Un Jeep, muy traqueteado y antiguo y una Casa-Capilla rodante hechiza, e igualmente gastada, puede que tengan algún día un lugar prominente en algún futuro museo de la vida misionera en el sur de Chile. Porque fue aproximadamente, hace nueve años, que el nuevo asistente misionero – el Jeep - apareció en los distritos rurales, con el considerable asombro y excitación, de la gente acostumbrada por mucho tiempo sólo al caballo o a una carreta de bueyes como único medio de transporte. Y entonces, un día, pocos años más tarde, el misionero C.PP.S. llegó a la escena del ‘campo’ con una nueva creación –su propia casa y capilla rodantes. ¡Esos asombrosos padres norteamericanos! Llevan la casa y la iglesia junto con ellos. En los años que siguieron a esas primeras apariciones, el Padre y su Jeep – y su capilla rodante en el verano – se hicieron familiares y una parte aceptada de la vida en los cerros y valles del sur de Chile. Y a través de esos mismos años, esa casa rodante ha llegado a significar una buena alternativa para varios de los padres misioneros.
Al principio era sólo una idea de ellos, una mera posibilidad. Pero luego el ‘sueño’ comenzó a tomar forma en una serie de bosquejos que cristalizaron finalmente en un cuidadoso y detallado plano. De la tabla de dibujo, el proyecto ‘hágalo usted mismo’ saltó rápidamente al taller mecánico, y poco después, salió a las pistas para una prueba. ¡Funcionó! La mejor Capilla rodante de Chile estaba lista para los caminos misioneros.
A menudo la recién llegada requirió un ‘cuidado’ especial para llegar a algunas de las misiones más lejanas, pero de alguna manera las hizo todas. Arrastrada por el Jeep, probó ser una casa de verano que saltaba y brincaba, pero muy útil para un par de misioneros en busca de almas por el ‘campo’. Los lectores regulares de estas páginas misioneras recordarán varios relatos de interesantes incidentes misioneros en los cuales la casa rodante tuvo un papel prominente
La capilla rodante ha tenido una vida plena en estos pocos años – también llenos de esfuerzo y tensión, por los hoyos, los caminos de barro, los saltos, los arroyos pedregosos y las subidas empinadas. Está cansada, gastada y vieja. Por lo tanto, ahora se están haciendo planes para la compra de una casa rodante resistente, moderna, aquí en los EE.UU. Ya sea que estos planes se materialicen o no, dependerá en gran medida de las autoridades de Aduana de Chile. Pero si se concede el permiso de entrada y los derechos no son muy altos, el próximo verano chileno traerá una nueva Capilla rodante y más actividad misionera para el ‘campo’ (Precious Blood Messenger, septiembre, 1958, págs. 273-274-275-276, Vol.II).