiado si vuelve al cabo de quince días y sabe que el papel está donde mismo lo dejó.
MAÑANA
Quizás la diferencia más representativa entre el modo de vida de los latinoamericanos y la gente de los Estados Unidos es el concepto diferente que tienen del tiempo. El tiempo para las personas dinámicas, que están constantemente ocupadas, pasa muy rápido; generalmente, esta gente siente que nunca tienen tiempo suficiente en el día para hacer su trabajo. En estas personas se pueden encontrar las siguientes características que componen su personalidad:
1.- Les molesta que sus relojes no estén a la hora.
2.- Se sienten culpables si llegan atrasados.
3.- Se sienten apremiados si pierden tiempo o lo gastan inútilmente.
Los latinoamericanos sienten que una persona que se preocupa por esas nimiedades ¡es un desequilibrado! Posiblemente si se consultara a un sicólogo chileno, diagnosticaría que la persona sufre de una neurosis obsesiva. Las personas que son verdaderamente dinámicas son consideradas anormales en la sociedad latinoamericana y se ven forzados a ocultar su impaciencia frente a la impuntualidad y falta de sentido práctico; de otro modo corren el riesgo de ser considerados intolerantes, rígidos y lo que es más importante para los chilenos, perderán la estima de sus amigos.
“CHAQUETEO” Y “COMPADRAZGO”
“El chaqueteo” significa literalmente colgarse de la chaqueta de un amigo que está más alto en la escala social. Los norteamericanos usan la expresión “Having a pull” Los chilenos usan una similar “sacar una tajada”. Los latinoamericanos en general no pueden aceptar el éxito de los demás. Sin embargo ellos mismos a la primera oportunidad hacen uso de los demás para salir adelante. No corren por poder propio, sino con el combustible producido por aquel al que pueden convencer que los ayude. Sueñan con el día cuando por alguna manipulación se puedan sentar detrás de un escritorio público con una camisa blanca, aunque ese trabajo signifique no hacer nada.
La familia corriente en los Estados Unidos es una unidad completa cuando está compuesta de padres e hijos. En Chile la familia siempre incluye a los abuelos, tíos, tías, sobrinos, primos y amigos. Los norteamericanos esperan poca ayuda de sus parientes y salen por sí solos adelante. Los chilenos usan el “compadrezgo” (compadrazgo). Confían infaliblemente en su familia, sus parientes y amigos. Cuando alguien de la familia se casa, la mayor parte del tiempo la pareja joven vive con uno de los padres. Rara vez va un joven en contra de los consejos de su familia. Para él todo el árbol familiar es una institución con la que está comprometido.
En esta sociedad para el chileno dinámico es imposible realizar su personalidad. Se desanima por el temor al fracaso o la desaprobación de sus conocidos. Los norteamericanos dan gran importancia al progreso científico, al desarrollo tecnológico, a las comodidades y a la riqueza en general. Los chilenos no consideran esto lo más importante en la vida. Miran a los norteamericanos como robots que viven sin pasión ni alma. Que tienen personalidades frías, que son poco genuinos, excesivamente materialistas y no conectados con la vida real. Por estas razones, ellos no se sienten de ninguna manera inferiores a los norteamericanos.
La mayor parte de la conversación entre los norteamericanos se refiere de alguna manera al “dólar todopoderoso”. A causa de su vida altamente comercial e industrial los chilenos consideran que viven atados a sus máquinas y que tienen poco tiempo para gozar de la vida, como debe vivirse. Los norteamericanos terminan una fiesta a las 11:00 o 12:00 de la noche, para poder ir al trabajo al día siguiente. Las fiestas chilenas continúan toda la noche hasta las seis de la mañana. No les molesta si no llegan a trabajar. ¡La vida para ellos es una canción! A sus ojos, la vida de los norteamericanos es muy dura. Aunque a muchos de ellos les gustaría la riqueza y las comodidades de los norteamericanos, prefieren la vida de Chile.
Un misionero tiene que tener estas cosas en mente cuando pise el suelo chileno. Si es joven y adaptable, se adaptará a su cultura y costumbres y al mismo tiempo ofrecerá a los chilenos algo del valor de su propio país. Si es rígido irremediablemente norteamericano, se sentirá perdido e infeliz en su nuevo país.
(Precious Blood Messenger, noviembre, 1967, págs.333-334-335-336, Vol.III)